27 de agosto de 2015

Entrar por el aro

Entrar por el aro
ALEJANDRO RÍOS

Olga Tañón acaba de anunciar su apoliticismo en Cuba, donde filmó el
video de una canción y prometió presentarse gratis para el necesitado
público de la isla. Dijo que las carencias resultaban obvias,
atribuibles al embargo, y aprovechó la ocasión para retratarse con un
policía en la calle quien, probablemente, el pasado domingo reprimiera a
las Damas de Blanco durante su caminata semanal en apoyo a los presos
políticos.

Mientras tanto, los artistas de un circuito superior al de la boricua se
mantienen expectantes y escépticos con el inexplorado escenario cubano
que, sin duda, pudiera resultar atractivo por haber sido vedado durante
tantos años.

Vale la pena recordar el éxito de Oscar de León en los años ochenta,
luego criticado por representantes de las dos orillas discrepantes. Para
Silvio Rodríguez, el sonero venezolano resultaba intolerable porque se
excedía en sus atributos histriónicos.

La semana pasada, sin haber sido interpelado al respecto, el reguetonero
Osmani García la emprendió contra el exilio histórico de modo furibundo,
acusándolo de todos sus pesares y privaciones. Entre palabras soeces,
celebró al presidente Obama y al dictador Raúl Castro por darles una
esperanza de mejoría a sus coterráneos.

Con la bandera del buen vecino ondeando cercana al llamado
protestódromo, plaza erigida para organizar espectáculos en contra del
imperialismo, la cantante Haila puede seguir invitando al presidente
norteamericano a gozar en La Habana y los intérpretes que suelen
participar en los actos de repudio, matizar su militancia en busca de
prebendas, porque ahora lo que importa es el "cash", para lo cual hay
que esforzarse y abrir espacio en un mercado exigente como es el de los
Estados Unidos, donde todos quieren figurar.

El paradigma a seguir es el grupo de reguetón Gente de Zona, quienes
pulieron la acostumbrada rudeza textual y coreográfica del género para
unir sus destinos a celebridades del universo pop que los han lanzado,
en grande, al ruedo empresarial de la poderosa industria del
entretenimiento.

Afortunadamente para el dúo, la operación aconteció al borde de los
cambios radicales experimentados entre Cuba y los Estados Unidos,
circunstancia que les permitió mantenerse en una zona de cómoda
desideologización, donde no se han visto obligados a rendir cuentas de
lealtad a ninguna de las facciones en disputa. Más legítimos, en este
sentido, que la Tañón, preocupada por su carrera en declive.

Ahora el abundante y educado talento musical de la isla, a veces puesto
en solfa ante exabruptos como los de Osmani García, ya no formará parte
ni de las rarezas ni de las excepciones. Deben entrar por el aro de las
contrataciones y el pugilato de los rankings, con todos los pormenores
que esos procesos conllevan. Las jornadas, días o semanas de solidaridad
con la revolución han sido trastocadas. Los desvelos tendrán que ver con
patrocinios, gastos publicitarios y ventas de localidades.

La otrora tensión política da paso a la incertidumbre comercial.
Concierto o presentación que no cumpla las expectativas del productor,
se cancela o pospone. Ser músico cubano ayuda, pero dejó de ser un
cheque al portador. Por otra parte, Miami sigue siendo la meca porque es
donde vive el público natural con poder adquisitivo y resulta
conveniente mantener algunas consideraciones de respeto.

El resto del competitivo mercado de los Estados Unidos, fuera de ciertos
ámbitos educacionales o sociales, es implacablemente controlado por
compañías que no entienden de solidaridad y altruismo
"internacionalista". El artista que no produce dividendos queda fuera
hasta nuevo aviso.

Llegó el momento de la verdad, hay que aprender a fabricar hits, alentar
el apoliticismo y buscarse un buen padrino en el seno del imperio.

Source: ALEJANDRO RÍOS: Entrar por el aro | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article32435883.html

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