25 de febrero de 2014

En casa del herrero no entran encargos

En casa del herrero no entran encargos
El oficio ha caído en picada, por lo mal que va la agricultura y debido
al robo de ganado equino
martes, febrero 25, 2014 | Reinaldo Emilio Cosano Alén

LA HABANA, Cuba.- El viejo Juan Santana Padilla (75 años) es herrero
desde los catorce. Aprendió el oficio con su padre. A los diecisiete, lo
reclutó el servicio militar obligatorio. La jefatura conoció sus
habilidades en la fabricación de herraduras y le dio ese encargo.
También forjó piezas, en sustitución de otras defectuosas, para armas y
vehículos.

Concluido los tres años del servicio militar, Santana Padilla, residente
en Jústiz, comunidad del municipio Habana del Este, continuó el oficio
por su cuenta, en una propicia comarca rural; aunque, por el agudo
declive de la ganadería equina, a veces pasan las semanas sin un solo
encargo.

-La tradición de la fabricación artesanal se ha perdido. Hay poca
demanda de herraduras. No hay tantos caballos como hace cincuenta años.
El guajiro tiene ahora solo el caballo o yegua para sus labores-,
precisa Juan.

Su nieto, Joel Santana, de (17 años), lo ayuda en la forja:

-Encendemos el horno con carbón de piedra. Colocamos el trozo de
cabilla, generalmente obtenidas en demoliciones. Se aviva el fuego con
aire del fuelle. Usamos como combustible carbón mineral, que abunda
cerca, de forma natural, en terrenos baldíos, casi a flor de tierra.

Le pregunto si el Estado fabrica y vende herraduras:

-Sí- dice el joven-, pero de menos calidad que las nuestras. Son
aceradas, se parten cuando el animal recibe muchos impactos en las patas
al chocar con piedras. Las de mi abuelo, de cabilla, pierden acero en la
forja, son más resistentes. Además, si alguien quiere estrecharlas o
ensancharlas, bastan algunos golpes para dilatarlas o recogerlas. La
gente las prefiere. La diferencia se nota en el color y la calidad. Las
del gobierno son más caras y no siempre las hay en venta. Las nuestras
se fabrican por encargo.


Joel Santana, 17 años, herrero por tradición familiar_foto Cosano Alén

Las herraduras que vende el gobierno cuestan veinticinco pesos cada una.
Las de Juan Santana también, puesto que vende las cuatro en cien pesos;
además, se las pone al caballo. Es el único particular en la zona
dedicado al oficio. Sin embargo, no la está pasando bien con su
economía. Años atrás había mucha demanda de herraduras por particulares
y granjeros estatales. Ahora apenas encargan. Hay pocos caballos.

La crianza y empleo del ganado equino y mular ha caído en picada, por la
involución general de la agricultura y porque el campesino no puede
quitar el ojo de encima al animal, pues los cuatreros no les dan tregua.
El robo de ganado, incluidos los caballos, representa el 70% de los
delitos en el campo, según fuentes del Ministerio de la Agricultura.

cosanoalen@yahoo.com

Source: En casa del herrero no entran encargos | Cubanet -
http://www.cubanet.org/actualidad/actualidad-destacados/en-casa-del-herrero-no-entran-encargos/

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