Izquierda, La denuncia de hoy, Latinoamérica
La inexistente y maligna izquierda
Esto de la izquierda se ha confundido hasta no más
Félix Luis Viera, México DF | 29/04/2014 12:31 pm
Cuando se acercan las elecciones en algunos países de América Latina,
ciertos aspirantes a presidentes de la llamada derecha suelen prodigar
discursos de un tono semejante a los de la izquierda más moderada, y
aun, en ocasiones, cercanos a los de la relativamente radical.
Recomponer el sistema educativo, sacar de la miseria, hambre incluida, a
los sectores más desfavorecidos, establecer condiciones para la lucha
contra la corrupción, la inseguridad ciudadana, velar por la real
aplicación de las leyes muertas, son, entre otros, varios de los ejes de
sus propuestas.
Por otro lado, a la par, los aspirantes de la izquierda van diciendo lo
suyo, algo parecido, pero matizado generalmente con detalles más
precisos y, de paso, últimamente, acusando a la derecha de apropiarse de
sus propuestas fundamentales.
Pero lo dicho en el párrafo anterior no aplica cuando el postulante
pertenece a la izquierda gritona, sarnosa, la que aboga por la
encarnizada y extemporánea lucha de clases, la que propone formas
infantiles para sacar a todos de la pobreza de un solo golpe de varilla,
la esperpéntica, antiimperialista, censuradora, aspirante a la autocracia.
Esto de la izquierda se ha confundido hasta no más. Tenemos a esos
"izquierdistas" mexicanos, jóvenes, estudiantes, viejos, viejas, que
resultan presas de un inacabable multiorgasmo cuando escuchan el
apellido Castro o admiran una foto del guerrillero argentino Ernesto
Guevara (no escribo el apodo porque gracias a Dios no era amigo mío; por
suerte, nunca he tenido amigos asesinos); son estos los que afirman que
en Cuba no existe dictadura, que el gobierno en Venezuela va por el
camino correcto, los que salen a la calle con una bandera de la hoz y el
martillo para destruir comercios, propiedades públicas, agredir con toda
impunidad e inmunidad a las autoridades, derribar y quemar edificios
públicos, escribir artículos envenenados por el odio en la prensa libre
o al menos condescendiente.
Estos trapaceros antes citados también se pueden apreciar en otras
ciudades latinoamericanas. En muchos casos y en buena medida, son
personas ignorantes guiadas por caudillos de poca monta que,
precisamente, ciertos gobiernos, se supone de derecha, han incubado con
su proceder deshonesto en diferentes sentidos.
La izquierda que citamos en los dos párrafos anteriores no existe, o no
debería de existir, o no debería ser llamada como tal. No es más que un
remedo piojoso, que ni aun tiene idea de lo que en realidad significa
ser de izquierda, con sus raíces en las regiones más sucias de la obra
de Carlos Marx, en la criminal intransigencia del judío-mongol Vladimir
Ilich Lenin y en el personalismo sangriento de José Stalin, aderezados
con la egolatría del obseso de Birán, Fidel Castro, quien intentó
establecer el más radical de los comunismos tomando para sí, como a esos
insectos de laboratorio, a varias generaciones de todo un pueblo.
La pregunta es: ¿serán totalmente responsables de ser como son, de
comportarse como se comportan, estas personas de pensamiento orillero
que se creen de izquierda?
Otra pregunta: ¿se debe desestimular una doctrina de izquierda realmente
lúcida, de corte pacífico, decente, que abogue por establecer la real
oportunidad para todos a la par que el respeto a quien piense diferente
y la venía al adversario si así lo requiriera la situación, y que no
viole las más elementales normas económicas para el crecimiento material
y, por tanto, espiritual de la sociedad?
Otras preguntas: ¿serán más de izquierda los regímenes existentes en
Canadá, Suecia, Suiza o Finlandia —no importa que la denominación de los
partidos en el poder en estos países sea la que fuere— que los que
actualmente tenemos en Cuba o Venezuela? ¿Tendremos que seguir
conformándonos los latinoamericanos con esa maldición de haber sido
"descubiertos" de últimos y por tanto, según los economistas,
historiadores, sociólogos más conformistas debamos esperar milenio y
medio para que surja y se desarrolle lo que se necesitara y, de este
modo, alcancemos un estadio de pensamiento cercano, por lo menos, al de
Austria, digamos, sin que, naturalmente, se optara por una clonación que
a la larga resultaría abortiva?
Así la situación, ¿bastará con el rotundo fracaso de la revolución
castrista, que ha llevado a la Isla a su era de mayor desigualdad,
pobreza material y espiritual, represión y estancamiento cultural y
social, pesimismo y desesperanza en cuanto al porvenir del individuo?
¿Bastará, para que no aparezcan nuevos intentos de la mugre
izquierdista, la situación que hoy vive Venezuela, desangrada
económicamente durante 15 años, destruida por un gobierno inepto cuyo
discurso, en lugar de posicionarse en las franjas del estadista, se
atrinchera en improperios muy parecidos a las más afamadas lides
prostibularias?
¿Tardará mucho para que desaparezca la izquierda antes aludida y sus
secuaces, caracterizados por la deshonestidad, la asquerosa manipulación
de las verdades con el propósito de defender, sin la más mínima
vergüenza, la catástrofe, el crimen?
Ya ven. Así van las cosas.
Source: La inexistente y maligna izquierda - Artículos - Internacional -
Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/internacional/articulos/la-inexistente-y-maligna-izquierda-317803
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