La mala historia de Rolando Rodríguez
Un historiador que apoya el castrismo para injuriar a la República
viernes, febrero 21, 2014 | Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba. – Comoquiera que el historiador Rolando Rodríguez es
uno de los escritores a los que se dedica la 23 Feria Internacional del
Libro Cuba 2014, no resulta ocioso traer a colación algunos datos que
explicarían el porqué de semejante distinción otorgada por la cultura
oficialista.
Dicen que desde muy joven sintió afición por las letras, en especial por
la literatura y la filosofía. Pero por esa época se produjo el
advenimiento al poder de FidelCastro, y Rolando no halló mejor opción
que montarse activamente en el carro de la revolución. Estuvo movilizado
cuando los sucesos de Playa Girón en 1961, listo para enfrentarse a los
expedicionarios de la brigada 2506; al año siguiente fue comisario
político en una unidad de cohetes durante la crisis de los misiles; y
como colofón de su faceta militarista, tomó parte en la limpia del
Escambray, acción que el señor Rodríguez, para ponerse a tono con el
discurso oficial, califica de "lucha contra bandidos".
Entonces Rolando comprendió que la literatura o la filosofía no eran el
camino adecuado para él. Tal vez hubiese tenido que abordar los asuntos
que en ese momento estremecían a la sociedad cubana, y si se comportaba
de un modo honesto, su pluma no podría ignorar los desaciertos que ya
exhibía el castrismo. Y él, evidentemente, no estaba para enemistarse
con el Poder. Así nació el historiador. El pasado era un terreno más
seguro que el presente.
Por supuesto que no iba a ser un historiador objetivo, apegado a la
realidad de los hechos, sino un intérprete de la Historia de acuerdo con
los intereses de la cúpula gobernante. Con el ánimo de cumplir esa
encomienda, el señor Rodríguez se ha dedicado, en lo fundamental, a
historiar la etapa republicana. Claro, si el castrismo siempre ha
estigmatizado a la República, a cualquier historiador le basta con
exaltar los defectos— e ignorar las virtudes— de ese período para
recibir el beneplácito del oficialismo.
En un reciente diálogo digital con lectores del periódico Juventud
Rebelde— cuya información apareció en su edición del 16 de febrero—, y
ante una pregunta de si algo de la República ha sobrevivido en la
revolución de 1959, Rodríguez respondió así: "Me da la impresión de que
la Revolución le pasó por arriba a aquella República como una
aplanadora. No puedo encontrar nada de ella en la Revolución actual". Es
una lástima que, entre otras cosas, esa aplanadora revolucionaria
convirtiera en cenizas las prácticas democráticas y el Estado de Derecho
que conocieron los cubanos durante buena parte de la República.
El propio Rolando cuenta que, en uno de sus encuentros personales con
Fidel Castro, este le preguntó que por qué los contenidos de sus libros
no llegaban al año 2000. Imagino el mal momento que pasó el historiador
para responder. Después de reconocer que hasta ahí no piensa llegar,
solo atinó a afirmar que "lo que he hecho es preparar a alumnos que se
encargarán de continuar donde yo deje la tarea".
Tras ser recompensado con la presidencia del Instituto Cubano del Libro,
y ser escogido por Armando Hart como su viceministro de Cultura en 1976,
Rolando Rodríguez confiesa ahora que su mayor temor es que se pierda la
revolución. Es lógico. Cuando eso suceda, además de la pérdida de
ciertas prebendas, es muy probable que nadie más lea sus libros.
Source: La mala historia de Rolando Rodríguez | Cubanet -
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