Al Rincón sin garabato
YANIA SUÁREZ | La Habana | 20 Dic 2013 - 10:20 am.
OMNI-Zona Franca peregrinó por San Lázaro con una propuesta de reflexión
sobre la identidad y el camino.
Empezó la fiesta de OMNI-Zona Franca el mismo 17 de diciembre. A
diferencia de otros años, esta vez la inauguración vino mezclada con el
tradicional ritual poético que es el peregrinaje hasta al santuario de
San Lázaro. Allí los OMNIS y sus acompañantes llevan un garabato inmenso
como ofrenda por la salud de la poesía y las fuerzas ocultas de la
nación cubana. Quince años cumple este ritual que consume los treinta y
pico de kilómetros que van de la Ciudad Deportiva hasta El rincón, allá
lejos. Quince años donde ha pasado de todo.
Esta vez hubo dos novedades: se eliminó el garabato físico, y al final
del viaje todos hablaron como individuos, en lugar del grupo. El
garabato es un artefacto de listones de madera de aproximadamente tres
metros de longitud que los OMNIS construyen para llevar caminando al
templo. Cada participante debe cargar por un rato el artilugio –imaginen
a Cristo con la cruz– hasta vencer el trayecto.
En Cuba, culturalmente se reconoce como atributo del dios orisha de los
caminos, el niño-viejo. OMNI le añade otros significados. Según Amaury
Pacheco (omnipoeta), lo conciben como el objeto de deseo en una
meditación dinámica: es el peso que rige la marcha, que hay que soltar,
y hasta la fecha la peregrinación estuvo definida por su acarreo y todo
lo que eso implica.
El garabato somos nosotros
La decisión actual de eliminar el garabato es una forma, nos dice
Amaury, de ponernos frente a nosotros mismos, al destruir aquello que
nos condujo. Una propuesta de reflexión sobre la identidad y el camino.
Cuando desaparezca la carga que nos cautivaba, para Cuba, para cada uno,
entonces ¿qué? El garabato somos nosotros.
Curiosamente, una consecuencia inmediata de la ausencia del artilugio
fue que nos demoramos más. El apuro que implicaba antaño tener un peso
que soltar se convirtió en distracción, en pausas multiplicadas por el
camino.
No cambió, sin embargo, la felicidad, que es el sentido del peregrinaje:
la fiesta. Como siempre, los caminantes marcharon tratando de irradiar
las calles y no pocas veces lo consiguieron. Al lado de los peregrinos
la gente se ve cansada, pero un tipo pasa con una carretilla y Amaury se
detiene a desearle que la cosa avance y que la carretilla no le pese
tanto; unos venden en un puesto de frita y pide prosperidad para ellos;
a los vecinos, que mejore la familia… La gente va cambiando cuando ve el
desfile. Así OMNI quiere convocar las "fuerzas ocultas de la nación cubana".
El último tramo, un par de kilómetros antes del santuario, es el mejor.
A partir de entonces el grupo va coreando "Un garabato para que/se abran
los caminos" y entonces se improvisa: se pide el bienestar para Cuba, la
libertad colectiva, individual… La gente se alegra. Unos jóvenes se nos
unieron hasta el final, marchando. Otros, durante un tramo, se animaron
a improvisar también, hubo alguien que se animó tanto que pidió un remo
para abrir los mares y otro libertad de expresión. Al final en el
templo, son las palabras del grupo a la nación, palabras vigiladas, que
esta vez fueron individuales.
La aspiración de OMNI es la plenitud y eso justifica el viaje.
Source: "Al Rincón sin garabato | Diario de Cuba" -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1387531225_6417.html
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