Santa Claus en La Habana Vieja
Lunes, Diciembre 23, 2013 | Por CubaNet
LA HABANA, Cuba, 24 de diciembre, www.cubanet.org – Luego que por
decreto se abolieran todas las festividades en torno a la Navidad, que
incluía la Noche Buena, la despedida de año y el Día de los Reyes magos,
más que rídícula, resulta cínica esa imagen de trabajadores del turismo
enfundados en trajes de Papá Noel, con gorros, barbas y botas sudando la
gota gorda (sin aire acondicionado) para ahorrar electricidad en su
centro laboral.
Como burdos extras de una comedia doméstica se pavonean en sus exóticos
gorritos comprados con su propio dinero, queriendo dar la imagen de una
atmósfera de bienestar que desmienten los anaqueles mal surtidos, y
sobre todo, de un ambiente familiar fragmentado por los tramoyas de una
horda revolucionaria que jamás creyó en Dios
La vieja Otilia, quien según sus palabras siendo más pobre que una rata
antes del año 1959 vivió con decoro y pudo disfrutar de auténtico
festejos navideños en Cuba, se mofa a cajas destempladas del insólito
escenario donde arbolitos, papás Noel tocando un saxofón, o guirnaldas
que guiñan sus bombillos a la desesperanza, quieren aparentar felicidad.
"Eso se acabó, señor, o mejor dicho, lo exterminaron los comunistas que
se adueñaron del país. No se puede resucitar un muerto, y ellos
enterraron la navidad en los campos de caña, la recogida de café, las
movilizaciones agrícolas y políticas, y una fanfarria de consignas,
tareas, enfrentamientos y victorias que la exterminó de raíz.
Además, señaló, sustituyeron los tradicionales villancicos navideños por
las congas de Pello el Afrocán; la misa del gallo por un aquelarre en el
comité; el pavo y el puerco asado por una tortilla, frijoles y arroz; el
vino por ron Bocoy, y el nacimiento del niño Jesús por las imágenes de
una tropa desaliñada de barbudos que pasaban ese día por la televisión".
¿De qué navidad pueden hablar cuando la gente no tiene apenas para
comer, sueña con abandonar el país, viven de los que ya no viven en él,
y no creen ni en su propia estampa por tal de aparentar lo que no son?
¿De qué festejos con tan bajos salarios, desunión y violencia, sino por
el aniversario de la comparsa revolucionaria que provocó todo este mal?
Según una trabajadora de la tienda por departamentos Carlos III, ella lo
único que recuerda de las fiestas de navidad, es que en sus casa estaba
prohibido encender el arbolito, y en lugar de la celebración por el
nuevo año había que brindar por otro aniversario del triunfo de la
revolución. Si violaban esos preceptos, podían expulsar del trabajo a su
papá.
Jóvenes trabajadoras de Harris Brother, La Dominica, El Rápido de 15 y
L, la Fuente y otros establecimientos donde los trabajadores no caminan
sobre la nieve o se deslizan en trineos porque el presupuesto no da,
aseguran que no saben nada de nada y lo hacen por imitación, o porque el
sindicato les exige aparentar. Vaya manera de celebrar navidad.
Fiesta y pachanga, exige la revolución, y mientras más se parezcan a las
tradiciones que se cultivan en el capitalismo, mejor. Allá iremos a
parar por muchos lineamientos y supuestas reformas para perfeccionar el
socialismo en el país. La cuestión es mantenerse en el poder.
Nadie se asombre, si para bien, durante los días de noche buena y
Navidad los militares sustituyen las armas de fuego por crucifijos, y
los que aún fingen ser comunistas cambian la boina del Ché por un gorro
de Papá Noel. Como diría el poeta: ¡Que siga el rumbón!
Vicmadomingues55@gmail.com
Source: "Santa Claus en La Habana Vieja | Cubanet" -
http://www.cubanet.org/?p=55230
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