El régimen agudiza la asfixia contra la prensa
El periodismo independiente dentro de Cuba está sufriendo una nueva
etapa de acoso que va en incremento alarmante tal y como se evidencia
con las últimas informaciones sobre las detenciones de varios
periodistas de la agencia independiente Hablemos Press.
Joan Antoni Guerrero Vall
septiembre 20, 2012
Bielorrusia, aquel país hacia el centro de Europa del que a penas unos
pocos europeos han oído hablar jamás y al que yo prefiero llamar la Cuba
europea, está también ahora enfrascada en un proceso electoral, esos
comicios fraudulentos con los que pretenden proyectar al mundo una
imagen de democracia cristalina. Como en el caso cubano, el trabajo para
la prensa extranjera en estos contextos es arduo, por no decir que
prácticamente imposible, además de muy riesgoso para la integridad
personal del periodista. Así vemos el caso reciente de un fotorreportero
de la agencia Associated Press al que agentes de la Seguridad del Estado
bielorrusos vestidos de civil propinaron una brutal paliza dejándole la
cara ensangrentada, que hemos podido ver en fotos.
Es curioso como estos regímenes logran, sin encontrarse en una situación
de conflicto bélico de ningún tipo, establecer las peores condiciones de
trabajo para la prensa de manera que su labor se haga imposible. No es
ya la decepción por unas crónicas de corresponsales en la Isla que jamás
aportarán esa información comprometedora para el régimen lo que resulta
desesperante, sino también esas visitas esporádicas de periodistas que
viajan al país y tampoco son incursiones lo suficientemente arriesgadas
como para sacar las mejores historias que, con toda seguridad, se
podrían encontrar. Es normal que sea así porque en Cuba el periodismo
libre no es posible, solo si se asumen los riesgos que ello podría
conllevar y es difícil que un periodista los vaya a asumir en solitario.
Pero algunos sí lo hacen.
El periodismo independiente dentro de Cuba está sufriendo una nueva
etapa de acoso que va en incremento alarmante tal y como se evidencia
con las últimas informaciones sobre las detenciones de varios
periodistas de la agencia independiente Hablemos Press. El director del
centro, Roberto Jesús Guerra, ha sido detenido en varias ocasiones en
los últimos días y uno de sus corresponsales más activos, Calixto Ramón
Martínez Arias, permanece encarcelado en estos momentos tras ser
detenido mientras investigaba un asunto referente a un cargamento de
medicinas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que, de acuerdo
con Hablemos Press, se ha echado a perder por un mal racionamiento. Una
vez en los calabozos, a Martínez Arias se le ha acusado de desacato a
las figuras de Fidel y Raúl Castro por unos hechos que habrían tenido
lugar en esos mismos calabozos y tras su detención. Se da la
coincidencia de que Martínez Arias fue uno de los periodistas que, desde
dentro de la Isla, informó más sobre los casos de cólera y dengue, y
ésta podría ser una de las razones por las cuales ahora se le está
aplicando el correctivo que podría enviarlo a prisión por un período de
hasta tres años.
Estas denuncias suponen una nueva afrenta del régimen castrista a los
derechos fundamentales y un ataque imperdonable contra el ejercicio
periodístico. Martínez Arias también sufre las consecuencias de asumir
los riesgos de intentar sacar a la luz lo que el régimen pretende
esconder a pesar de tratarse de un asunto de interés general. Según
denuncian sus compañeros, en el calabozo ha recibido palizas y se le ha
rociado gas pimienta en el rostro para acallar sus demandas de
liberación. Cuando una persona asume en solitario los riesgos de plantar
cara al aparato de un régimen totalitario no podemos hacer más que
explicar su historia y esparcir la denuncia por todos lados. No debe
haber nada más desalentador que encontrarse solo frente a un régimen
como el cubano. La solidaridad con Calixto, y con todos los que como él
se arriesgan, es obligación moral.
http://www.martinoticias.com/content/article/14954.html
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