24 de septiembre de 2015

No se puede morir un domingo

No se puede morir un domingo
"Ya esto parece La muerte de un burócrata. Por falta de un papel, mira
que rollo han formado"
miércoles, septiembre 23, 2015 | Roberto Rodríguez Cardona

BAYAMO, Cuba.- El pasado domingo 20 de septiembre, el suicidio de Olián
Sánchez Velásquez, joven bayamés de 36 años que por causas desconocidas
decidió poner fin a su vida, dio paso a toda una cadena de sucesos
desafortunados que sufriría el cadáver antes de la sepultura.

Ana Velásquez Capote, tía de Olián, cuenta que fue el padre quien hizo
el doloroso descubrimiento a las diez de la mañana. Forzó una persiana y
abrió la puerta de la casa del joven, preocupado por su inusual tardanza
en levantarse. Colgado de una sábana desde la tarde anterior, sujeto a
la ventana a baja altura, estaba el cuerpo rígido. Este fue el punto de
partida de los dolores que sufrirían sus familiares ese día.

Al sufrimiento generado por la fatal noticia, se sumó la espera por la
llegada del personal autorizado legalmente para manipular el cadáver.
Cuentan los familiares que, al llegar estos dos horas después y notar la
hinchazón del cuerpo, solicitaron un ataúd mayor, que llegó alrededor de
las dos de la tarde cuando ya el cadáver, debido al calor imperante,
despedía olor.

Ante la carencia de formaldehido (formol) para su conservación y el
estado de descomposición del cuerpo, las autoridades determinaron que no
tendría funeral y lo enviaron directamente al cementerio, donde
rústicamente le fue realizada la autopsia, dentro del ataúd y en un
pequeño espacio al sol y al aire libre, al fondo del cementerio.
Autoridades policiales presentes se encargaron de alejar a quienes
estábamos presentes del lugar, mientras los forenses manipulaban el cadáver.

Una lluvia espesa les interrumpió, por lo que provisionalmente metieron
el cadáver en una bóveda cercana. Un empleado del cementerio informó a
los familiares que para casos de esa índole, allí existía un local para
las autopsias y que no entendía por qué no lo usaron en esta ocasión.
Una vez terminada la lluvia, el equipo de forenses culminó su labor y se
retiró para analizar muestras y enviar la orden de defunción
reglamentaria desde el hospital, ubicado al otro extremo de la ciudad.

¿Todo acabó? Pues no. Listo el cuerpo y dada la autorización de la
funeraria local de apresurar el entierro, el personal de la necrópolis
se negó a sepultarlo hasta la llegada del documento firmado y el
análisis forense. Como era domingo, día de descanso de una de las
firmantes, tuvieron que ir a su casa, para obtener la firma que detenía
la sepultura.

Camino al panteón familiar, un doliente expresó: "Ya esto parece La
muerte de un burócrata (filme cubano), por falta de un papel, mira que
rollo han formado y la hora que nos ha cogido. Ya uno no se puede morir
los domingos, porque no hay quien firme la boleta de defunción".

Eran pasadas las seis de la tarde, cuando los desconcertados familiares
pudieron dar santa sepultura al cadáver. El ataúd sin sellar, destilaba
un líquido sanguinolento y maloliente y sufrió leves roturas al ser
depositado en el panteón familiar, donde se espera que Olián por fin
pueda descansar en paz.

Source: No se puede morir un domingo | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/no-se-puede-morir-un-domingo/

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