15 de septiembre de 2011

Optimista con Cuba?

Publicado el miércoles, 09.14.11

¿Optimista con Cuba?
Oscar Peña

Los otros días provoqué un poco de asombro ante un ilustre grupo de
cubanos que estábamos reunidos cuando expresé que últimamente estaba muy
optimista con la situación cubana. Igual reacción he recibido entre
amigos más íntimos y familiares cercanos. Prevalece el pesimismo.

La anterior experiencia me ha llevado a meditar en los motivos y razones
de esa apatía, desgano y cansancio con la situación cubana y he
concluido que ese abatimiento y desilusión ha sido provocado por siempre
"comprar" falsas o fáciles expectativas. Error que no es algo nuevo.
Tiene sus antecedentes desde el propio 1959, cuando se esgrimía por
muchos dentro y fuera de Cuba "…los norteamericanos no van a permitir
este comunismo en Cuba…" Por cierto, ese hecho delata que la dependencia
cubana no estaba solo en las altas clases sociales. Había penetrado
hasta nivel de pueblo.

Otra fallida idea aplicada hasta hace muy poco por los exiliados fue la
de alimentar y estimular las deserciones y abandono del país pensando
que se hacía daño al régimen y obviamente observar errores propios
desanima. Otro factor de mucho peso en la frustración del largo tiempo
sin resolverse el asunto cubano ha sido la compartida responsabilidad de
los activistas internos y de los exiliados en poner por muchos años un
exceso de entusiasmo y confianza en las acusaciones internacionales. Las
denuncias a la Asamblea Mundial de Derechos Humanos en Ginebra no es
algo decisivo. Y todavía hoy muchos cubanos dentro y fuera de Cuba
recargan a extranjeros con denuncias que no son atendidas por un mundo
saturado de ellas. Situación agudizada hoy con la grave crisis mundial
de la economía. Quejarse al exterior no ha sido, ni es solución. Otra
desilusión de los cubanos ha sido descubrir que lo de revolucionario y
contrarrevolucionario era un juego de palabras: ni ellos eran verdaderos
revolucionarios, ni nosotros verdaderos contrarrevolucionarios.

Son mucho más los errores de las dos partes enfrentadas en estos más de
50 años lo que ha alimentado la depresión cubana dentro del régimen y en
sus contrarios, pero como esto es una columna de periódico –con
limitaciones de espacio– y no un libro, solo mencionamos lo más
significativo. No se puede dejar de mencionar el hecho de considerar las
autoridades de Cuba que utilizando métodos criminales, sucios y mafiosos
para tratar de callar y obligar a irse del país a sus adversarios
pondrían punto final a la disidencia cubana. Les falló esa jugada. Ya el
mundo no se "compra el boleto" del régimen que trata de presentar como
mercenarios y agentes de la CIA a los representantes de un genuino
proceso de crecimiento cívico del pueblo cubano que brota de manera natural.

Y el último error de muchos es considerar que la muerte de Fidel Castro
era –o es– la solución de Cuba. Con entera franqueza expreso que eso me
parece una superficialidad. Primero, porque no creo que solo el
extremismo nacional del dictador ha sido el problema de Cuba, también
hemos sido de una forma u otra todos los cubanos parte de ese lío. Ellos
"mataron la vaca y los demás le aguantamos la pata". Otros se fueron del
país. Definitivamente todos los cubanos somos pecadores con la patria.
Incluyendo a esos millones de cubanos que dentro de la isla han sido
presentes-ausentes con la careta cubana. Y segundo, porque sin el
dictador siguen teniendo todavía fuertes mecanismos de control social.

¿Por qué estoy optimista hoy? Al ver un despertar, al ver algo tangible
entre distinguidas personalidades cubanas que hasta hace poco estaban
hipnotizadas o miraban hacia otro lado y ya están comenzando asumir
posiciones dignas. La solución de Cuba es entre todos. La valiente carta
pública de Pablo Milanés a las autoridades vitalicias del país y a su
pueblo utilizando el ardid de enviársela a otro compatriota es el
comienzo de la necesaria perestroika cubana (léase transparencia). Pablo
Milanés ya esta dentro de Cuba. Ojalá desde "ningún centro de decisión
nacional" se dé la orden de poner fin a este abrir de ventanas cubanas.
Si Pablo Milanés es obediente y se calla sus verdades sería la ultima
desilusión cubana. Ser optimista es luchar por arreglar tu país en un
ambiente de malas voluntades.

http://www.elnuevoherald.com/2011/09/14/1025011/oscar-pena-optimista-con-cuba.html

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