2009-08-25.
José Alberto Álvarez Bravo, Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- Muchos, -y muy difíciles de superar- serán
los traumas que el neofeudalismo castrista legará a una Cuba liberada de
ese flagelo. Esos traumas, que anidan en recónditos intersticios en los
cerebros de infinidad de cubanos, -cuyas historias están imbricadas al
siglo XX y lo que va del XXI- tienen sus fundamentos en causales muy
concretas.
La historia no oficial, -negra y oculta- es pródiga en actos de
violencia, -física y síquica- en abusos y atropellos de todo tipo contra
la nación cubana, cometidos por quienes usaron las nobles ideas de la
Revolución para erigirse en amos del país de todos.
Fusilamientos, encarcelamientos por décadas, destierros y acosos
sistemáticos, han sido los infalibles recursos a que han recurrido
quienes se apropiaron del martirologio de aquella generación idealista,
para edificar un régimen fascistoide, orientado a perpetuarse en el poder.
Por millones se pueden contar las víctimas directas, pero las indirectas
son incontables. Entiéndase por víctimas indirectas a los familiares de
las directas, entre las que incluyo no sólo a quienes confrontaron al
régimen impuesto, sino también a quienes cayeron en cumplimiento de lo
que creían, -no dudo que sinceramente- su deber de cubanos combatiendo
en guerras ajenas y distantes, en las propias arenas de Playa Girón, o
en actos violentos -que condeno- como la voladura del avión en Barbados.
Dolorosa es la muerte evitable de un compatriota, con independencia del
bando que ocupe. Tan negro es el luto de la madre de un oponente, como
la de un defensor del régimen. Por la carga de muerte, odio e
intolerancia acumulada en la conciencia cívica de la nación, tendrán que
responder los Castro ante la historia. Esa intolerancia ha calado tan
hondo en nuestro pueblo, que ni aun en el exilio logra el cubano evadirla.
Es el caso que dos hermanos de la diáspora se han enzarzado en un acre
diferendo alrededor de la figura de otro. Uno le agrede, mientras el
otro le defiende.
La manzana de la discordia es un cubano nombrado Miguel Saavedra, y los
contendientes son nuestros coterráneos Agustín Miranda y Nelson Moran.
Estos acerbos diferendos también son, dolorosamente, el pan nuestro de
cada día en las filas disidentes dentro de la isla.
Suscribo la opinión de mi colega y amigo Osmar Laffita, vertida en su
artículo Fuego cruzado, y corroborada por la realidad circundante: "la
oposición en su ADN lleva sus peores enemigos: el voluntarismo, la
intransigencia, el caudillismo, los métodos de ordeno y mando".
No me enfrento a ninguna persona por motivos de opinión, pero, como es
lógico y natural, con unas coincido y con otras no.
Coincido plenamente con Agustín en lo cardinal de sus planteamientos, y
discrepo con quienes viven aferrados a un anquilosado esquema político
hacia Cuba, que durante medio siglo ha demostrado ser contraproducente.
En modo alguno deseo contender con Moran, cuyo sufrimiento en las
ergástulas del totalitarismo –con su secuela de traumáticas vivencias-
concita mi más hondo respeto, pero sí quisiera preguntar cuánto tiempo
más necesita la receta inmovilista para probar su ineficacia. ¿Otro
medio siglo? Cincuenta años de esa política fallida, para mí son
suficientes.
Nuestro respetable Nelson ha desplegado un loable esfuerzo al compendiar
"lo que necesita CUBA". En su poco afectuosa carta a Miranda, Moran nos
detalla los seis aspectos más importante "que necesita CUBA",
-valoración con la que estoy completamente de acuerdo- lo que no me
quedó claro cuáles son las vías que propone para alcanzarlos. ¿Será con
los mismos métodos empleados hasta el presente?
¡Que Dios nos coja confesados!
LO QUE NECESITA CUBA - Misceláneas de Cuba (25 August 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=22460
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