Algunas incertidumbres
FERNANDO DÁMASO | La Habana | 29 Ago 2013 - 9:31 am.
El 'modelo' raulista, la 'nueva izquierda cubana', y lo que debería pasar.
La autodenominada "nueva izquierda cubana", sin papel protagónico en el 
socialismo vigente en el país, al tratar de fundamentar su necesaria 
presencia en el debate económico, político y social actual —lo cual 
nadie discute—, tal vez por inercia repite ciertos gastados argumentos 
gubernamentales, bastante ajenos a la realidad histórica.
Al referirse a la República, esta "nueva izquierda" da por sentado que 
era neocolonial, sometida, pseudo, plattista, mediatizada, etcétera, y 
que solo una exigua minoría vivía bien mientras el resto de la población 
lo hacía en la miseria, sin educación, servicios de salud ni trabajo, 
además de que imperaba la discriminación racial y de las mujeres. Las 
actuales autoridades han sido pródigas en demonizar épocas, hechos y 
personas. Y más, existen quienes lo aceptan como verdades absolutas y, 
además, las repiten.
En realidad, este cuadro tenebroso no era tan así: Cuba ocupaba primeros 
lugares en la producción agrícola e industrial, servicios de salud, 
educación, salarios y derechos laborales, además de poseer uno de los 
más elevados Productos Internos Brutos de la región, lo cual la 
convertía en un apetecible destino migratorio para ciudadanos de otros 
países. Tenía una desarrollada y pujante clase media, y nuestros pueblos 
y ciudades se encontraban en constante desarrollo, tanto desde el punto 
de vista económico y urbanístico como de sus infraestructuras. En 
definitiva, la mayor parte de lo valioso que aún poseemos, se lo debemos 
a esos años republicanos. Obviar esta verdad —a pesar de la politiquería 
y de otras insuficiencias y problemas que existían, y que aún no estaban 
resueltos— es ocultar una cara de la moneda.
Al referirse, por otra parte, a los funestos años del socialismo, esta 
nueva izquierda cubana lo califica de "real", "autoritario", 
"estatalista", "stalinista", etcétera, centrando la atención únicamente 
en estas características deformantes, haciéndolas responsables de todos 
los fracasos, como si no fuera precisamente el sistema, 
independientemente de sus aberraciones y de las personas, el que ha 
fracasado dondequiera que se ha tratado de implantar.
Al referirse al futuro, la "nueva izquierda" rechaza el regreso al 
pasado, suponiendo que pueda producirse algo tan absurdo como volver al 
capitalismo de la década de los años cincuenta del siglo anterior. Por 
otra parte, a todos aquellos que proponen abandonar el "modelo" 
raulista, se les señala como responsables de la posible pérdida de la 
independencia y de la soberanía (términos cada día más fuera de uso en 
este mundo globalizado), o de sometimiento al poderoso vecino del Norte, 
repitiendo, tal vez sin darse cuenta, el discurso oficial: "conmigo o 
sinmigo".
A excepción de una pequeña elite que detenta el poder y la riqueza, lo 
único que ha distribuido el socialismo cubano a partes iguales entre la 
mayoría de la población es la pobreza. Esta es la igualdad que aplauden 
sus defensores internos y externos. El socialismo cubano ha disfrutado 
de 54 años de oportunidades fallidas, debido a lo cual es poco probable 
que la población esté dispuesta a darle más oportunidades en el presente 
o el futuro.
Como se dice popularmente, el modelo castrista "ya consumió su cuarto de 
hora". Por lo tanto, las nuevas oportunidades deben corresponder a otros 
proyectos políticos, económicos y sociales, a los cuales pueden y deben 
incorporarse todos los ciudadanos que sientan por Cuba, pero sin 
pretender imponer conceptos estrechos, independientemente de que se 
denominen socialistas democráticos, participativos, críticos, 
conservadores, liberales, capitalistas, anarquistas, racionalistas, 
centristas, descentralizadores, pluralistas, renovadores, etcétera.
Es natural que este destape político ocurra después de años de una 
concepción única ideológica, política, económica y social. De la nueva 
variedad de componentes, debe salir el plato capaz de satisfacer el 
gusto de la mayoría de los ciudadanos, pero este plato no puede ser 
preparado por un único chef, sino que en él deben tener opinión y 
participación principal quienes lo van a consumir, y debe aportar 
desarrollo económico, libertades y justicia social.
El objetivo es insertarnos en el torrente mundial actual y avanzar con 
él, por las vías que decidan la mayoría de los ciudadanos en ejercicio 
pleno de democracia, con la participación de todos, sin nuevos y 
absurdos experimentos políticos, económicos y sociales, y sin ese 
nacionalismo que lo único que ha logrado es separarnos a años luz del 
resto de las democracias mundiales.
Source: "Algunas incertidumbres | Diario de Cuba" - 
http://www.diariodecuba.com/cuba/1377726310_4825.html
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario