Hollande y Castro: con vino pero sin democracia
YOANI SÁNCHEZ, Washington | Febrero 01, 2016
El presidente iraní Hassan Rouhani suspendió su almuerzo con François
Hollande porque no quiso retirar el vino de la mesa. Esta noche, en
cambio, el mandatario francés no tocará con Raúl Castro el tema de las
violaciones de derechos humanos en Cuba, para evitar agraviar al
visitante. Un gesto que terminará afectando la imagen de Francia, mucho
más que haber prescindido de una copa de tinto.
Frente al líder de la poderosa nación, con un polémico programa nuclear,
las autoridades galas no quisieron privarse de uno de los símbolos de su
identidad. Pero ante el General que no permite la oposición ni la prensa
independiente en su país, los anfitriones bajarán el tono de los
requerimientos democráticos, algo similar a cuando Roma tapó la desnudez
de sus estatuas para agradar al mismo Rouhani.
En la patria de "Libertad, Igualdad, Fraternidad", desaprovechar la
visita oficial de Raúl Castro y no exigirle una apertura democrática
sería una una decepción mayúscula. No convence el argumento de una
fuente del ejecutivo francés que ha declarado que la cuestión de los
derechos humanos "siempre está presente". Es el momento para arrancarle
al octogenario caudillo un compromiso de apertura democrática en la Isla
a corto plazo.
Francia no pierde nada si muestra una postura más firme sobre la falta
de libertades bajo la que viven 11 millones de cubanos. A diferencia de
Rouhani, Raúl Castro no le comprará más de un centenar de modernos
Airbus ni le ofrecerá un contrato para la extracción de miles de
barriles diarios de petróleo. La Plaza de la Revolución sólo va a
reportarle pérdidas y descrédito.
Sobre el ejecutivo galo irán a parar las quejas de los acreedores del
Club de París que en diciembre pasado le condonaron a la Isla 8.500
millones de dólares, cuando no vean siquiera el pago de los 2.600
millones restantes que La Habana se comprometió a devolver en un plazo
de 18 años. Es poco probable que lo haga, porque el sistema cubano es
experto en despilfarrar dinero ajeno y en timar a quienes lo ayudan.
Otro tanto ocurrirá con los 360 millones de euros sobre los que este
lunes se cerrará un acuerdo bilateral para la financiación de proyectos
de desarrollo. Un dinero que el oficialismo cubano colocará en áreas de
conveniencia, que no empoderen a la ciudadanía ni hagan prosperar al
entramado empresarial autónomo. Con el tiempo, esos recursos terminarán
alimentando la corrupción, el mercado ilegal y los bolsillos de verde olivo.
Raúl Castro le prometerá esta noche a Hollande que el trozo de pastel
que le corresponde está seguro. Como le ha dicho a tantos, sin duda, le
ratificará que a los "amigos de Cuba, la Revolución siempre los tendrá
presente". La "amistad", en este caso está indisolublemente asociada a
la complicidad y a la callada aceptación del autoritarismo impuesto a la
ciudadanía cubana.
Es sólo otra maniobra para ganar tiempo. Hollande pasará y la nueva
administración tendrá que lidiar con quienes llevan casi seis décadas en
el poder en Cuba y el cuento volverá a empezar por el principio:
compromisos, palmadas en el hombro, fotos protocolares y una cena donde
hay vino a raudales, pero han escondido la impúdica presencia de la
democracia.
Source: Hollande y Castro: con vino pero sin democracia -
http://www.14ymedio.com/opinion/Hollande-Castro-vino-democracia_0_1936606322.html
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