10 de mayo de 2010

Cuba capitalista, Venezuela comunista

Miguel Sanmartín

Cuba capitalista, Venezuela comunista

Después de infligir tanto daño y sufrimiento, por fin llega a su fin la
malhadada revolución cubana

Moribunda. En trance de liquidación. Así luce. Boquea como sus seniles
líderes. Una pandilla de truhanes decrépitos. Aunque obstinadamente
persistentes. Vividores contumaces. Verdugos desalmados. Tiranos sin
posibilidad de subsistir en estos tiempos de globalización y
comunicaciones ciberespaciales. Jadeante, arrastra los pies. Su bandera
hoy es el fracaso como proyecto político, económico y social. Vaga en la
oscurana, entre escombros y miseria, con mucha pena y sin gloria, hacia
los confines de la prescripción histórica. Navega en ríos de sangre.
Rema entre exiliados, presos políticos y muertos, muchos de ellos
fusilados. Después de infligir mucho daño y sufrimiento llega a su fin,
por fin, la malhadada revolución cubana.

Fueron cincuenta años de opresión, violaciones, ignominia, perversión,
penurias, horrendos crímenes y la vejación de un pueblo estafado en sus
sueños y esperanzas. Pero le llegó la hora. Como a todo cochino. Sin
recursos para sostener por más tiempo el modelo clientelar -planea
despedir un millón de trabajadores públicos- al régimen tiránico no le
quedó más remedio que dar un golpe de timón. Y lo hace porque lo que
ordeña de la "hermana" revolución venezolana ya no alcanza para
compartir entre la población y una burocracia (burguesía) fosilizada,
corrupta. Gira sin pudor hacia la denostada economía de mercado.
Requiere urgentemente inversión privada, extranjera, como antes lo
hicieran Rusia y sus satélites, China, Vietnam y otros totalitarismos
comunistas con capitalismo de Estado.

En su inexorable "reingreso" al mercado, Cuba está dando pasos en
sentido contrario a los postulados más "sagrados" de su revolución:
revertir el centralismo que propició la dependencia colectiva que, a su
vez, le otorgó al Estado el control absoluto de la sociedad. El primer
paso fue devolver tierras a los campesinos para que las exploten con
fines productivos (neoliberalismo puro). Ahora se lanza en otra carrera
frenética. Privatiza playas y servicios turísticos. Además recibe
inversión extranjera para desarrollar marinas y campos de golf para el
turismo de lujo. Mientras, en Venezuela, con asesoría cubana, se toleran
las invasiones de hoteles en Margarita.

Esta evolución al capitalismo estaba prevista con la llegada de Raúl
Castro a la presidencia. Pero la recuperación de Fidel frenó los planes.
La apremiante situación los reimpulsa.

Lo insólito es que mientras Cuba se libera del arcaico comunismo, el
caudillo vernáculo paga para "dotarnos" de ese sistema fracasado,
empobrecedor, violento y negador de elementales derechos ciudadanos y
humanos. Lo hace para ejercer el poder mediante la opresión, "arte" que
manejan espléndidamente los cubanos.

http://www.eluniversal.com/2010/05/08/opi_art_cuba-capitalista,-ve_1885975.shtml

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