¿Termina la dictadura en Cuba?
Es hora que la comunidad internacional se acuerde de Cuba, si el
objetivo es la democracia
GABRIEL C. SALVIA 22 DIC 2014 - 20:23 CET34
Durante años se ha insistido en que el levantamiento o flexibilización
del embargo pondría fin al régimen de partido y pensamiento único
vigente en Cuba. Por un lado, porque le quitaría a los Castro el
argumento de la agresión externa y la causa de sus males económicos. Por
otro lado, porque la apertura económica inevitablemente traería la
democracia.
Lo cierto es que los mencionados planteos son bastante cuestionables. No
tienen en cuenta que el régimen cubano utiliza un argumento político
similar al de China para justificar su retórico modelo de "desarrollo
socialista, autóctono, original, democrático y libremente participativo"
y así mantener inamovible la dictadura. De hecho, durante su Examen
Periódico Universal en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU,
realizado el 1° de mayo de 2013, la dictadura cubana afirmó que no
aceptaba que existiera un modelo universal de democracia.
Basado en lo anterior, en Cuba no está permitido el ejercicio de los
derechos fundamentales que caracterizan a toda democracia: la libertad
de asociación, reunión y expresión y la existencia legal de partidos de
oposición. Pero dado el carácter "autóctono y original" de su sistema
político, Cuba argumenta que los respeta e incluso mucho más que las
democracias desarrolladas.
Lo que Cuba, al igual que China, pone en cuestionamiento es la
concepción universal de los derechos humanos de la Declaración de 1948,
en especial los de primera generación, es decir, las libertades civiles
y políticas. Por ello, en su alocución sobre las relaciones de Cuba con
Estados Unidos del pasado 17 de diciembre, Raúl Castro reconoció tener
"profundas diferencias, fundamentalmente en materia de soberanía
nacional, democracia, derechos humanos y política exterior". Dos días
después lo dejó más claro: "Así como respetamos el sistema político de
Estados Unidos, exigimos el respeto al nuestro".
Hay que recordar que en el mencionado Examen Periódico Universal en
Ginebra, Cuba recibió 292 recomendaciones, de las cuales 20 - las más
relevantes - las consideró "incompatibles con los principios
constitucionales y el ordenamiento jurídico interno", agregando que su
contenido era contrario al espíritu de cooperación y respeto que debe
primar en el EPU y que por lo tanto no contaban con su apoyo.
Entre las recomendaciones que Cuba rechazó tajantemente estaba la de
España, que pidió respetar la libertad de expresión, asociación y
reunión, y reconocer personalidad jurídica a las asociaciones de
derechos humanos mediante un sistema de registro oficial inclusivo.
Asimismo, Suiza le solicitó a Cuba levantar las restricciones que
impiden la libre expresión y asegurar que los defensores de los derechos
humanos y los periodistas independientes no sean víctimas de
intimidación ni de enjuiciamiento y detención arbitrarias. Y en forma
categórica, Alemania le recomendaba a Cuba abstenerse de todas las
formas de hostigamiento, intimidación y detención arbitraria de
activistas en favor de los derechos humanos.
Todos los países que le realizaron recomendaciones a Cuba en materia de
derechos humanos mantienen buenas relaciones diplomáticas con el régimen
de Raúl Castro y sin embargo el gobierno de las Isla las consideró
"sesgadas políticamente y construidas sobre bases falsas, derivadas de
los intentos de desacreditar a Cuba por parte de quienes, con sus
ambiciones hegemónicas, se niegan a aceptar la diversidad y el derecho
de libre determinación del pueblo cubano".
Por tal motivo, más allá de lo bienvenido que pueda resultar el
restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba,
no hay que olvidar que los Castro son expertos en sobrevivir y ganar
tiempo, y que cuentan con un apoyo internacional importante,
especialmente en América Latina desde donde no le van a cuestionar que
su sistema político sea contrario a los principios democráticos. Por
caso, Cuba integra organismos con cláusulas democráticas que no cumple,
fue aceptada en esos ámbitos y hasta ahora ningún gobierno le ha
formulado cuestionamiento alguno.
Para entender esta singularidad de Cuba vale la pena recordar la
película chilena del "No", la cual comienza con el siguiente texto:
"Luego de 15 años de dictadura, Pinochet enfrentó fuertes presiones
internacionales para legitimar su régimen. En 1988 el Gobierno llamó a
un plebiscito". El resto de la historia es conocida y también ayuda a
entender por qué los Castro han permanecido tantos años en el poder. Es
que la comunidad internacional se ha olvidado de Cuba. Es hora que se
acuerde, si el objetivo es la democracia.
Gabriel C. Salvia es Presidente del Centro para la Apertura y el
Desarrollo de América Latina (CADAL). Twitter: @GabrielSalvia
Source: ¿Termina la dictadura en Cuba? | Internacional | EL PAÍS -
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/12/22/actualidad/1419276188_656378.html
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