"¡Si las disqueras no estuvieran dominadas por la burocracia!"
El músico William Vivanco habla de su formación en Santiago de Cuba, sus 
proyectos y las dificultades de la producción en la Isla.
LUZ ESCOBAR, La Habana | Abril 29, 2015
En poco tiempo, William Vivanco llevará más años viviendo en la Habana 
que en su natal Santiago de Cuba. Sin embargo, todavía le llama "guineo" 
al plátano fruta y "zapote" al mamey. Músico y a veces pintor, este 
hombre versátil ha conversado en una cafetería del Vedado con 14ymedio 
sobre su carrera musical, los retos para el futuro y los enrevesados 
caminos de la producción disquera en la Isla.
Pregunta. Hace poco participó en el Festival de la Trova Pepe Sánchez en 
Santiago de Cuba. ¿Cuánto espacio tuvo en el evento la nueva generación 
de trovadores?
Respuesta. Jóvenes trovadores había como cuatro o cinco, que andaban en 
su onda rodando de un lado a otro. Nadie los va a ayudar, tienen que 
imponerse, meter el cuerpo, el alma, la guitarra y todo el talento. 
Santiago es una ciudad que no es para jugar, ahí se guardan las 
tradiciones, las raíces, el lado auténtico de este país. Si no eres 
realmente poderoso en tu música, no te aplauden. En La Habana aplauden a 
cualquiera.
Todo músico, todo artista, debería ir a pasarse un semestre allá en esa 
tierra, porque el misticismo de este país está en Santiago y por suerte 
no muere nunca. Paul McCartney estuvo solo una tarde en Cuba. ¿Dónde? En 
Santiago. Se bajó de su avión y fue a la casa de la trova, donde compró 
40 discos de música tradicional. Almorzó en el Morro, se fue y más nunca 
ha regresado. No pasó por La Habana, pero estuvo en Cuba.
P. Acaba de volver de unas presentaciones en Miami junto a Robertico 
Carcasses. ¿Qué le pareció esa ciudad?
R. En el municipio especial de Miami, municipio cabecera de Cuba, el 
ambiente es muy bueno. Miami es Cuba, somos los mismos cubanos de aquí 
pero allá con recursos, con queso parmesano y aceite de oliva. Lo único 
que quieren los cubanos que viven allá es ayudarnos a nosotros aquí. 
Cuba está en Miami y Miami está en Cuba. Las broncas que hay en esta 
relación se dan a nivel político. Pero el cubano normalmente no tiene 
ningún problema, los políticos son los que se enredan. Por otro lado, la 
música cubana cada vez se escucha y se entiende más en Miami.
P. ¿Qué música escuchó en Miami?
R. Cuando me querían impresionar me ponían al Septeto Santiaguero, a la 
Familia Valera Miranda o a la Estudiantina Invasora. Claro, ellos allá 
se meten en Internet e investigan de dónde venimos musicalmente. Benny 
Moré viene de Pérez Prado y, ¿de dónde viene Pérez Prado? De las  jazz 
bands  americanas y esas a su vez provienen de la zona del río 
Mississippi y de más para atrás, del country, del soul, del ragtime . Al 
escuchar eso te das cuenta de que tenemos una conexión tan grande que es 
solo una cuestión de resolver la excentricidad de los políticos y los 
rollos que tienen ellos armados. Cada día estamos más conectados. 
Después que Robertico Carcasses dijo aquí en la tribuna antiimperialista 
que quería elegir a su propio presidente y después de que Francis del 
Río dijo "que liberen a los cinco" en un programa de televisión en 
Miami, poco a poco iremos más allá de todo eso. Ya perdonaron a Francis 
en Miami, porque es que uno en verdad no está para nada de eso.
P. ¿Cómo ha evolucionado su carrera musical?
R. Empecé a los 17 años cantando en el Coro Madrigalista de Santiago de 
Cuba, donde recibí la educación vocal; al mismo tiempo tocaba por 
propina en los hoteles para buscarme unos dólares. Evolucionar es 
inevitable y es lo más lindo de la vida. Tuve la suerte de nacer en 
Santiago de Cuba y disfrutar de los viejos trovadores en vivo sin pagar 
un peso, el arte estaba regalado. Vi a Compay Segundo y a Elíades Ochoa 
de primera mano. No tuve que esperar que viniera Ry Cooder a legitimar 
todo eso para escucharlo. Eso me sirvió para encontrar mi camino.
Trabajé recientemente con el Teatro de las Estaciones en Cuentos de amor 
en un barrio barroco, que es una obra de teatro musical con títeres y 
músicos en vivo. La gente no sabe lo tímido que soy, y esa obra me dio 
un conocimiento del dominio escénico que no tenía. Ahora siento que soy 
mejor interpretando. En estos momentos trabajo con José María Vitier y 
el coro Exaudi, María Felicia, la Orquesta Sinfónica en la Misa Cubana. 
Me gusta porque veo que Vitier tiene esa intención picaresca, esa 
guaracha de insertar a Cuba en su sabrosura, su religión. Además me 
siento como en casa, en familia. Creo que es algo que voy a disfrutar 
mucho. Lo preparamos para la inauguración de las Romerías de Mayo.
P. ¿Aplatanado en La Habana o sigue extrañando su tierra?
R. Había un socio que me decía que no estaba preparado para La Habana. 
"Allí hay unos tipos que son unos salvajes, que están mezclando la trova 
con el rock and roll ", me advertía. Así que me quedé en Santiago, me 
puse a leer y estudié nuestras raíces. Luego llegué a la capital y aquí 
toda mi generación estaba insertada en el movimiento de La Rosa y la 
Espina , también se había ido la generación de Habana Oculta, con lo 
cual quedamos nosotros, que todavía no estábamos formados, y también 
quedó un vacío. En ese entorno traté de hacerme mi propio camino.
La supervivencia en esta ciudad me ha tomado tiempo. Pagar los 
alquileres, trabajar solo para sufragar un techo y reunir el dinero para 
poder, por fin, comprarme una casa... Eso me ha costado más que 
cualquier cosa. ¡Si hubiera dedicado todo ese tiempo a componer o, por 
lo menos, a leer más libros...! En un momento me vi en La Habana, 
famoso, sí, pero sin un centavo, y no tenía ni siquiera donde dormir. Me 
botaban de los alquileres. Ahora soy independiente y tengo mi casita, 
aunque no me he aplatanado.
P. ¿Cómo vive el conflicto entre componer para el mercado o hacer la 
música que le interesa?
R. Conflictos tengo algunos, pero en realidad lo que tengo más son 
encabronamientos porque las cosas no me salen. No tengo ningún dilema, 
todo llega en su momento y lleva su tiempo de elaboración. Lo que sí 
siempre he tenido claro es que las modas vienen y van y desorganizan un 
poco los asuntos. En particular, no tengo nada en contra de ningún 
reguetonero , ellos han formado el lío que hacía falta formar ahora 
mismo. Aunque el mensaje poético está un poco perdido, el ritmo es 
fantástico.
P. ¿Sus referentes musicales?
R. Fui fanático de Michael Jackson, porque al nivel espectacular al que 
llegó él no llegó nadie. Luego empecé a reunirme con escritores, 
intelectuales, pintores de Santiago y tuve una novia pintora que me 
mostró a Silvio Rodríguez. Para mí el poeta nacional de este país es él, 
porque cuando la cosa está muy mala escuchas sus canciones y te llevan a 
otra dimensión en la que puedes sobrevivir en las adversidades. Por 
Silvio me acerqué a Martí y ahí me detuve, me involucré con Martí; no 
ese que nos aburre en la escuela, sino el otro. Ahí me metí de lleno y 
comprendí qué cosa es el amor a la patria.
P. Ha acostumbrado a sus seguidores a lanzar un disco cada cuatro años, 
pero después de El mundo está cambiao ha pasado más de un lustro y la 
gente espera su nueva producción. ¿Qué tiene entre manos o entre cuerdas?
R. Me llaman mucho para hacer música tanto dentro como fuera de Cuba y 
los que me invitan tienen la impresión de que tengo todo cuadrado. Creen 
que tengo una empresa, una discográfica, mánager y hasta abogado… cuando 
en realidad no tengo nada de eso. Ni siquiera una conexión con las 
discográficas. Ahora mismo, ya he compuesto 13 temas nuevos para un 
disco, pero hay mucho sociolismo en este mundo de las grabaciones, mucha 
conveniencia y yo no sé a quién tocarle la puerta. Eduardo Cabra (de 
Calle 13) me ha propuesto producir mi nuevo disco, porque ahora mismo no 
hay una discográfica detrás de mí, por eso me he demorado... Pero ya 
estoy listo.
P. ¿Cuán difícil es grabar en las disqueras cubanas?
R. Es un proceso que no alcanzo a comprender. Hay mucha envidia, mucha 
desinformación, mucho complejo. Muchos de los que han estado afuera y 
regresan ahora, como por ejemplo los de Habana Abierta: ahora todo el 
mundo quiere producir con ellos; sin embargo, cuando vivían aquí nunca 
les grabaron un disco. Los productores están siempre perdidos, 
desfasados. Como perdidos están conmigo, que en estos momentos estoy 
haciendo las cosas más sabrosas de mi carrera y no tengo un respaldo 
discográfico.
¡Si las disqueras no estuvieran dominadas por la burocracia...! La 
película La muerte de un burócrata se hizo en los años sesenta y todavía 
hoy seguimos en lo mismo. Todas esas manifestaciones son una enorme 
falta de amor a la patria. Si hubiera más amor, la gente fuera más 
valiente y menos sectaria, menos oveja , las cosas se resolverían más fácil.
Source: "¡Si las disqueras no estuvieran dominadas por la burocracia!" - 
http://www.14ymedio.com/entrevista/disqueras-dominadas-burocracia_0_1769823008.html
 
 
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