Proyecto Ecológico en Guantánamo: Luces y sombras
Hoy el CEPRU sólo puede mostrar el hiriente rostro del abandono y la
presencia de desechos contaminantes que nunca fueron reflejados por la
prensa oficialista cuando era objeto de reiterados elogios y premios
martes, diciembre 23, 2014 | Roberto Jesús Quiñones Haces
GUANTÁNAMO, Cuba. -El CEPRU (Centro Ecológico Procesador de Residuos
Urbanos) comenzó en el 2000 por iniciativa de Irania Martínez García en
el barrio Isleta, al sur de la ciudad de Guantánamo, en un área donde
existía un enorme basurero.
"Muchos me tildaron de loca, pero un día se me unieron varios vecinos y
comenzamos a clasificar la basura y hacer compost (compuesto orgánico
que sustituye a los fertilizantes químicos con nutrientes esenciales
para los suelos como nitrógeno, fósforo y potasio). Sin necesitar
grandes recursos nos insertamos en 27 programas de la agricultura urbana
entre los que resaltaban la protección ambiental, la producción de
materia orgánica, plantas medicinales, alimento animal y la
reforestación pues plantamos 5000 árboles maderables y frutales",
recuerda Irania.
Repercusión en los medios y premios
En Cuba los principales medios gubernamentales le hicieron entrevistas a
Irania y publicaron reportajes sobre el CEPRU. Otros medios de prensa
extranjeros también se hicieron eco de su labor.
Entre los premios más significativos recibidos por el proyecto, están el
Premio Internacional de la ONU a la innovación y la creatividad, 2006,
el Premio Nacional del Medio Ambiente, 2006, el Premio de Excelencia en
la Agricultura Urbana, 2006 y 2008, el Premio Defensora del Planeta,
otorgado por la CNN en el 2008 y el Premio Mejor Ciudad, Mejor Vida,
otorgado por un jurado internacional en la Exposición Universal de
Shanghai, China, 2010.
Según Irania, la Empresa de Cultivos Varios nunca tuvo una clara
percepción del proyecto, pues se interesaba más por los ingresos que
generaba el CEPRU que por el favorable impacto ambiental y social
logrado en la zona.
A pesar de los logros obtenidos, dicha entidad y la Delegación de la
Agricultura siempre fueron reacios a reconocerlos, aun sabiendo que se
trabajaba sin contar con los medios de protección establecidos para un
lugar de alto riesgo biológico.
"Nunca nos garantizaron los medios de protección de forma estable. La
asistencia médica se obtuvo por mi intercesión, la mayor parte de los
medios de protección que recibíamos eran donados por entidades
extranjeras y nunca llegaban al proyecto en su totalidad pues una parte
era desviada hacia la empresa de servicios comunales, como ocurrió con
un camión que nos enviaron desde St. Augustine, Estados Unidos.
Obviamente, yo reclamaba los derechos del proyecto, que se cumpliera lo
establecido y eso caía mal", asegura Irania.
"Si el proyecto no alcanzó mayores dividendos económicos fue por la
negligencia de la empresa, la cual no comercializaba con eficiencia las
cientos de toneladas de materia orgánica y las posturas de árboles
maderables y frutales", agrega.
Por todas esas incomprensiones y falta de apoyo, en el 2012 Irania
decidió salir del proyecto. A partir de entonces todo lo que se había
logrado en el lugar se perdió.
Hablan los vecinos
Claribel Rojas Martínez, vecina del barrio Isleta, una de las primeras
en incorporarse al proyecto, refiere que fue algo bueno pero que se ha
perdido todo, e igual opinión tiene la señora Joaquina Bulgar Herrera,
vecina colindante con Claribel.
Sin embargo Asiel Jérez Maceo, encargado de la custodia del lugar,
reconoce que gracias al proyecto se logró eliminar el basurero y la
comunidad se benefició con la construcción de calles. Pero la
contaminación siguió existiendo allí. Según expuso a Cubanet, Irania
comenzó a cocinar los restos que le enviaban del matadero y a
vendérselos a los cientos de personas que desde temprano hacían cola
frente al CEPRU. Eso provocaba pestilencias en el área, malestar entre
los vecinos, quienes le reclamaban a Irania. Pero ella no hacía caso y
además maltrataba a quien la inquiría. A los visitantes sólo les
mostraba la parte más bonita del proyecto, asegura.
Alfonso Maceo Marcheco, otro cuidador del lugar, coincide con lo dicho
por Asiel y añade que la finca no está abandonada pues ellos continúan
atendiendo el área y sembrando. Irania es una mujer de un carácter muy
fuerte, no se le podía discutir nada, nos dijo, y también refirió que
ellos han planteado la situación del área pero no han recibido respuesta.
Otros vecinos colindantes, Arelis Maceo Marcheco y Armando Otamendiz
Pérez refieren que Irania comenzó muy bien pero después estaba haciendo
un gran daño a la población porque esos desechos que venían del matadero
y ella cocinaba para vendérselos a los criadores de cerdos creaban un
mal olor insoportable. Ni con las casas cerradas podíamos vivir,
aseguran. También agregaron que hubo un momento en que más de cuarenta
vecinos estuvieron ingresados con dengue debido al criadero de mosquitos
causado por la gran cantidad de neumáticos abandonados en el área y que
todavía permanecen muchos residuos sólidos sin recibir tratamiento, lo
cual es una amenaza para la salud de los vecinos.
Hoy el CEPRU, como otros muchos proyectos cubanos, sólo puede mostrar el
hiriente rostro del abandono y la presencia peligrosa de montones de
desechos contaminantes que nunca fueron reflejados por la prensa
oficialista cuando era objeto de reiterados elogios y premios.
Source: Proyecto Ecológico en Guantánamo: Luces y sombras | Cubanet -
http://www.cubanet.org/actualidad/actualidad-destacados/proyecto-ecologico-en-guantanamo-luces-y-sombras/
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