¿Hijos de quién?
Viernes, Junio 28, 2013 | Por David Canela Piña
LA HABANA, Cuba, junio, www.cbanet.org -Recientemente vi la detención de 
un mendigo. En realidad, era un indigente. Dos policías se acercaron a 
interrogarlo. Quizás le pidieron el carnet de identidad, y seguro que no 
lo tenía, porque los indigentes ya no son personas jurídicas. Pero, ¿qué 
había hecho? ¿Había agredido a alguien? ¿Había robado algo? Es 
improbable, ya que los policías ni se molestaron en registrar sus 
pertenencias. ¿Había traspasado una zona militar, o estaba merodeando en 
los cotos residenciales de la nomenklatura: Kohly, el Laguito, Siboney, 
o Atabey? Tampoco. Estaba en una populosa zona de El Vedado, al costado 
del cine Yara.
El viejo pordiosero trató de escabullirse, pero los policías lo 
agarraron y lo condujeron hasta una guagua vacía, que al parecer estaba 
cargando a su primera presa de esa noche. El hombre se reviró. Lanzó 
hacia afuera de la guagua algunas de sus jabas, que había logrado 
recolectar. Intentó agredir a los policías con las manos, pero éstos se 
defendieron sin esfuerzo. Entonces, comenzó a gritar y a maldecir, y el 
ómnibus se fue.
Nadie hizo nada. Recogí los paquetes que habían quedado sobre la acera y 
los puse junto a los otros, por si el viejo regresaba los hallase 
agrupados. Al momento, otro indigente, mucho más joven, se acercó a 
revisar el interior de las jabas, pero no encontró nada de su interés. 
Estaba buscando latas de refresco y cerveza.
¿Pero qué hizo el primero? ¿Afeaba "la estética" de la ciudad?, ¿tenía 
una enfermedad contagiosa? Hace meses recuerdo haber visto a un 
recolector de latas que estaba durmiendo en el suelo, frente al antiguo 
Palacio Presidencial. Era viejo, negro, y manco. Algunos turistas 
sacaron fotos. Se aproximó un policía, lo despertó, y lo ahuyentó del 
parque.
En un país ideal, la policía debiera proteger a los más débiles, y 
cuidar la integridad física y moral de la sociedad civil, máxime de 
quienes son honradas e inocentes víctimas. Debería frenar los abusos, no 
cometerlos. Y si hace cumplir las leyes, que la ley primera sea el 
derecho a la vida.
¿Por qué los policías no escoltan a un trabajador social para que lleve 
al viejo a un consultorio, a un hospital, a una casa de misioneros, a un 
comedor social, o a una oficina de estipendios? Si no ha cometido ningún 
crimen, ¿por qué quitarle la poca dignidad que le queda?
Aquí todos somos culpables de algo, a los ojos del gobierno. Unos de 
robar, otros de comprar lo robado; unos de no trabajar, otros de 
trabajar sin licencia; unos de proclamar verdades que son tabúes, y 
otros de escribirlas. Pero, ¿de qué son culpables los menesterosos, sino 
de haber naufragado en la vida?
En Cuba, la pobreza no es un signo de renuncia espiritual, no es un 
camino a la liberación; es el pantano de la sobrevida. Mahatma Gandhi 
llamaba "hijos de Dios" a los sudras y a los parias. Y si nuestros 
parias son los mendigos, indigentes y "buzos" de la calle, entonces tal 
vez pueda decirse que ellos son los "hijos de Dios" en esta tierra. 
Ahora falta por establecer de quién son hijos los policías que los 
maltratan.
Source: "¿Hijos de quién? | Cubanet" - 
http://www.cubanet.org/articulos/%c2%bfhijos-de-quien/
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