Fidel Castro ha vuelto. Está lleno de vitalidad, en su sorpresivo
regreso a los primeros planos de la vida interna cubana y fuera de esta,
justo cuando muchos lo daban por muerto, o en el mejor de los casos,
retirado de la vida pública. Como en sus gloriosos tiempos de guerrero,
a sus 84 años y vestido con su tradicional uniforme verde oliva, ha
retornado con ímpetu renovado y está opinando de lo divino y de lo
humano: sobre la posible guerra nuclear que puede desencadenar Barack
Obama si ataca a Irán o a Corea; sobre el "disparate" de la ONU de
nombrar a Álvaro Uribe Vélez como miembro de una comisión encargada de
investigar el abordaje israelita a un barco que transportaba ayuda a la
Franja de Gaza, y sobre tantos otros temas de palpitante actualidad a
nivel mundial.
Alguna vez dijo, en medio de una convalecencia: "El día que me muera
nadie me lo va a creer". El líder cubano le ha ganado la batalla a sus
múltiples achaques proclamando su "plena recuperación" en medio de los
tres días de celebración nacional en Cuba por su cumpleaños número 84,
bajo el lema "Con Fidel y por la paz", en apoyo a su propuesta de
movilización mundial para evitar una hipotética guerra nuclear. El
programa, que se extendió hasta el sábado pasado, incluyó conciertos,
presentaciones de libros, lecturas de poesía a cargo de connotados
bardos de la isla y la elaboración de un mural artístico colectivo en
plena avenida del Malecón de La Habana.
De igual manera, el octogenario líder de la revolución se ha reunido en
estos días y en diversas ocasiones con los miembros del grupo
Colombianos y Colombianas por la Paz, comisión encabezada por la
senadora Piedad Córdoba. A través de la red social Twitter, la
congresista colombiana afirmó que escuchó a un Fidel Castro "preocupado
por la supervivencia del planeta, su visión humanista y muy lúcido".
Este nuevo regreso de Fidel Castro, interpretado por muchos como una
'resurrección', ha provocado las más diversas reacciones entre
partidarios y detractores a nivel nacional e internacional. Mientras en
las calles de La Habana muchos manifestaron su alegría y optimismo por
ver al ex mandatario luego de casi cuatro años de incertidumbre y
conjeturas por su estado de salud, detractores del régimen en Miami
criticaron su reaparición ante lo que se creía iba a ser una ausencia
definitiva. Dicen que el veterano líder comunista, como el perro del
hortelano, ni gobierna ni deja gobernar a su hermano Raúl, actual
presidente del Consejo de Estado en la isla.
Muchos de esos contradictores analistas le critican al máximo líder el
hecho de que mantenga una abrumadora distancia con los innumerables
problemas de su país, temas que simplemente no menciona. Para citar solo
uno, ha omitido hacer alusión a la decisión de liberar presos políticos
bajo la condición de que no permanezcan en suelo cubano, algo que se
aparta de uno de los más elementales derechos de un ser humano, como es
el de vivir en su propia tierra. Y mientras algunos de los presos
liberados aceptan salir de Cuba, y buscan refugio en otras latitudes, se
da el caso abominable de la madre del encarcelado disidente Orlando
Zapata, quien murió en febrero tras una huelga de hambre. A la
progenitora, Reina Luisa Tamayo, una turba le bloquea su casa, sin
permitirle asistir a la iglesia o visitar a su hijo en el cementerio,
mientras el gobierno se hace el de la vista gorda. Fidel Castro mantiene
también silencio frente a otras frecuentes violaciones a las libertades
y a los derechos que se dan a diario en la isla, no hablar de los
frecuentes problemas de desabastecimiento y deterioro en la calidad de
servicios antes fuertes, como la salud y la educación.
No obstante, a Castro sí parecen preocuparle asuntos ajenos a Cuba, ya
sean los problemas ambientales del planeta, el agotamiento del
capitalismo como sistema, o las recientes predicciones apocalípticas.
Como quien dice, el Fidel 'recargado' ahora se ha dedicado a ver la paja
en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
Todo parece indicar que habrá Fidel por un buen rato. Es innegable la
dimensión de su papel en la historia del último siglo en América Latina.
Su revolución, en su momento, constituyó un paradigma y una lección para
un continente que se debatía entre la tiranía y el absolutismo. Pero al
envejecer, antes que mantenerse vigente con los nuevos tiempos, se
muestra como el dinosaurio de un parque jurásico que ya hace muchos años
quedó clausurado.
http://www.elheraldo.com.co/ELHERALDO/BancoConocimiento/E/edito190810/edito190810.asp?CodSeccion=48
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