Raúl Castro en Nueva York, después de los regalos... ¿qué?
Cuba, el Estado que hasta ayer fuera el más autoritario de la región, ha
comenzado a emitir un alarmante sonido...
Juan Juan Almeida
septiembre 28, 2015
La nación cubana inhala una peligrosa sensación de vacío del poder, y
exhala una extraña tensión. Al general lo cuestionan todos dentro de la
isla, los de arriba y los de abajo, a veces por ir muy rápido, y otras
por no avanzar. Cuba, el Estado que hasta ayer fuera el más autoritario
de la región, ha comenzado a emitir un alarmante sonido, resultado de
una interesante fusión donde convergen voces disidentes silenciadas o
irrespetadas; el desencanto de un país que ya sabe que su "futuro mejor"
no forma parte de la agenda de gobierno; las ambiciones de poder que
nacen y se desarrollan dentro de las filas dirigentes; el freno
productivo de una ancianidad mayoritaria, anquilosada por temor y por
desidia; y la constante evasión de una juventud que agotada de tanta
mentira y presión, se formula interrogantes que no consigue responder.
En tales circuntancias, llegó Raúl Castro a Nueva York.
Pero sin lugar a dudas, y pese a varias protestas, la visita del General
es sobre todo un éxito personal; pues aunque cínico, amargado y
misántropo, Raúl es también un hombre hábil que sabe venderse bien, y a
precio accesible para los interlocutores que necesita deslumbrar.
Por norma protocolar, la agenda del mandatario cubano en Estados Unidos
está atestada de reuniones donde no escasean los regalos; y entonces, y
para facilitar el trabajo de sus cordiales anfitriones, amigos,
familiares y chicharrones, me complace informar que en materia de
"presente o donación", el General agradece que le obsequien artículos
con valor de uso. Detesta las nimiedades, le empalagan las medallas y,
aunque adora los honores, le hartan las simplezas y los homenajes simplones.
Raúl es un ser humano que honra la comodidad, es un iconoclasta y, para
dormir, prefiere que le regalen cremas corporales de fragancia Amber,
sábanas Frette y Pratesi, pijamas de algodón, y ropa interior marca Haro
que se envía de Suiza a Madrid para bordarla con sus iniciales R. C. Y
justo, para que parezca y no es, por la coincidencia de iniciales usa
Roberto Cavalli.
Pero el principal dilema para el actual Presidente de Cuba, no está en
los Estados Unidos, ni en la excelente publicidad que para él implica
este viaje, ni en recibir regalos que puedan estimular sus sueños de
faraón. El reto más importante que enfrenta hoy Raúl Castro lo está
esperando en La Habana, donde su incapacidad para acelerar los cambios
que pide el país le ha lesionado su propia base política. El desafío del
regreso está en el cómo reforzar su autoridad dentro de Cuba sin
provocar traumatismos ni quebrantar esas frágiles estructuras que
lograron sus reformas; y en aceptar su imparable pérdida de poder,
frente al cada día más creciente espíritu libertario de una población
que va descubriendo derechos.
No lo puedo asegurar, el escenario es complejo; pero un intento de
viraje al centralismo opresivo y un aumento de la represión para
mantener el control, aunque ambas darían al traste con un conflicto
interior, no tiene nada de improbable.
Source: Raúl Castro en Nueva York, después de los regalos... ¿qué? -
http://www.martinoticias.com/content/raul-castro-en-nueva-york-despues-de-los-regalos-que/105447.html
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