¡Cómo me gusta hablar spanglish!
Los improvisados políglotas revolucionarios del acoso al turismo
chapurrean: ¿Whear Your from?
miércoles, octubre 28, 2015 | Víctor Manuel Domínguez
LA HABANA, Cuba.- El aprendizaje de un inglés de "etrái guan/de etrái
guan y guan tu tri", como el del Bito Manué de los Motivos de Son, de
Nicolás Guillén, ha prendido cocinas, arropado el pellejo, calzado los
pies y abierto los ojos a otros horizontes, a miles de cubanos que hoy
en día se valen de una emergente y estrafalaria jerga en 'spanglish'
para sobrevivir.
Hay que ver como estos improvisados políglotas revolucionarios del acoso
al turismo, la lucha por la izquierda o la derecha, el timo en busca del
dólar redentor, chapurrean una especie de ábrete sésamo lexical: ¿Whear
Your from? y le van arriba a cualquiera con pinta de extranjero, sin
importarles si hablan suajili, euskera, polaco, árabe o alemán.
La cuestión es que el extranjero se detenga, cruce cuatro palabras,
compre tabacos, ron, libros viejos, servicios sexuales, o quiera visitar
la parte histórica de La Habana, pasear en almendrón, cenar en una
paladar, visitar un naigh club, o, simplemente, caminar por la ciudad,
siempre que de no haber ligue, al despedirse les deje algo por la gestión.
Dime cómo hablas…
En el libro Dime cómo hablas, del fallecido colega Luis García Vega
(Lucas Garves), se abordan los fenómenos de la (in)comunicación social,
el mal uso del español, la chabacanería al hablar, las diversas zonas
expresivas de un argot popular que convierte los diálogos callejeros en
una torre de Babel, y se traza un panorama desolador que muestra a los
"cultísimos" cubanos con un lenguaje más pobre que un bidet.
Personas con diplomas de bachiller, técnico medio en qué se yo, maestros
en no sé qué, escriben ayer con H, al parecer contaminados con la grafía
de hoy. Y no duden que algunos se la intercalen a mañana para variar.
Sin embargo, estos "siudadanos" (así lo escriben también), que parecen
mezclar su lenguaje en una batidora, "hablan" en inglés.
La crítica a los problemas en la ortografía y la expresión oral, que
dispara en la isla las alarmas academicistas del "país más culto del
universo", aún no logra evitar que aparezcan anuncios como "se venden
cunas para niños de madera, se acen rocas a dormicilio, o, llegó la
carne de embarazadas y los huevos de ancianos de la semana.
Para este número nada despreciable de cubanos, una preposición no es más
que una invitación a delinquir; la consonante les suena como alguien
forrado en billetes de cualquier color, y la expresión oral no significa
otra cosa que una modalidad sexual. Lo importante es que al ¿expresarse?
sean entendidos por sus interlocutores y ya.
El idioma del enemigo
Luego de pasar el Volga en bicicleta y hartarse de osos mishas, tíos
vanias y matriuskas para aprender idioma ruso por radio (lengua que
causa retortijones de estómago hasta para decir "amor"), los cubanos
reciben una contraorden del partido que prioriza el estudio del inglés,
que si bien lo usan los enemigos, se conjuga con prosperidad.
Los tiempos cambian, la necesidad apremia, y ya el rústico
tovarish-compañero no alivia los desastres causados por una revolución
que hoy busca restañarse las heridas con un míster-señor. Las pancartas
de alegres muchachas koljosianas con sus dientes de oro, vestidos
estampados y en el cabello una flor, son sustituidos por los poster de
semidesnudas diosas imperiales como Lady Gaga, Madonna, J-Lo, Rihanna o
Beyoncé.
De nada sirve hoy especializarse en camiones Ural o automóviles Ladas,
si ahorita rodarán por nuestras "embachecidas" calles de los
revolucionarios, los conservadores Ford Mondeo, los reaccionarios
Chevrolet Corvette C 7, y cuanto sirva para transportar a la nueva clase
cubana, ahora que el hombre nuevo del Che envejece en el exterior.
Ya en Cuba nadie sueña con aquellos 9550 kilómetros que separan a La
Habana de Moscú, sino en las 90 millas que los alejan de Miami. Mucho
menos en cortar caña como un loco y ser héroe del trabajo para ganarse
un viaje a Samara o Volgogrado, sino en lograr una visa definitiva o por
cinco años para radicarse o visitar Montana o Illinois.
Por eso y mucho más, bienvenido el idioma del ex enemigo. Servirá de
mucho para deletrear los carteles en inglés que inundarán el país,
mejorar el spanglish de los proxenetas y luchadores al menudeo ubicados
en cualquier esquina de la isla, y para acabar de enterrar el español.
Yo me larvo las manos, como Porcio El Piloto.
A mí, como me gusta hablar español, al estilo de la guaracha de Pedro
Luis Ferrer, si Oprah Winfrey, Tracy Chapman, Julia Robert, Toni
Morrison, Angelina Jolie, Yusnaime La licenciada, Olga La Tamalera, o
Yurelkis La Porqueriza desean hablar conmigo, tendrán que hacerlo en el
idioma de Cervantes y Víctor Manuel. ¿OK? Thanks.
Vicmadomingues55@gmail.com
Source: ¡Cómo me gusta hablar spanglish! | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/como-me-gusta-hablar-spanglish/
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