1 de agosto de 2014

La Habana, Miami, y la infanta Mariela Castro

Mariela, Exilio, Miami

La Habana, Miami, y la infanta Mariela Castro
La Habana proactiva, Miami reactiva
Eugenio Yáñez, Miami | 31/07/2014 6:51 pm

La pasividad con que mucha prensa de Miami reacciona a las ofensivas
políticas desde La Habana, planificadas o emergentes, sugieren que el
ingenio en la llamada "capital del sol" en ocasiones brilla por su ausencia.
Veamos un caso reciente. Un avión de Air Algérie tiene un accidente
fatal en un vuelo desde Ouagadougou (Burkina Faso) a Argel (Argelia), y
todos sus ocupantes perecen. La página de Internet del aeropuerto de
origen, en una de las naciones más pobres y atrasadas del mundo, publica
una lista de pasajeros en el fatídico vuelo que incluye —y váyase a
saber por qué— a Mariela Castro, hija del dictador cubano y sobrina del
invicto comandante de los mil fracasos.
La noticia es pólvora. Nadie se pregunta qué podría estar haciendo la
Princesa en Burkina Faso, aun de escala hacia o desde algún lugar. Estar
en Argel tendría sentido, como escala hacia La Habana, París, Madrid,
Praga, Moscú, El Cairo, Ciudad del Cabo, o muchos otros destinos. Pero,
de nuevo, ¿cómo y por qué habría llegado Mariela Castro hasta Burkina
Faso? Peccata minutta. Lo importante era que se dijo que estaba en el
avión. Absurdo, pero "noticia".
Naturalmente, se desmintió enseguida. Mariela estaba en el Hotel
Nacional, en La Habana, presentando fragmentos de su tesis doctoral, en
un Consejo Científico de la institución que dirige, el Centro Nacional
de Educación Sexual (CENESEX) y celebrando un cumpleaños colectivo con
trabajadores del Centro. Fustigó a los medios de prensa foráneos por el
"show" de haberla incluido en la lista de pasajeros del fatídico vuelo.
La televisión, radio y prensa escrita en Miami reprodujeron de inmediato
el desmentido castrista. Y todos felices como lombrices, en La Habana y
en el sur de La Florida.
Nadie preguntó, aunque era interesante, determinadas cuestiones que
permitirían valorar la manera de funcionar del Centro Nacional de
Educación Sexual y sus eventuales privilegios frente a otras
instituciones científicas y académicas en el país.
¿Por qué ese evento en el que participaba la hija pródiga se celebraba
en el Hotel Nacional y no en el CENESEX? ¿Fue un caso único o es algo
habitual? ¿El Centro que dirige Mariela Castro pagó por la utilización
de instalaciones del Hotel? ¿En moneda convertible o pesos cubanos? ¿Los
gastos del cumpleaños colectivo se pagaron con dinero del presupuesto
para una reunión de un consejo científico, actividad cotidiana en
cualquier institución científica y académica? ¿Nada de eso se considera
corrupción?
¿O acaso el Hotel Nacional no cobró al CENESEX por el uso de las
instalaciones? Si fue así, la utilización de las facilidades hoteleras
por los funcionarios del Centro impediría al hotel obtener ingresos en
moneda dura al no alquilárselas a eventuales clientes. Y si se dijera
que en definitiva para esa fecha no estaban previamente ocupadas y
contratadas las instalaciones del Hotel, y por eso se cedieron
generosamente, ¿podría hacerse lo mismo con habitaciones no reservadas
ni ocupadas del hotel para facilitarle una estancia a cubanos de a pie a
precios accesibles?
Tal vez, por alguna razón, los salones del CENESEX no estaban en
condiciones para la celebración del evento en esa fecha. Son cosas que
pueden suceder. Sin embargo, el CENESEX radica en 10 y 21, en El Vedado,
y relativamente cerca tiene un conjunto de instituciones que podrían
haberle facilitado un salón, y en caso de que hubiera que pagar alquiler
sería seguramente más económico que el Hotel Nacional.
Algunas instalaciones a igual o menor distancia del CENESEX que el Hotel
Nacional, con salones para un evento como el que se realizó, van desde
las del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica, a unos
100 metros del Centro de la señora Castro, hasta las de los Ministerios
de Educación Superior, Trabajo y Seguridad Social, o Comercio Exterior e
Inversión Extranjera, todos en la calle 23, o los de Transporte,
Comunicaciones y Agricultura, en la Plaza de la Revolución (obviemos a
los de las Fuerzas Armadas y del Interior por razones de "seguridad").
También existen instalaciones apropiadas en la Colina de la Universidad
de La Habana y en las facultades de Economía de la propia Universidad. O
en la Casa de las Américas y la Unión de Escritores y Artistas. Por si
fueran pocas opciones, hay salones para eventos de ese tipo en
hospitales cercanos, como el Calixto García, el Manuel Fajardo, el
González Coro, el de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, el de
Endocrinología, el de Gastroenterología, el de Maternidad de Línea, y el
Clodomira Acosta.
Cuestiones de este tipo podrían haberse planteado al comentar la
noticia, por parte de alguno de los innumerables "analistas" del sur de
La Florida que opinan sobre cualquier cosa, si esa profesión no
estuviera tan devaluada en estos momentos por estas tierras.
Lamentablemente, ni siquiera se mencionaron.
Además, nadie comentó tampoco que en sus declaraciones acusando a esa
prensa que "desinforma" (y que parece que existe en todo el mundo menos
en Cuba), Mariela Castro no tuvo ni un instante para lamentar tantas
vidas perdidas en el aciago accidente.
Estaría demasiado preocupada de su propio ego para perder tiempo
recordando a los para ella insignificantes 116 seres humanos que
perecieron en el siniestro.

Source: La Habana, Miami, y la infanta Mariela Castro - Artículos -
Opinión - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/la-habana-miami-y-la-infanta-mariela-castro-319541

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