Thursday, July 28, 2011 | Por Gladys Linares
LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) – A pesar de que Cuba es una
isla, hace años que los cubanos comemos poco pescado; y no es sólo por
lo difícil que se hace conseguirlo.
Además de caros, los productos que vende en la cadena de venta libre
Mercomar, no son agradables al paladar. Entre las propuestas de estas
pescaderías está la "masa para croquetas de tenca", con verdadero sabor
a tierra. Lo mismo sucede con el picadillo del mismo pescado. A veces,
como oferta especial, venden pulpa de langosta, al astronómico precio de
34 pesos el kilogramo.
En la década del ochenta, cuando abrieron por toda la ciudad unas
pescaderías pre fabricadas (contenedores adaptados) importadas de
Argentina, se pensó que lo mejor del mar estaría incluido en nuestro
menú. Pero el sueño duró lo que el clásico merengue a la puerta del
colegio. A duras penas las surtían, y no les daban ningún tipo de
mantenimiento. Las neveras, las vidrieras de exhibición, y los sistemas
de aire acondicionado, se descompusieron en un dos por tres y hoy las
pocas que quedan en pie son un desagradable amasijo de hierros oxidados,
donde quizás se puede conseguir huevos por la libreta de racionamiento o
alguna que otra vianda, cuando aparecen.
Mario, un viejo pescador aficionado, me dijo: "Soy de Caibarién, y allá
comíamos mucho pescado. Por eso, cuando empezó a faltar me hice de mis
avíos y salí a pescar. Al principio iba con un amigo que tenía un
botecito, pero en una ocasión nos pescó la policía a nosotros y nos
confiscó el bote y los avíos de pesca, además de que le impusieron una
multa al amigo. Aquí hasta pescar es un delito".
El otro día, en la pescadería de la Virgen del Camino, mientras esperaba
el camión que traía el pescado, un hombre comentó que quería comprar
carnada para irse de pesca con su hijo. "Somos corcheros –dijo-, así nos
dicen a los que salimos a pescar sin permiso. Es un riesgo, hago lo que
sea por comerme un buen pescado. Por estos días corre el pargo
sanjuanero, y con paciencia siempre alguno cae".
Hace algunos años vendían pescado por la libreta de racionamiento.
Ahora, como no hay, sustituyen una libra de pescado por media de pollo.
Los cubanos, con el habitual sentido del humor que nos ha permitido
sobrevivir, nos avisamos unos a otros cuando llega el pollo, gritando a
voz en cuello: "¡Llegó el pescado de corral".
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