27 de abril de 2015

Del relativismo al “cantinfleo”

Del relativismo al "cantinfleo"
Dos intelectuales se pronuncian sobre la sociedad civil cubana: la
censura política como un potencial de mediocridad y falta de decoro
Marlene Azor Hernández, México DF | 27/04/2015 2:01 pm

En los artículos de Rafael Hernández y Jesús Arboleya sobre la sociedad
civil[1], se evidencian los tabúes y prejuicios contra la sociedad civil
cubana. Sin precisiones conceptuales y con artilugios políticos ambos
intelectuales validan el status quo y su indignidad. Hay ocasiones, en
que los colegas cubanos me dan pena ajena por la censura que resuman sus
textos. Otras me producen indignación por la complicidad con las
políticas represivas del régimen.
Arboleya incluye a los disidentes dentro de la sociedad civil cubana,
pero los menciona de pasada y oculta la represión permanente contra
ellos. Hernández los sigue calificando de "mercenarios" y por lo tanto
los excluye. Para Hernández, la oposición política no nace de la
sociedad civil como históricamente ha ocurrido en todas las partes del
mundo sino que es "importada". No hay raíces auténticas y autónomas de
disenso en Cuba y todos los que disienten del gobierno y sus políticas
aspiran a convertirse en políticos profesionales. El reduccionismo
infantil de esta "doctrina" tiene larga data en los manuales soviéticos,
pero ni Hernández ni los órganos de la policía política cubana pretenden
"actualizar" sus enfoques.
Los autores comparten la consigna política de la supuesta simbiosis
entre los intereses del Estado-Partido cubanos y la sociedad civil. Este
es el núcleo epistémico para toda la retórica discursiva de Hernández y
Arboleya. Una consigna creada por el Departamento Ideológico del Comité
Central del Partido Comunista de Cuba, y que nada tiene que ver con la
historia ni la actualidad del concepto sociedad civil en el resto del
planeta, aunque por supuesto, seguramente Corea del Norte comparte la
misma visión. Si nada tiene que ver con el concepto, la retórica de
ambos autores, menos tiene que ver con la realidad sociológica del país
ni con la práctica política cotidiana.
El relativismo de ambos discursos.
El concepto es "complicado", "complejo" para los autores —algo usual en
la academia cubana de la Isla para no explicar nada—, y seguidamente
tomar posición a favor de una consigna política e invisibilizar la
realidad. Es decir, hay tantos conceptos de la sociedad civil que mejor
no tomar ninguno y suplantarlo con el discurso oficial. A partir de la
consigna política, al parecer, ambos autores han llegado a la
equidistancia de que las ONG reciben financiamiento a veces de los
gobiernos a veces de fundaciones, por lo que la polémica sobre el
financiamiento ya ha alcanzado un consenso: si toda ONG necesita
financiamiento, es hora de que los intelectuales cubanos exijan al
gobierno cubano financiamiento para sus disidentes, de lo contrario la
etiqueta de "mercenarios", merece al menos, una soberana "trompetilla
nacional".
El otro artilugio de la mediocridad es plantear que las organizaciones
paraestatales fundadas por el estado cubano hace 50 años representan a
la sociedad civil cubana. Una validación histórica tan arbitraria como
decir que las SS hitlerianas tuvieron validez porque fueron creadas en
un momento histórico de apoyo masivo a los respectivos regímenes. Nada
explican estos autores sobre los intereses que defienden estas
organizaciones ni cuáles son las demandas que plantean.
Ninguno de los dos autores desconoce que no solo hay un amplio
funcionariado que solo vive de su puesto dirigiendo esas organizaciones
a nivel municipal, provincial y nacional —es decir una amplia burocracia
sostenida por el erario público—, sino que los reglamento, derechos,
acciones y pronunciamientos de estas organizaciones "bajan" de la
dirección del partido único y en línea con el discurso oficial. Si
alguien está en desacuerdo queda excluido.
La ausencia de autonomía de estas organizaciones, las condenan a ser
portavoces de los derechos del Estado-Partido y reprime la agregación de
demandas ciudadanas de sus afiliados. Por eso, no son sociedad civil
cubana sino tropas paraestatales como poleas de control político sobre
sus afiliados y contra el resto de la sociedad que no pertenece a estas
organizaciones obligatorias para obtener un puesto de trabajo, una
licencia para la micro empresa o la precaria cartilla de racionamiento
que sirve para la sobrevivencia alimentaria de una semana del mes. Sobre
esto, medular si se habla de sociedad civil, nada dicen ninguno de los
dos autores. Así, invisibilizan la realidad sociológica y los mecanismos
de control estatal y partidario para eliminar el disenso y reprimir a
los propios miembros de sociedad civil oficialista y mucho más a la
independiente del gobierno cubano.
El "cantinfleo" de Hernández
Para este autor todo es relativo: la sociedad civil es el partido único
si se mira "desde abajo" y no lo es si se mira "desde arriba", lo mismo
pasa con el sindicato, y las demás organizaciones paraestatales cubanas.
Por lo tanto todo es sociedad civil si se mira "desde abajo" y todo es
Estado y Partido si se mira "desde arriba". Salvo los opositores que no
puede mirárseles desde abajo ni desde arriba porque son "importados". Si
no fuera una situación trágica y con consecuencias represivas de
golpizas y atropellos, el "cantinfleo" de Hernández produciría unas
buenas carcajadas a nivel internacional.
Si es estatal o público es lo mismo para Hernández. Así, los medios de
difusión masiva son parte de la sociedad civil, a pesar del monopolio y
control informativo del Estado. Todo este "cantinfleo" para decir que la
sociedad civil cubana es igual a todas las del resto del mundo, y sólo
la ignorancia de la realidad cubana permite hablar de la ausencia de
democracia en Cuba.
Muy lamentable que dos intelectuales cubanos se olviden de la honestidad
intelectual y pasen a vestirse de funcionarios voceros del gobierno,
dando la espalda a la realidad del país e invisibilizando la represión.
El silencio, en algunas ocasiones, resulta menos espurio. Sencillamente
comprendiendo los derechos humanos como universales y viendo la
actuación de "la sociedad civil oficialista" en la reciente Cumbre de
las Américas, los discursos de ambos intelectuales quedan en el más
bochornoso ridículo.
[1] Rafael Hernández en entrevista a la Giraldilla Número 274, 11 de
abril de 2015, en
http://www.lajiribilla.cu/articulo/10129/algunas-claves-para-entender-la-verdadera-esencia-de-la-sociedad-civil-cubana
y Jesús Arboleya, artículo publicado en Progreso semanal, 23 de abril
del 2015, en http://progresosemanal.us/20150423/la-sociedad-civil-cubana/

Source: Del relativismo al "cantinfleo" - Artículos - Opinión - Cuba
Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/del-relativismo-al-cantinfleo-322683

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