Publicado el viernes, 09.27.13
Cuba rumbo a la democracia
PEDRO CORZO
"Si no luchas ten al menos la decencia de respetar a quienes sí lo hacen".
José Martí
La oposición a los hermanos Castro siempre ha tenido como meta el cambio
político, un objetivo válido y trascendental para cualquier persona o
entidad que está a favor de construir una sociedad que respete los
derechos ciudadanos, pero quizás hubiera sido más efectivo haber logrado
vincular esa gestión a un trabajo comunitario intenso que expusiera en
toda su crudeza los abusos sociales y económicos que la dictadura cargó
a la ciudadanía.
Pero la realidad es que las fuerzas políticas que se opusieron al
totalitarismo nunca tuvieron oportunidad de asociar sus propuestas de
cambio con las necesidades de la población, porque el régimen estableció
un control absoluto sobre los gremios, colegios profesionales y
sindicatos; aún más, creó nuevas organizaciones que como correas de
transmisión hicieron posible que las disposiciones gubernamentales
llegaran hasta el último rincón de la isla.
Las grandes limitaciones con las que ha operado la oposición por décadas
le han impedido desarrollar junto a la lucha política, una paralela que
tuviera como meta denunciar y concientizar a la ciudadanía sobre los
derechos sociales y económicos que les eran violentados.
El gobierno con zanahoria y garrote sedujo a un amplio sector de la
población. La gente perdió la conciencia de sus derechos y con los años
y las inagotables cosechas de fracasos que sumían cada día más en la
miseria al individuo, se fue desarrollando una masa indiferente en todo
lo que no fuera satisfacer sus propios intereses.
Una vanguardia que nunca dejó de estar, pero que se hizo pública cuando
fue oportuno, apartó en alguna medida el cambio de régimen de sus
objetivos primarios, y se abocó a una campaña a favor de los derechos
humanos, pero con valoración política.
Posteriormente los objetivos de esa avanzada fueron evolucionando y
progresando para constituir grupos especializados que tenían objetivos
más definidos y concretos, como fue la constitución del periodismo y el
sindicalismo independiente entre otras vertientes, actividades que no
impidieron que se gestaran agrupaciones estrictamente políticas de
carácter contestatario que proclamaban el objetivo de cambiar el régimen.
Estas actividades fueron reprimidas, y a pesar de las protestas y el
descontento creciente entre antiguos partidarios, el régimen mantuvo el
control de todas las entidades de la sociedad civil.
La incapacidad del gobierno para encontrar soluciones a las demandas
naturales de una sociedad moderna, le paralizaba todavía más; la
improductividad y la corrupción azotaron el país. El desencanto cundió,
la oposición creció, y la represión se incrementó.
Si el fin de la Unión Soviética fue un severo golpe para la dictadura en
el aspecto económico, también lo fue para la imagen pública de la
nomenclatura que no cesó de afirmar durante décadas que el futuro del
mundo era del socialismo.
Este porrazo afectó negativamente a un sector de la clase dirigente
cubana. La fe de muchos de los conversos se quebró cuando vieron a las
repúblicas soviéticas caer por ineficiencia e incapacidad, pero aunque
las contradicciones internas se multiplicaron, hasta ahora no han sido
suficientes como para afectar el control que ejerce la nomenclatura
sobre el país.
El periodo especial precisó a la dictadura a replantearse algunas de sus
tácticas de gobierno, entre ellas la legalización del dólar y el trabajo
por cuenta propia, que fueron en cierta medida el acicate para enterrar
al régimen en un círculo vicioso de obligadas reformas que demandan
constantes reajustes que afectan su control sobre la sociedad civil.
La falta de voluntad de los gobernantes para introducir cambios
estructurales ha hecho que los fracasos se acumulen junto a una espiral
ascendente de ineficiencia y corrupción, lacras que hacen cada vez más
inviable la dictadura, determinaron nuevas reformas como fueron el
cambio de relaciones con la Iglesia, una reforma migratoria, reajustes
en la represión, y flexibilización de algunas de las regulaciones que
habían limitado el hacer individual por décadas.
Todas estas disposiciones han dejado fisuras en el control del estado
sobre la sociedad, grietas que algunos sectores de la oposición han ido
ocupando paulatinamente, lo que ha hecho posible una aproximación e
identificación entre los que ya tienen conciencia ciudadana, la
oposición, y los que están asumiendo, aunque sea lentamente,
conocimiento de sus derechos.
Una de las tareas que ya cumple la oposición ha sido ir identificando
los problemas del ciudadano con la ineficiencia y el abuso de poder de
los gobernantes, a la vez que los asocia con la falta de derechos políticos.
El camino de las reivindicaciones sociales, individuales y colectivas es
una de las rutas por las que se asfixiará a la dictadura; en
consecuencia, la oposición tiene la posibilidad de vincular las
necesidades generales de la sociedad y las demandas ciudadanas, a su
objetivo de llevar la democracia a Cuba.
Periodista de Radio Martí.
Source: "PEDRO CORZO: Cuba rumbo a la democracia - Opinión -
ElNuevoHerald.com" -
http://www.elnuevoherald.com/2013/09/27/v-fullstory/1576591/pedro-corzo-cuba-rumbo-a-la-democracia.html
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