6 de marzo de 2013

La muerte de Hugo Chávez, ¿el inicio de un mito?

Chávez, Venezuela

La muerte de Hugo Chávez, ¿el inicio de un mito?

El carisma y la gran habilidad política de Chávez son únicos e
intransferibles

Carlos Malamud, Madrid | 06/03/2013 8:53 am

Las noticias y los rumores sobre la salud de Hugo Chávez se
incrementaron dramáticamente en los últimos días. Casi todos ellos
coincidían en un agravamiento del estado presidente venezolano, aquejado
por las secuelas de un terrible cáncer contra el que venía luchando
desde hace bastante tiempo. Finalmente llegó el titular de su muerte,
sobre la que tanto se había especulado últimamente, favorecido por la
opacidad de la política de comunicación del gobierno venezolano. Sin
embargo, no es éste el momento de hacer un balance de la labor de Chávez
en el gobierno, sobre la que existen visiones encontradas y demasiados
aprioris, sino de efectuar otro tipo de valoraciones. El objetivo de
estas líneas es otro muy distinto y tiene que ver más con el futuro que
con el pasado y el presente, un futuro que ya ha comenzado a escribirse
en Venezuela y en el resto de América Latina. En torno a ese futuro son
muchas las preguntas que se pueden plantear, comenzando por la de si
habrá un chavismo sin Chávez, y si se mantendrá en una parte del
continente el influjo de la llamada revolución bolivariana. En línea con
los dos interrogantes anteriores encontramos la cuestión que preside
estas líneas: estamos ante el nacimiento de un nuevo político en la
región, equiparable al mito bolivariano, o, por el contrario, tras un
tiempo prudencial comenzará a eclipsarse la figura de quien ha sido unos
de los principales referentes del populismo antiimperialista
latinoamericano.

La nueva coyuntura creada por la muerte de Hugo Chávez nos muestra a la
oposición venezolana en baja forma. Tras dilapidar en su momento los
buenos resultados de la anterior elección presidencial no ha encontrado
la forma necesaria para enfrentarse al oficialismo, que tiene buenas
posibilidades de volver a imponer a su candidato en los próximos
comicios. Precisamente esta situación es la que puede comprometer el
futuro del chavismo en Venezuela, responsabilizado de gestionar una
situación cada vez más complicada, con unos efectos de la devaluación
hasta ahora bastante atenuadas.

La gran mayoría del pueblo venezolano, el mismo que fue rescatado del
olvido y de la postración social por Chávez, le perdonaba una y otra vez
los fallos y los errores que podía cometer. Esto se observa en la gran
tolerancia demostrada frente al deficiente estado de la seguridad
ciudadana y los altos índices de criminalidad, a los problemas de
desabastecimiento, a la elevada inflación o a otras cuestiones
igualmente graves. Sin embargo, de esa paciencia no podrán beneficiarse
sus sucesores. El carisma y la gran habilidad política de Chávez son
únicos e intransferibles. Por tanto, el futuro del chavismo dependerá
tanto de la labor de quienes tomen el relevo en el palacio de Miraflores
como de la capacidad de la oposición para no cometer errores garrafales
que permitan la victimización del proyecto bolivariano.

Lo que ocurra fronteras afuera de Venezuela será otro cantar. En primer
lugar por el interés estratégico que Cuba tiene en la evolución del
proceso bolivariano y su gran dependencia energética. En segundo lugar
porque habrá que ver que ocurre con el ALBA, ya carente de la impronta y
del fuerte liderazgo que Chávez le otorgaba. Si bien Rafael Correa, Evo
Morales o Cristina Fernández intentarán mantener vivo el proyecto, no
sólo será complicado reemplazar a Chávez, y su estrecha relación con
Fidel Castro, sino también suplir el constante flujo de los petrodólares
venezolanos, vitales en la expansión del bolivarianismo por toda la región.

Chávez había sido único en la elaboración de un relato nacionalista y
antiimperialista y habrá que ver si sus sucesores son capaces de
mantenerlo. Lo demostrado hasta ahora habla de grandes dificultades en
el empeño. Si bien desde los centros neurálgicos de la propaganda cubano
venezolana ya se está trabajando para construir un nuevo mito político,
equiparable a las figuras de Simón Bolívar o del Che Guevara en tanto
constructor de la revolución continental, no es con el recurso de
presentar a un Chávez asesinado por el imperialismo y la oligarquía como
se podrá avanzar en este sentido.

El discurso dominante hasta la fecha, que presentaba al comandante
bolivariano luchando contra un cáncer persistente, pese a la
inexistencia de pruebas fehacientes de su naturaleza exacta, no condice
con la idea de un complot o una conspiración finalizada en asesinato. Es
obvio que en el corto plazo el chavismo tiene todas las cartas a su
favor para imponerse en Venezuela, pero su capacidad de permanencia
dependerá mucho más de sus propios éxitos que de los errores ajenos. De
ellos se benefició Hugo Chávez en su día, pero ese momento histórico ya
ha pasado.

http://www.cubaencuentro.com/internacional/articulos/la-muerte-de-hugo-chavez-el-inicio-de-un-mito-283365

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