Entre la espada y la pared
Laritza Diversent
La Habana 29-05-2011 - 3:57 am.
Lectores de 'Granma' se quejan y acusan a cuentapropistas de revendedores.
Una mujer vendiendo escobas en La Habana. (REUTERS, mayo de 2011)
En menos de un mes, el diario oficial del Partido Comunista publicó, en 
su sección semanal Cartas a la Dirección, tres opiniones críticas con 
quienes obtienen licencia para ejercer por cuenta propia en la cuarta 
actividad más solicitada por los cubanos.
Oficialmente, la actividad se denomina "Productor vendedor de artículos 
varios de uso en el hogar". La legislación que regula al sector no 
especifica si obligatoriamente deban realizarse las dos acciones. Sin 
embargo, por la presencia de estos cuentapropistas en las principales 
arterias de la ciudad y el aumento de las licencias otorgadas por el 
Estado, se presume que puede realizarse solo la venta.
El 6 de mayo, un lector de Granma relató su experiencia cuando, 
infructuosamente, buscó una resistencia eléctrica en las tiendas 
recaudadoras de divisa de Centro Habana y la Habana Vieja. Según 
escribió, la encontró en las tarimas de los cuentapropistas de la calle 
Neptuno, por un precio de 10 pesos convertibles o 250 pesos cubanos, 
cuando en divisas suelen ofertarse a menos de 5 CUC.
"Realmente no es necesario ningún análisis sobre el tema, pues es obvio 
que eso no está autorizado, solo que los que deben hacer cumplir los 
establecido no lo están haciendo bien, posibilitando que otros vivan de 
nuestro trabajo", sentenció el lector al concluir su carta.
"No obligo a nadie a comprarme", expresa, por su parte, José Julio, un 
cuentapropista discapacitado de 58 años con un puesto de venta en la 
céntrica Calzada de Diez de Octubre. "La ley sobre cuentapropia dice que 
los precios se pactan libremente. Si creen que vendo muy caro, que no me 
compren".
El 20 de mayo, otro lector escribía en Granma: "El Estado oferta un 
paquete de cuatro estropajos de aluminio a un CUC, son rápidamente 
acaparados por estos cuentapropistas y después los vende a 10, 12 y 
hasta 14 pesos la unidad, o sea que en ocasiones el precio supera hasta 
el 200% del precio oficial".
Y aquí está el meollo: la legislación prohíbe a los cuentapropistas 
vender artículos industriales adquiridos en la red de establecimientos 
comerciales, así como productos previamente elaborados por la red 
gastronómica y de alimentos existente en la Isla. También se les exige 
comercializar sus producciones y servicios exclusivamente, y utilizar en 
su actividad materias primas, materiales y equipos de procedencia 
lícita. Los cuentapropistas, por tanto, están obligados a mostrar a los 
inspectores las evidencias de licitud. Pero la única forma de conseguir 
dicha licencia es adquiriendo las mercancías en el mercado estatal 
minorista, el único a su disposición legalmente reconocido por las 
autoridades, hasta tanto el Estado no cree los comercios mayoristas.
En el Granma no se ha publicado aún una sola opinión a favor de los 
cuentapropista que ejercen la actividad de venta, ni un escrito donde se 
reflejen las contradicciones legales. Al parecer, la ley y Granma se 
ponen de acuerdo para colocarlos, ya, entre la espada y la pared.
 
 
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