Ensayo general de cara a Panamá
El gobierno cubano prepara una nueva puesta en escena, su participación
en el Foro de la Sociedad Civil, en Panamá. Intenta hacer creer que las
organizaciones creadas por él integran una verdadera sociedad civil.
Pero el diario Juventud Rebelde metió la pata: "Esta es nuestra
sociedad, civil… y revolucionaria"
viernes, marzo 27, 2015 | René Gómez Manzano
LA HABANA, Cuba. — A medida que se acerca la Cumbre de Panamá, el
gobierno cubano se prepara para estar presente no sólo en el cónclave
oficialista, sino también en el evento paralelo de la sociedad civil.
Con ese fin se celebraron cuatro paneles preparatorios en las habaneras
Casa de las Américas y del Alba Cultural.
La prensa oficialista cubana se hizo eco de ellos. El objetivo es
proyectar una imagen: que en Cuba existe una verdadera sociedad civil de
gran pujanza, afín al poder, pero independiente de él. Contra esas
aspiraciones propagandísticas conspira una realidad que dura ya
demasiados decenios: el total sometimiento de esas entidades al
Estado-Partido totalitario. (Si ellas no actuaran así, estarían
incumpliendo el artículo 5 de la actual Constitución, que atribuye el
carácter de "fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado" al
partido único.)
Estas reuniones se asemejan al ensayo general que antecede a la premier
de una obra. Las actividades de todos los que intervienen han sido
diseñadas con sumo cuidado. Los actores recitan sus bocadillos; los
secretarios y tarugos ensayan sus movimientos. Todos cumplimentan las
tareas asignadas y tratan de destacarse: desean visitar el Istmo, y su
presencia en los paneles preparatorios no implica de modo automático que
viajen.
Pese a los grandes esfuerzos que quienes actúan en el sainete realizan
para disimular la realidad, los hechos se imponen. Las autoridades
comunistas, en su infinita torpeza, encargaron dirigir la función a Abel
Prieto Jiménez. Este señor, ministro hasta hace pocos meses, es ahora
mismo asesor de alguien tan poco sospechoso de independencia frente al
Estado y el Gobierno como Raúl Castro, máxima figura de ambos.
En su reportaje sobre el tema, el diario Granma menciona la intervención
de otros personajes a quienes ni con los mejores deseos se les puede
catalogar como ajenos al Estado. Ejemplos: "Orlando Gutiérrez, delegado
provincial del Poder Popular"; "Mónica Baró, del Instituto de
Filosofía"; "Ileana Sorolla Fernández, de la Universidad de La Habana".
(Esta última institución fue reconocida como autónoma por la
Constitución democrática de 1940; hoy es una simple dependencia del
Ministerio de Educación Superior.)
A los órganos de propaganda cubanos, habituados durante tantos años a
identificar a todas las organizaciones participantes con la línea
oficialista, les resulta difícil adaptarse al nuevo guión. Así, el
diario Juventud Rebelde dio a su reportaje sobre los paneles un título
revelador: "Esta es nuestra sociedad, civil… y revolucionaria". Este
último vocablo (es conveniente aclararles a los forasteros) significa
gobiernista en la neo-lengua castrista.
En esto, ese periódico no hizo más que parafrasear lo expresado por el
guionista y director de esta nueva puesta en escena. "No se puede
confundir lo no estatal con lo contrarrevolucionario", expresó Abel
Prieto. También dijo: "Nuestra sociedad civil está formada por
organizaciones revolucionarias". De nuevo el ya referido sinónimo.
La prensa oficial cubana menciona a varias de las entidades
representadas en los paneles. Resaltan las inevitables "organizaciones
de masas", creadas por el propio régimen totalitario y que son sólo
correas de transmisión de éste. Tanto es así, que en los estatutos de
cada una de ellas figura en lugar prominente su respaldo expreso a las
políticas propugnadas por el partido único y gobiernista.
Algunos de los reunidos advirtieron contra cualquier exceso. Pedro Pablo
Rodríguez admitió: "Nuestro país tiene todavía mucho que aprender en
materia de participación". Luis Ernesto Quesada sugirió: "No debemos
tener miedo de mostrar que nuestra sociedad es diferente, por lo que
nuestra sociedad civil es diferente y válida". Rosa María Pérez dijo:
"Mejor abordar nuestras debilidades que dejar que otros las manipulen".
Mónica Baró alertó: "No se trata de ofrecer una visión en 'blanco y
negro' de nuestra sociedad, porque se pierde toda credibilidad".
Ante todo este cuadro, se impone la pregunta: ¿No hay en Cuba
organizaciones que en verdad sean independientes del Estado! ¡Por
supuesto que sí!, y algunos de sus representantes se aprestan a viajar a
Panamá a decir allí sus verdades. Pero Raúl Castro, en su reciente
discurso de Caracas, no desaprovechó la oportunidad de lanzar sobre
ellos la vieja acusación: "Mercenarios".
De ese modo, el General de Ejército repite las calumnias ideadas hace
décadas por su hermano mayor. En medio del desastre en el que ha sumido
a la Isla el absurdo sistema impuesto y mantenido por ellos a sangre y
fuego, intentan seguir haciendo creer a la opinión pública que si algún
cubano expresa su firme rechazo a la caótica situación imperante, es
sólo porque una potencia extranjera le paga para que lo haga.
Decididamente: ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Source: Ensayo general de cara a Panamá | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/ensayo-general-de-cara-a-panama/
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