Thursday, September 1, 2011 | Por Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) – Los medios de
divulgación y supuestos analistas cubanos, siempre dispuestos al
servilismo y la manipulación, baten palmas por las dificultades
económicas y sociales, particularmente en naciones desarrolladas, en
especial Estados Unidos, países europeos y Japón.
La prensa escrita, la radio y la televisión dedican gran parte de sus
espacios a resaltar las demostraciones de descontento en Grecia, España,
Gran Bretaña y otros sitios; manifestaciones imposibles de realizar en
Cuba por la represión existente, aunque la población ha vivido y
continúa viviendo en una permanente crisis por más de 52 años.
Asimismo, apoyados en reportajes de la venezolana TELESUR, muestran las
dificultades de los ciudadanos desempleados en Estados Unidos, España y
otros países; al tiempo que se regocijan con la posibilidad de una nueva
recesión a escala global.
Esa insensata celebración por los males ajenos olvida la terrible
situación de Cuba, que como ha señalado el Presidente Raúl Castro, está
"al borde del precipicio", y afronta el dilema de "rectificar o
hundirse", como también él ha señalado. Estos analistas – faltos de
ética para denunciar los problemas de Cuba- soslayan que de ocurrir
una nueva caída global de la economía, lo cual no es descartable en un
mundo que aún no recuperado de la recesión que tanto daño ocasionó en
2008-2009, los principales perdedores serían nuevamente los pueblos más
empobrecidos del planeta, en particular el cubano, después de tantos
años de políticas económicas erradas, y el tozudo mantenimiento de un
sistema político, económico y social fracasado.
Hoy Cuba carece absolutamente de reservas para enfrentar el impacto de
una crisis mundial. Incluso se ha perdido un tiempo precioso en la
aplicación de las medidas de reforma, que habrían activado la economía y
creado mecanismos de defensa para contrarrestar los efectos de la
crisis. Tendría que preguntarse qué sucederá con el precio del petróleo
y, por consiguiente, de la ayuda venezolana si se materializan los
demenciales deseos de los voceros oficiales.
Ya en estos momentos, aunque todavía existen modestos crecimientos
económicos en la mayoría de las naciones desarrolladas, sólo con las
caídas de las bolsas en días pasados el precio del combustible empezó a
disminuir.
Además, hay que recordar que a fines de 2012 Chávez tendrá que
presentarse a la reelección, y aún sin crisis, los sondeos indican que
no será fácil para él salir electo. Como consecuencia de la recesión de
2008-2009 hubo un efecto muy negativo sobre la economía de Venezuela,
con una caída del PIB en 2009 y 2010 consecutivamente.
Hay que subrayar que sin tener en cuenta la crisis mundial, este país
lleva años con las tasas de inflación y los índices de violencia más
altos de Sudamérica. Venezuela, en adición, se caracteriza por una gran
incertidumbre debido a las súbitas e irresponsables decisiones que toma
su gobierno, acompañadas de una deficiente gestión administrativa, a lo
cual se suman ahora los riesgos por la enfermedad de su Presidente.
No por casualidad la agencia aseguradora Standard and Poor´s redujo la
calidad de Venezuela de BB a B+. En caso de caer el petróleo todos
estos fenómenos se agudizarían, con efectos perjudiciales para la
"ayuda" a Cuba.
Por otra parte, el turismo caería al igual que sucedió durante la
anterior recesión. Igualmente sufriría el envío de remesas,
provenientes en primer lugar de Estados Unidos y de países europeos, en
especial España, la cual lleva tiempo atravesando una difícil situación.
En el caso de las exportaciones cubanas de bienes, aunque también se
dañarían, el impacto sería de menor seriedad, pues ya la capacidad de
exportación de bienes es mínima, con excepción de las ventas de níquel
que podrían afectarse por la caída de la demanda y los precios en el
mercado internacional.
Si se produjera una nueva crisis económica global, el impacto en la
economía cubana sería terrible, con consecuencias políticas y sociales
incalculables, teniendo en cuenta que se afectaría a una Cuba con
niveles de subsistencia mínimos y sin reservas. Ante esa eventualidad,
más valdría a los agoreros de la hecatombe mundial buscar menos la paja
en el ojo ajeno, cuando se tiene una viga en el propio. Sería más
provechoso mayor honestidad y esfuerzos por encontrar soluciones a los
graves problemas de un país que se devora a sí mismo dentro del marco
de una crisis que parece interminable.
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