15 de diciembre de 2013

2.600 millones de dólares

ECONOMÍA

2.600 millones de dólares
ELÍAS AMOR | Valencia | 13 Dic 2013 - 10:44 am.

El impacto de las remesas es cada vez más importante en la economía
castrista, entre las últimas del continente a pesar de las reformas.

El diagnóstico de la economía castrista en 2013 vuelve a arrojar un
panorama sombrío. Un crecimiento del 3% sitúa a Cuba nuevamente en el
puesto 15 de un conjunto de 20 países de América Latina. Un año más, la
economía se sitúa al margen de las tendencias favorables que sacuden al
continente, mostrando su escasa interrelación con el resto. En La
Habana, como viene siendo habitual, los responsables echan toda la culpa
a la existencia del embargo o "bloqueo".

Las perspectivas para 2014 tampoco resultan muy favorables.

Y ello a pesar de que el régimen se ha entregado a los llamados
"lineamientos" como una tabla de salvación para lo que denomina
"actualización del socialismo", y que paso a paso va adoptando
decisiones sobre un amplio espectro de actividades cuya finalidad es
estimular el marasmo económico. Cabría preguntarse qué podría ocurrir en
la economía castrista en ausencia de dichos "lineamientos". Pero vayamos
por partes.

Según el Balance preliminar de las economías de América Latina y el
Caribe en 2013, publicado por CEPAL, los "motores" de la economía
castrista se han frenado en seco durante este año.

Con respecto al sector externo, el informe destaca varios aspectos:

En primer lugar, el estancamiento o ligero descenso de los ingresos
turísticos. No se alcanzarán los tres millones de visitantes proyectados
al registrarse bajos índices de repetición y no realizarse una campaña
adecuada para reordenar los mercados de origen.

En segundo lugar, se destaca el descenso experimentado por el precio del
níquel en los mercados mundiales, lo que rebaja los ingresos por
exportaciones de mercancías.

Y en tercero, se alude a unas presuntas "barreras de entrada" de las
exportaciones de biotecnología, cuando es cierto que las mismas se han
dirigido hacia países con los que el régimen comercia en términos de
cooperación, al margen de las condiciones básicas de los intercambios
mundiales.

Por lo que se refiere al sector interno, el Informe señala textualmente:

En primer lugar, la baja inversión respecto del PIB, que sigue sin
alcanzar ese nivel mínimo del 10% considerado un objetivo básico para
promover la renovación del obsoleto aparato productivo de la economía.

En segundo lugar, el mantenimiento de la política de ajustes y recortes
en el gasto público, que parece dirigirse a las empresas con pérdidas, a
las que se niegan los subsidios (una práctica discrecional que sigue
siendo limitada en cuanto a su aplicación real).

En tercer lugar, como consecuencia de lo anterior, la excesiva rigidez a
la baja del déficit, nuevamente en el 3,6% del PIB, sin que se mejore a
pesar de los esfuerzos continuos que recaen directamente sobre la
población, al ser el Estado el único proveedor de los bienes y servicios
que se ajustan.

En cuarto, el estancamiento de los salarios reales medios y del empleo,
lo que tiene un impacto limitado sobre el gasto.

En este escenario de absoluta parálisis, ineficiencia e improductividad,
¿qué es lo que hace moverse a la economía?

La respuesta es evidente: las remesas de los emigrantes. No hay datos
estadísticos oficiales. The Havana Consulting estimó en 2.600 millones
de dólares la cuantía de esas remesas vitales para la economía
castrista, en su mayoría procedentes de Estados Unidos; o sea, el
"imperio del mal" convertido ahora en financistas de las aventuras
castristas.

Las remesas ejercen efectos poderosos sobre las economías que las
reciben, pero la ausencia de un marco estable jurídico de derechos de
propiedad en Cuba hace que su impacto sea mucho menor. En ese sentido,
apenas significan un efecto compensatorio de las graves carencias que se
tienen en la sociedad. Algunos de los efectos son los siguientes:

En primer lugar, estimulan el gasto de consumo en presencia de salarios
reales estancados o a la baja (incremento de las importaciones de
alimentos, arroz, soja, materias primas, cárnicas, leche en polvo).

En segundo lugar, la evidencia del atractivo de las remesas, lleva a que
la mayor parte del trabajo por cuenta propia que se establece en el país
se dirija a la alimentación, el transporte, el arrendamiento de
vivienda, y otras actividades que tratan de captar recursos en el canal
en que circulan las monedas fuertes, con las que prácticamente se
consigue de todo en Cuba. Las desigualdades aumentan, se profundizan, y
con ello se genera un fenómeno para el que el régimen carece de
argumentos. Las consecuencias son imposibles de anticipar.

En tercer lugar, esas remesas favorecen gastos en equipamientos y
pequeñas reparaciones domésticas que estimulan el sector de la
construcción de viviendas, como se viene realizando en La Habana y que
confirma el informe de CEPAL.

En cuarto lugar, ejercen un efecto dinámico sobre la actividad bancaria,
facilitando el ahorro obligatorio (ingresos superiores a 2.000 euros),
lo que beneficia a su vez al régimen, en su nueva política de intentar
financiar el déficit con los niveles de ahorro internos.

Source: "2.600 millones de dólares | Diario de Cuba" -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1386927870_6334.html

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