La mala memoria de Raúl Castro
LLevó a Xi Jenping al panteón donde reposan los cubanos caídos en Angola 
en apoyo a Agostino Neto, olvidando que China apoyó a Jonas Savimbi
lunes, julio 28, 2014 | Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba -Hay que reconocer que el gobernante Raúl Castro fue muy 
atento con el presidente de China, Xi Jinping. Durante los dos días de 
visita del mandatario asiático, lo acompañó en todas sus actividades en 
la isla, tanto en La Habana como en Santiago de Cuba.
Sin embargo, el entusiasmo del General-Presidente por los múltiples 
acuerdos firmados con el gigante asiático lo llevó a sitios donde no era 
conveniente llevarlo. Me refiero al panteón del cementerio Santa 
Ifigenia en Santiago de Cuba, donde reposan los restos de los 
combatientes cubanos caídos en África durante los años 70 y 80 de la 
pasada centuria.
Según la síntesis biográfica de Xi Jinping publicada por el periódico 
Granma (del lunes 21 de julio), el actual gobernante chino hacia fines 
de la década de los 80 era el secretario del Partido Comunista en la 
provincia de Fujian. Jinping debió estar muy al tanto de los 
acontecimientos en Angola.
Los cubanos apoyaban al Movimiento Popular para la Liberación de Angola 
(MPLA), cuyo líder era Agostinho Neto. China, en cambio, respaldaba al 
Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA), liderado por Holden 
Roberto, y a la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola 
(UNITA), al frente de la cual se hallaba Jonas Savimbi.
Una histeria antichina se vivió en Cuba por aquellos tiempos. La prensa 
publicaba editoriales que censuraban la presencia de asesores y 
armamentos chinos entre las tropas de Roberto y Savimbi. Asimismo, los 
alumnos y profesores de la secundaria básica en el campo "República 
Popular China", ubicada en la provincia de Matanzas, le sugirieron al 
Ministerio de Educación que le cambiara el nombre al plantel.
Ahora, cuando Raúl Castro le mostraba al visitante las gavetas con los 
nombres y las fotografías de los muertos en África, y se enorgullecía de 
que la sangre cubana hubiese contribuido a la liberación de Angola, al 
fin del apartheid en Sudáfrica y al logro de la independencia de 
Namibia, es muy probable que Jinping, en su fuero interno, experimentara 
desagrado.
Al hoy presidente chino pudieron haberle informado de las tantas veces 
en que la prensa cubana arremetía contra los "revisionistas de Peking" 
que se oponían a las directivas de Moscú, o la ironía con que los medios 
informativos de la Isla reflejaron el apretón de manos entre Richard 
Nixon y Mao Ze Dong en 1972.
Por descontado que el menor de los Castro no quiso contrariar a su 
visitante. Pero sus asesores debieron preparar mejor su agenda de 
trabajo. Sobraban sitios menos comprometedores donde llevar al 
presidente chino. La estatua habanera de las calles Línea y L, en 
homenaje a los chinos que participaron en nuestras gestas 
independentistas. O el Barrio Chino de La Habana, que hoy languidece a 
pesar de estar bajo la sombra de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Source: La mala memoria de Raúl Castro | Cubanet - 
http://www.cubanet.org/opiniones/la-mala-memoria-de-raul-castro/
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