1 de abril de 2015

Elecciones como las anteriores ¿para qué?

Elecciones como las anteriores ¿para qué?
La democratización de Cuba es una demanda nacional pendiente desde 1952
PEDRO CAMPOS, La Habana | Abril 01, 2015

El próximo 19 de abril se celebrarán elecciones municipales del Poder
Popular. Se trata, como todas las anteriores, de elegir a un delegado
que "ni pinta, ni da color" y cuya única función será pretender otorgar
legitimidad al resto del proceso con el argumento de que fueron elegidos
directamente por el pueblo en cada circunscripción.

La comisión electoral designada en cada circunscripción garantizará que
sea propuesto y electo "el más indicado" y estará muy al tanto de
cualquier movida a favor de una propuesta que no responda "a los
intereses de la revolución". Las biografías de los candidatos,
demostrando su "lealtad a la revolución", será la única información que
tendrán los ciudadanos para elegir a los delegados a las asambleas
municipales.

A su vez, esas asambleas elegirán a sus respectivos presidentes a partir
de las candidaturas propuestas por las comisiones municipales del
Partido Comunista de Cuba (PCC) y sus organizaciones dependientes.

Después, tendremos las elecciones a delegados provinciales y diputados
nacionales, con candidaturas preseleccionadas por comisiones dirigidas
por el PCC y sus "correas de transmisión", como llama el
marxismo-leninismo a las organizaciones de masas de la sociedad civil
subordinada y financiada por el Partido-Gobierno-Estado.

Los delegados a las Asambleas Provinciales y los diputados a la Asamblea
Nacional serán votados directamente por los ciudadanos, es verdad; pero
la gente votara por candidaturas prefabricadas por el sistema del
partido único a todos los niveles. No habrá espacios en blanco, habrá
una sola boleta. Nadie sabrá, de nuevo, qué planes tiene el candidato
para resolver los problemas de la provincia o la nación, solo estaremos
seguros de que van a seguir las políticas de la dirección del partido.

Las Asambleas Provinciales elegirán a los gobernadores, jefes
provinciales del Poder Popular, a propuesta de una comisión de
candidatura controlada por el partido a ese nivel.

La Asamblea Nacional de diputados elegirá al presidente y vicepresidente
de la República a propuesta del Buró Político del PCC.

Ni alcaldes, ni gobernadores, ni el presidente de la República serán
electos para esos cargos por el voto directo y secreto de la población.

Ninguno de los elegidos a los distintos niveles defenderá ningún
programa político económico y social, pues se supone que todos van a
trabajar para aplicar los Lineamientos aprobados por el PCC, que es el
que dirige la nación por encima de toda soberanía popular, según el
articulo 5º de la Constitución vigente.

Cualquier cambio en la actual ley electoral que no implique la previa
libertad de expresión, asociación y elección y que mantenga vigentes el
unipartidismo, la elección indirecta, las comisiones de candidaturas y
la ausencia de divulgación de los programas de los candidatos, no
garantizará un proceso verdaderamente democrático e independiente.

Entonces, elecciones como las anteriores, ¿para qué? ¿Para seguir
teniendo los mismos resultados?

Todos los que piensan en cambiar las cosas desisten de usar los mismos
medios y métodos. Los que no quieren cambiar nada, aunque digan lo
contrario, siguen haciendo lo mismo. No es que unos sean más sabios que
otros, es que unos quieren cambiar y otros no. Porque, sin duda, también
hay sabiduría en cómo hacer las cosas para que no cambie nada.

Raúl Castro ha pretendido que la austeridad caracterice su gobierno.
Esta sería una buena oportunidad para ejercerla y, en vez de convocar a
las mismas elecciones de siempre y si realmente hay voluntad de cambio
en el Gobierno, ahorrar los gastos de ese proceso eleccionario al estilo
soviético y dar un vuelco a la situación.

El camino podría ser la creación, primero, de un ambiente político de
confianza nacional con libertad de expresión, asociación y elección, que
permita un diálogo real inclusivo. Además, se debería convocar una nueva
Constituyente hacia un Estado de derecho y aprobar una nueva ley
electoral que garantice a las diferentes corrientes políticas la
posibilidad de defender sus programas y presentar a sus candidatos a
unas elecciones verdaderamente democráticas, pluripartidistas y libres
de toda imposición. La Constitución y la ley electoral deberán ser
debatidas en forma amplia, horizontal y libre y aprobadas en referendo
nacional.

Ese proceso, hasta las nuevas elecciones, podría llevar más o menos un
año o el tiempo que le quede a Raúl Castro de presidente. Sería una
salida democrática que gran parte del pueblo siempre agradecería, aunque
la vieja mentalidad que el mismo General-presidente ha llamado a superar
no parece capaz de generar iniciativas en esta dirección.

El Partido Comunista, convencido de haber hecho lo mejor por el pueblo
cubano en medio siglo y de contar con amplio respaldo popular, no
tendría por qué temer a perder el apoyo mayoritario en unas elecciones
verdaderamente democráticas y libres.

De esta manera se estaría haciendo justicia a la demanda del pueblo
cubano que se levantó en armas contra la dictadura de Fulgencio Batista,
que rompió la constitucionalidad con el golpe de Estado de marzo de
1952. El Gobierno que asumió el poder tras la Revolución de 1959 echó a
un lado aquella demanda nacional de democratización porque sus
dirigentes decidieron priorizar su programa social y el rumbo
"socialista", que generaron "la contrarrevolución", las agresiones
imperialistas y el bloqueo-embargo, justificantes para su postergación
indefinida.

Ese proceso, unido a la liberación de todas las trabas, monopolios y
regulaciones que frenan el despliegue de las fuerzas productivas, que
impiden un Internet libre de amplio acceso popular, que no permiten a
los médicos, dentistas, arquitectos, abogados y otros profesionales
ejercer por cuenta propia, que obstaculizan el desarrollo del
cooperativismo independiente y demás formas de producción
libres-asociadas, que mantienen el estatalismo asalariado como eje de la
economía y entorpecen el desarrollo de otras formas de producción e
inversión necesarias, es el único camino expedito hacia la sociedad con
todos y para el bien de todos.

Los partidarios de la democratización de la sociedad cubana de todas las
tendencias, sin perder nuestra particular identidad ni renunciar a
nuestros programas a mediano y largo plazos, podríamos ponernos de
acuerdo en el programa mínimo siguiente: 1-Dialogo nacional con libertad
de expresión, asociación y elección, 2-Nueva Constitución 3- Estado de
derecho y 4-Nueva ley electoral.

Source: Elecciones como las anteriores ¿para qué? -
http://www.14ymedio.com/opinion/Elecciones-anteriores_0_1753024688.html

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