29 de octubre de 2015

El error de ir a un hotel en un cayo

El error de ir a un hotel en un cayo
Yanelis asegura que el año que viene vuelve para el mismo cayo a
conseguir una privilegiada manilla
jueves, octubre 29, 2015 | Iris Lourdes Gómez García

LA HABANA, Cuba.- Yanelis comenzó a trabajar en 1985, a la tierna edad
de 17 años. Con los 100 pesos que ganaba su madre en aquella época no
podían mantenerse sus dos hermanas y ella, por lo que empezó a trabajar.
Pronto conocería a un hombre con el que tendría una relación y la
embarazaría, pero al no funcionar la cosa se casó con otro al cumplir la
niña un año de vida. Con este hombre lleva ya 25 años de matrimonio.

Durante treinta años de trabajo fueron muchas las cosas que tuvo que
pasar. Desde las marchas al sol el 1ro de mayo, los recibimientos en
aeropuertos a presidentes de otros países, trabajos voluntarios los
domingos, hasta el hecho de trabajar con escaseces de todo tipo de
recursos, utilizando en máquinas de escribir hojas usadas por un lado y
tan viejas que estaban amarillas ya. Por si acaso, Yanelis se lavaba las
manos a cada rato para evitar la leptospirosis.

Los años 90 fueron los más duros en ese trabajo, como en todo el resto
del país. Durante ese "período especial" traían el almuerzo de un centro
de elaboración y venía el arroz ya en proceso de descomposición. Los
frijoles los enviaban aguados y quemados y así y todo muchos hacían
colas para repetir. La mayoría de las veces al terminarse la jornada
laboral había que volver para la casa a pie sin importar lo lejos que se
viviera y cuando el dólar se puso a 150 pesos, todo esto se hacía
sabiendo que al final de mes se iba a cobrar menos de dos dólares por un
mes de sacrificios.

Pasaron los años. La hija de Yanelis se independizó, el esposo de más de
veinte años empezó a trabajar en el turismo y comenzaron a desahogarse
un poco económicamente. Durante varios años su minúscula casa la
acondicionaron con azulejos, pisos y equipos electrodomésticos nuevos.
Después fueron mejorando su guardarropa, todo de la casa y eventualmente
consideraron que había llegado el momento de saltar a un próximo nivel:
pasar tres días en un hotel "todo incluido" en Varadero.

Al pasar dos años más, ya con menos necesidades que satisfacer, pudieron
ahorrar un poquito más y se fueron tres días para un cayo, en un hotel
cinco estrellas. Fue ahí donde empezaron las grandes dificultades para
Yanelis.

A la semana de volver del cayo llegó un anónimo al trabajo que decía que
ella se vestía y paseaba con dinero malversado del Estado. Se exigía una
auditoría de su trabajo y que la botaran, so pena de llevar la queja al
Consejo de Estado. Aunque por su contenido de trabajo tal malversación
era imposible, sus superiores se pusieron nerviosos y comenzaron una
investigación entre sus compañeros de trabajo.

Al cabo del tiempo la llamaron para comentarle el resultado de la
investigación: nadie tenía quejas de su trabajo, ni los de adentro ni
los de afuera, no había pruebas de que hubiera robado o malversado
absolutamente nada, pero sus compañeros se quejaban de que ella se
vestía con carteras y zapatos que hacían juego, que para almorzar a
veces traía carne y cuando se rompía la guagua del trabajo se iba en un
taxi colectivo para la casa. Muchos compañeros se quejaron del volumen
de su voz y de su risa.

No interesaron los treinta años de buen trabajo que realizó Yanelis, las
buenas opiniones diarias que daba el público sobre su trabajo, lo bien
que se sentían atendidos –como excepción- en su empresa a pesar de ser
un centro estatal. No interesaron las veces que vino a trabajar con
fiebre por cumplir con un cliente que ya había citado, ni que fuera la
primera en llegar y la última en irse.

Se le sugirió que abandonara ese trabajo. Solo que Yanelis no va a
perder esa guerra sin pelear. Y asegura que el año que viene vuelve para
el mismo cayo a conseguir una privilegiada manilla dorada de hotel
aunque los envidiosos le escriban a Raúl Castro. Esto cuando logre
reponerse de conocer la verdadera naturaleza del trabajo en Cuba, donde
más vale la opinión subjetiva de personas envidiosas que el conocimiento
o el rendimiento laboral. En definitiva de lo único que han podido
acusarla es de que ella, por el nivel de vida que ha alcanzado, "cae mal".

Source: El error de ir a un hotel en un cayo | Cubanet -
https://www.cubanet.org/mas-noticias/el-error-de-ir-a-un-hotel-en-un-cayo/

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