¿Qué funciona en Cuba?
Viernes, Abril 27, 2012 | Por Miriam Leiva
LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -La cola funciona muy bien. Es
la única organización perfeccionada durante cinco décadas. Da igual si
se trata de cambiar dinero en una CADECA o atrapar una guagua, la
disciplina se ha aprendido bien, no tanto por la insistencia de las
autoridades para controlar a cada cubano, sino para evitar los
exabruptos y trifulcas que ocasiona esa persona que siempre pierde quien
le dio el último y, por tanto, se coloca a la cabeza.
Pero el ingenio de los organizadores de cualquier actividad, o la falta
de él, provoca situaciones surrealistas. La marea humana congregada en
la Plaza de la Revolución, el 28 de marzo para asistir a la misa
oficiada por el Papa Benedicto XVI, buscaba infructuosamente los
"baños". Quienes tuvieron la suerte de entrar por la calle frente al
edificio del Ministerio de la Construcción, se sorprendían al ver dos
ruinosas y pequeñas armaduras, montadas sobre alcantarillas con un
"molote de gente" alrededor. Eran las únicas existentes para los
cientos de miles de personas congregadas. Envié una foto a una amiga
extranjera y se asombró ver la gran cola "esperando la guagua". Mayor
fue el asombro cuando le aclaré el error. Indudablemente las caras
estaban tensas por la espera y las insalubres condiciones del lugar,
pero todos aguardaban con resignación y no faltó el chiste cubano.
También, lograr atención en una casa de cambio (CADECA) puede
convertirse en una odisea. Creadas en 1994, cuando el gobierno
comprendió que era preferible recaudar las divisas a mantener penalizada
la posesión, quizás de unos pocos dólares enviado por algún familiar
desde "el imperio", y fomentar el tráfico ilegal. Durante cierto tiempo
después, aún permanecían en prisión quienes habían sido atrapados
burlando la ley con un par de dólares en el bolsillo. Inicialmente se
crearon en unos cajones, perdón, unos pequeños contenedores, regados por
La Habana y las capitales de provincia, y poco a poco las autoridades
advirtieron que se necesitaba abrirlas en todos los pueblos. El
traslado para lograr el cambio era sido agotador y, además, interfería
las ventas en la Tiendas de Recuperación de Divisas (TRD) y las otras
cadenas, todas estatales, que proliferaron.
Las colas en las CADECAS fueron mutándose según las circunstancias.
Donde se disfrutaba de la brisa bajo un árbol, se decidió enviar a los
clientes a esperar a media cuadra, bajo el sol. No han faltado las
aguas albañales y los desagradables olores, insoportables durante las
largas esperas. Sin embargo, los horarios de atención al público
fluctúan por los más disimiles motivos, ya sea debido a necesidades
personales de los empleados o la llegada del camión de traslado del
dinero que, por cierto, no siempre está disponible. Para colmo de
dificultades, comenzó a pagarse en las CADECAS la pensión a los
jubilados, de manera que en los días correspondientes, las colas son
interminables.
Precisamente, el artículo "CADECA por un cambio" del periódico
Trabajadores, el 2 de abril, se refiere a los problemas en las cajas de
cambio: "La cantidad insuficiente de sucursales, el incumplimiento del
horario de trabajo por parte de algunos cajeros, y las malas condiciones
materiales en muchos casos para atender al público, se encuentran dentro
de las principales inquietudes de los usuarios."
Resultaría realmente incomprensible si no se tratara de Cuba, donde casi
nada funciona, pues esta es una actividad con ganancias netas. Si
alguien pierde es el cliente quien además de todas las inconveniencias,
cambia a una tasa abusiva y paga un fuerte impuesto al entregar moneda
dura por los "chavitos", los CUC que sólo sirven en el archipiélago
cubano, o los compra, en iguales condiciones, con los pesos, que muchas
veces con grandes sacrificios acumula para poder adquirir hasta los
productos de primera necesidad en la tiendas de venta en divisas, con
precios alucinantes.
En cuanto a los empleados, el único alivio es el aire acondicionado,
indispensable en esos pequeños cubículos. Con salarios bajos y sin
estímulos adicionales afrontan la responsabilidad y el riesgo de
trabajar con dinero, lo cual debería ser bien remunerado. Al tiempo que
permanecen largas jornadas sin pausas por la presión de la cola casi
siempre incesante. También los custodios han ido cayendo en el trato
inadecuado al público, por similar falta de motivación. Para solucionar
los problemas, en el referido artículo se cita a la presidenta de
CADECA: "Hay que elevar la exigencia, pues también atravesamos un alto
índice de ausentismo, fundamentalmente en julio y agosto, cuando se nos
quedan líneas de cajas vacías, a pesar de los constantes cursos que
desarrollamos para ampliar el número de trabajadores." No parece que
pueda achacársele la culpa a su gestión, pues debe cumplir la política
fijada por niveles superiores, que aplica conceptos similares también
para el resto de las actividades del país.
La Central de Trabajadores de Cuba (CTC) exige a los empleados mayores
esfuerzos y disciplina para cumplir los planes, pero no ejecuta su
función de defender los derechos de sus afiliados, comenzando por el
reconocimiento al valor de la función que desempeñan, para que se
sientan realmente motivados y, como se usa decir ahora, tengan el
"sentido de pertenencia", que no se logra con consignas.
Seguramente el sindicato tiene eficientemente cumplida la meta de cobro
de la cuota mensual y del aporte al Día de la Defensa a todos los
afiliados. Dejará de esforzarse en la comunicación de las nuevas
cesantías hasta que pase el acto político de reafirmación revolucionaria
de cada Primero de mayo. Al salir hacia la manifestación del Día de los
Trabajadores pasará lista para garantizar la asistencia de la mayor
cantidad posible de personas, y tendrá que hacerse de la vista gorda con
la permanencia de los trabajadores en el acto
http://www.cubanet.org/articulos/%c2%bfque-funciona-en-cuba/
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