ALEJANDRO RÍOS: Burdel travestido
Fidel Castro afirmó que en su país laboraban las prostitutas más cultas
del mundo
Ahora quieren crucificar al director Agustí Villaronga
Villaronga ha cometido el error de irle de frente a la burocracia castrista
ALEJANDRO RÍOS
El actual ministro de cultura cubano, un anodino burócrata, se ha
ofendido con el prestigioso cineasta español Agustí Villaronga por
afirmar que Cuba era el burdel de Europa, a propósito de haber realizado
la película El Rey de La Habana, basada en la novela homónima de Pedro
Juan Gutiérrez, cultivador del llamado realismo sucio.
Según el funcionario, fue el oficialista Instituto Cubano de Arte e
Industria Cinematográficos quien decidió abortar la realización del
filme en sus escenarios naturales de Centro Habana y no el gobierno,
como ha comentado el director Villaronga.
Este diferendo, por supuesto, no ha sido parte de la prensa oficial
cubana, incapaz de cubrir tema tan espinoso, con un realizador notable
de otro país de por medio, mientras no reciba autorización.
Hace algunos años, el dictador Fidel Castro afirmó, públicamente, que en
su país laboraban las prostitutas más cultas y preparadas del mundo. Su
sobrina Mariela Castro, durante una visita a la llamada zona roja en
Holanda, refirió que en Cuba, cualquier mujer sin recursos que
necesitara arreglar la plomería de su casa, lo podía hacer a cambio de
un servicio sexual. Anécdota que daba por sentado que la prostitución
era otra manera de "resolver".
Ahora quieren crucificar al director Villaronga por afirmar que Cuba se
ha convertido en el prostíbulo de Europa, circunstancia que queda más
que expuesta en otros tres filmes realizados por extranjeros y uno de
producción nacional (Fátima), en años recientes, como son Una noche, La
partida y Viva, del director irlandés Paddy Breathnach, quien guarda la
esperanza de competir por el Oscar al mejor filme extranjero durante la
próxima entrega de premios de la Academia.
Viva coincide, de cierta manera, con Fátima, de Jorge Perugorría, porque
ambos tratan de la educación sentimental de jóvenes deseosos de ser
artistas travestís pero que han debido incursionar, por irremediable
necesidad, en el disputado mercado de la prostitución con personas que
llegan de otros países para esos menesteres y no solo turistas porque
uno de los clientes habituales de Fátima es un piloto comercial español.
Ambos muchachos afrontan la incomprensión y violencia de sus figuras
paternas.
Tanto en Viva como Fátima hay una voluntad de ascenso, dentro de grandes
limitaciones y obstáculos, así como cierto candor en el retrato de sus
protagonistas, no así en El Rey de La Habana, donde las penurias
insolubles terminan por corroer los rasgos humanos, para abrir la caja
de Pandora de los instintos animales, con la consabida violencia como
forma de vida.
Agustí Villaronga ha cometido el error de irle de frente a la marañera
burocracia castrista que le hará pagar caro su atrevimiento con
numerosas trampas, que ya le están tendiendo.
Tanto la directora inglesa de Una noche, Lucy Molloy, como el español de
La partida, Antonio Hens, quien tenía parentela en Cuba e insistía en
que la historia que contaba podía ocurrir en cualquier país, como para
mitigar las impertinencias del régimen, encontraron caminos discretos y
se autocensuraron en sus declaraciones públicas –como lo han hecho
tantos otros directores extranjeros cuando han lidiado con la
intolerancia castrista– para que sus filmes respectivos fueran exhibidos
en la isla.
Villaronga ha elegido expresarse libremente en la prensa española, así
como lo hace Pedro Juan Gutiérrez a propósito de su nueva novela,
mientras los miembros cubanos del reparto de El Rey de la Habana, entre
los cuales figuran Yordanka Ariosa, premio de actuación femenina en el
Festival de San Sebastián, y Héctor Medina, protagonista asimismo de
Viva, se mantienen callados, humillados y temerosos en Cuba, sin voz ni
voto, en una historia que les pertenece.
Source: ALEJANDRO RÍOS: Burdel travestido | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article41624061.html
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