27 de abril de 2011

El congreso cubano, una crítica a los últimos 50 años

VI Congreso del PCC, Cambios

El congreso cubano, una crítica a los últimos 50 años

En el discurso de clausura, Raúl arrojó algo de luz sobre la toma de
decisiones de la cúpula, algo que no hubiera hecho su hermano mayor

Marifeli Pérez-Stable, Washington | 27/04/2011


A primera vista el congreso del partido que acaba de finalizar en La
Habana ha sido más de lo mismo.

La vieja guardia permanece en el poder, aunque con un solo Castro al
mando. La edad promedio de los miembros del buró político —14 hombres y
una mujer con poder decisorio sobre los asuntos más urgentes de la
nación— es 67, con el 50 % de 70 años o más. La reunión emanaba
simbolismo, con las fechas escogidas para su celebración: del 16 al 19
de abril, el 50 aniversario de la invasión a Bahía de Cochinos.

El congreso, efectivamente, tuvo su inauguración en la Plaza de la
Revolución con un desfile militar, recordatorio de que la Cuba actual
está preparada para evitar la agresión. Y, por si fuera poco, Fidel
Castro asistió a la sesión de clausura como un miembro más del partido.

El Buró Político incluye a seis generales y a un comandante histórico.
Los militares constituyen el 19 % de un comité conformado por 115
miembros. Con algunas diferencias a lo largo de las décadas, estas
cifras revelan algo más que proporciones relativas. Fidel, Raúl y los
otros viejos revolucionarios poseen una comprensión militar de la
política. Si bien dicen seguir el papel del patriarca José Martí, los
históricos nunca han prestado atención a las palabras que dirigiera a
Máximo Gómez, el generalísimo de la independencia: "Un pueblo no se
funda, General, como se manda un campamento". Quedará para la próxima
generación percibir la política como civiles, sea como sucesores de los
viejos revolucionarios o como fundadores de una Cuba democrática.

Sin embargo, si miramos de nuevo, algo siempre recomendable en cualquier
asunto, lo que vemos puede llevarnos en otra dirección. Por primera vez,
la alta dirigencia estará restringida a dos mandatos consecutivos.
Cierto, habría sido realmente trascendental si los límites al mandato
hubieran quedado instituidos hace una década, cuando el histórico por
antonomasia todavía llevaba las riendas, pero con una salud que se
deterioraba cada vez más. Pero da igual, reconocer que al menos los
altos puestos no serán vitalicios resulta saludable.

El comité central —los líderes del segundo nivel del partido— se ha
reducido de 150 a 115. Las mujeres constituyen ahora casi el 42 %, con
lo que se ha triplicado la cifra anterior. Negros y mulatos aumentaron
moderadamente hasta algo más del 31%. Dadas las respectivas
proporciones, ambos sectores —sobre todo negros y mulatos— todavía son
reducidos.

Un Raúl Castro casi apologético señaló que los históricos mantenían un
sitio dentro de la dirigencia como resultado de su propio fracaso en la
preparación de jóvenes cubanos como sucesores. Y recuerdo a Carlos Lage,
Roberto Robaina y Felipe Pérez Roque: el primero, otrora zar de la
economía, y los otros dos, antiguos ministros de Exteriores. El
reconocimiento de Raúl, bastante crítico, resulta inusual en líderes
cubanos.

En el discurso de clausura, Raúl arrojó algo de luz sobre la toma de
decisiones de la cúpula. El comité central se reúne al menos dos veces
al año. Los representantes del buró político y del consejo de ministros
se reúnen semanalmente y los ministros invitan a sus reuniones mensuales
a observadores del partido, la Asamblea Nacional, los sindicatos, la
Juventud Comunista y a los gobiernos provinciales.

Y si bien no resulta apasionante ni democrático, el proceso no hubiera
sido nunca explicado con detalle por el hermano mayor, Fidel. Después de
todo, bajo su mando el partido pasó 14 años sin celebrar un congreso, lo
que supone un récord en los anales del comunismo.

Bajo la dirección de Raúl, la decisión de "actualizar" el modelo
económico de Cuba surgió institucionalmente. Si la dirigencia decide
acelerar o reducir las reformas, se seguiría el mismo procedimiento.
Nunca más la nación sufrirá cambios abruptos como consecuencia de los
antojos de un solo hombre.

La actualización económica propuesta apenas roza la superficie. Sin
embargo, si leemos entre líneas, representa una crítica a los últimos 50
años. No hay prácticamente nada nuevo: los problemas han estado ahí
durante décadas. Por qué la dirigencia los aborda ahora y no lo hizo a
principios de los 90, por ejemplo, podría debatirse en otro momento.

Anteriormente el propio Raúl se refirió con dureza a la doble moral
—decir algo en público, aunque se piense lo contrario— y a la práctica
de hablar poco en las reuniones, y luego hacerlo profusamente en los
pasillos. El congreso no se pronunció al respecto. Así que sospecho se
hará en la conferencia del partido del 28 de enero de 2012, fecha en que
se conmemora el nacimiento de Martí, convocada para "actualizar" la
dirección del partido.

Para sentar bien la diferencia, los históricos tendrían que seguir la
advertencia de Martí acerca de cómo se rige una nación. Espero sentada.
Sin embargo, creí oportuno recordar que toda política significa
liderazgo civil y libertades civiles, sin alguna de las cuales, la doble
moral siempre estará entre nosotros.

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/el-congreso-cubano-una-critica-a-los-ultimos-50-anos-261569

No hay comentarios:

Publicar un comentario