La ropa importada, un negocio ilegal y rentable
YOSMANY MAYETA LABRADA, La Habana | Febrero 27, 2017
Regla lleva años dedicándose a un negocio prohibido: la venta de ropa 
importada. Antes lo hacía en los portales de la calle Monte en La Habana 
Vieja pero cuando el Gobierno cambió la ley para impedir la 
comercialización de ropa y calzado, en diciembre de 2013, tuvo que 
trabajar de forma más discreta todavía. Ahora mantiene un punto de venta 
en un local estatal que renta espacios a trabajadores privados, pero su 
pequeño mostrador, que exhibe piezas manufacturadas, solo funciona como 
tapadera para atraer clientes a los que después ofrece la mercancía que 
trae desde países que no exigen visado a los cubanos.
Antes, Regla confeccionaba las prendas con la materia prima que sustraía 
de la fábrica de toallas del Wajay, en Boyeros, y las vendía con su 
licencia de trabajo por cuenta propia como modista.
Con ese truco Regla evade también una buena parte del pago de impuestos 
sobre sus ingresos personales. De los 535.000 cuentapropistas que hay en 
el país, estos días deben presentar su declaración jurada 170.000 de 
ellos, según las últimas cifras del Ministerio de Trabajo y Seguridad 
Social.
"Todo lo que tengo es de mejor calidad que en la tienda", explica con 
orgullo la vendedora. Esta semana ha vuelto a susurrar su mercancía en 
los portales debido a que el inmueble donde mantiene su puesto está 
cerrado por reparaciones.
De entre todo su amplio catálogo destacan los pantalones de lycra que 
llevan impresos la bandera de Estados Unidos. Los medios oficiales la 
han emprendido contra esta prenda en repetidas ocasiones, pero su 
presencia en las calles no para de crecer.
La policía controla las áreas donde con frecuencia estos vendedores 
ofrecen su mercancía. La penalización incluye la confiscación de todos 
los productos y una multa de 1.500 pesos. No obstante, los vendedores 
informales siguen capitalizando buena parte del mercado de ropas y 
calzados, en detrimento de las tiendas recaudadoras de divisas que 
mantiene el Estado.
Yulia ofrece sus productos en la calle Infanta. La mayoría proviene de 
Rusia, Guyana y Haití. "Comencé viajando a los países que no exigían 
visa, pero desde hace meses compro también en Haití". Considera que el 
país caribeño es un buen destino para abastecerse por los bajos precios 
de los boletos de avión.
"Voy a casa de unos familiares en Santiago de Cuba y desde allí vuelo", 
explica. "Le saco a las ropas el doble de ganancias". Esto es así porque 
la inversión resulta más baja que en el caso de viajes más distantes, 
como al lejano Moscú.
La obtención de una visa para Haití resulta relativamente fácil para los 
cubanos y Yulia recientemente consiguió también la residencia haitiana. 
Su nueva situación legal le permitirá ampliar su negocio. "Todo el mundo 
quiere ropas traídas y bonitas", cuenta la vendedora que lleva siete 
años en el oficio.
Este mercado ilegal ha encontrado también sus propias formas de 
protegerse. Al grito de "¡agua!" los vendedores informales de la calle 
Monte esconde sus mercancías o se esfuman en alguna escalera. Es el 
código para avisar que se acerca la policía. Cuando las autoridades se 
retiran, todos vuelven a su sitio. Hasta el siguiente aviso.
Source: La ropa importada, un negocio ilegal y rentable - 
http://www.14ymedio.com/nacional/Ropa_importada-comercio-cuentapropismo-prohibicion-calle_Monte-La_Habana_0_2171782807.html
 
 
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