2 de agosto de 2010

Mi vida comieza de cero, pero no mi lucha

«Mi vida comieza de cero, pero no mi lucha»
Su nueva existencia en Cullera junto a sus familiares no le ha hecho
perder «el espíritu combativo» que le llevó a las cárceles de Castro
X. MORET / VALENCIA
Día 02/08/2010

José Luis García Paneque
Disidente cubano

Apenas unos días en España le han bastado a José Luis García Paneque,
uno de los disidentes cubanos excarcelados por el régimen castrista,
para tener claro su deseo de comenzar una nueva vida en su país de
acogida. En una entrevista telefónica, García Paneque repite una y otra
vez la gratitud que siente hacia el la Iglesia, las autoridades y el
pueblo español e insiste en su deseo de devolverles todo lo que le han dado.
El pasado 8 de julio recibió una llamada en prisión en la que le
comunicaron que era uno de los cinco elegidos para ser excarcelado y
trasladado a España. Días después le llevaron a La Habana y, tras un
chequeo rápido, le dieron ropa limpia y le trasladaron directamente
desde la prisión al aeropuerto para tomar el vuelo que le llevaría a España.
«Me sentí libre en el momento en el que subí a ese avión de Air Europa,
porque fue en ese instante cuando comencé a sentir la solidaridad del
pueblo español. Sin embargo, la llegada a España ha superado todas mis
expectativas», relata.
Espíritu combativo
«Esto ha sido demasiado. Más de lo que merezco. Este pueblo me lo ha
dado todo y ahora deseo que me enseñen a ganarme la vida porque no
quiero ser una carga para el Estado», insiste.
García Paneque, de 44 años y médico de profesión, se encuentra desde
hace unas semanas en el centro del Comité Español de Ayuda al Refugiado
(CEAR) de la localidad valenciana de Cullera, donde está acompañado de
sus padres, su hermana, su cuñado y una sobrina que apenas supera el mes
de vida.
«Quién me iba a decir que el primer mar que vería tras recuperar la
libertad sería el Mediterráneo», reflexiona García Paneque, quien dice
que lo primero que hizo cuando llegó a Cullera fue acercarse a la orilla
y tomar un puñado de arena para saborear su recién estrenada libertad.
Su intención es intentar reunir a su familia en España —su mujer y sus
cuatro hijos permanecen exiliados en los Estados Unidos— y proseguir su
lucha por la
libertad del pueblo cubano desde el exilio.
«Ahora mi vida comienza de cero, pero no mi lucha», asegura García
Paneque, quien sostiene que no ha perdido ni un ápice del «espíritu
combativo» que le llevó a ser encarcelado por el régimen cubano hace
siete años.
Difícilmente podrá olvidar la tarde del 18 de marzo de 2003, cuando
alrededor de las cinco de la tarde varios oficiales del Estado
irrumpieron en su casa, donde se encontraba reunido con miembros de una
agencia de prensa, y procedieron a realizar un registro que se prolongó
hasta la media noche.
Tres días después fue condenado en un juicio sumarísimo a 24 años de
cárcel, mientras que el resto de personas que se encontraban en la
vivienda no llegaron a ser detenidas.
«Nos metieron en la cárcel con el objetivo de destruirnos moralmente,
pero no lo han conseguido. Fue impactante y muy duro, pero no he perdido
mi espíritu», asegura.
Durante los siete años y cuatro meses que estuvo encarcelado, pasó por
nueve prisiones. Los dos primeros años estuvo en régimen de solitaria,
el que a su juicio supone «el trato más cruel e infrahumano que se le
puede infringir a una persona». Sólo le permitían una llamada telefónica
al mes, mientras que las visitas de familiares se reducían a sólo dos
horas al trimestre. La visita conyugal tenía lugar cada cinco meses.
Periodismo «a pulmón»
En el momento de su arresto, García Paneque, uno de los integrantes del
conocido como «Grupo de los 75» que fueron encarcelados en la represión
de la Primavera Negra de 2003, se había convertido en un elemento
incómodo para el régimen.
Desde hacía ocho años, había tomado la determinación y «asumido los
riesgos» de ejercer el periodismo «alternativo» como forma de
«proyectar» su oposición al régimen.
Con un bloc de notas y un teléfono como únicas armas, García Paneque y
un grupo de disidentes asumieron el reto de ejercer un periodismo «a
pulmón» para «desenmascarar al régimen castrista «por haber
destruido un país lindo y hermoso. No me arrepiento», sentencia.
«Nuestra excarcelación es un pequeño paso, pero no tenemos nada que
celebrar. El problema de Cuba se va a resolver entre los cubanos, pero
es imprescindible la ayuda exterior de quienes desean el bien de Cuba»,
opina José Luis García Paneque, quien defiende que a pesar de que
todavía siente «la espada de Damocles» sobre sí, «lo peor» queda para
quienes permanencen en Cuba.

http://www.abc.es/20100802/comunidad-valencia/vida-comieza-cero-pero-20100802.html

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