Lunes, Enero 9, 2012 | Por Jose Antonio Fornaris
LA HABANA, Cuba, enero, www.cubanet.org -El pasado 11 de noviembre, el
vice fiscal general de la República, Carlos Raúl Concepción Rangel,
aseguró en la sesión final del "V Encuentro Internacional Sobre la
Sociedad y Sus Retos Frente a la Corrupción", que en Cuba ese tipo de
forma de vida se había localizado, principalmente en el sector
empresarial y en el nivel de dirección intermedia estatal. Con ello
pretendía dar la impresión de que entre nosotros la corrupción era un
asunto de poca monta.
Sin embargo, 42 días después, el general Presidente de los Consejos de
Estado y de Ministros, Raúl Castro, mencionó la existencia de una
corrupción de "cuello blanco", representada por "directivos y
funcionarios nacionales y extranjeros".
Dijo que tal flagelo moral está presente en dirigentes administrativos y
empleados de dependencias estatales, "en los procesos productivos, la
transportación y distribución en entidades de la industria alimentaria,
el comercio, la gastronomía, el sistema de la vivienda y los ministerios
de la Industria Básica y la Agricultura".
Y puntualizó: "Estoy convencido de que la corrupción es hoy uno de los
principales enemigos de la Revolución, mucho más dañino que la actividad
subversiva e injerencista del gobierno de Estados Unidos y sus aliados
dentro y fuera del país".
Castró apostilló que su gobierno será implacable –se supone que a partir
de ahora- contra la corrupción. Por cierto, apenas una semana después de
su discurso, escuché en la calle el siguiente comentario: "Si arremete
contra todos los corruptos, se acaba el gobierno". Quien lo aseguraba
era un hombre de unos 50 años, que viajaba en un taxi colectivo rumbo a
Centro Habana.
Por su lado, dos señoras que conversaban, mientras esperaban para
recargar sus teléfonos celulares en uno de los llamados Puntos de
ETECSA, en el municipio Arroyo Naranjo, cuestionaban en voz alta: "Si no
ha podido cumplir con su promesa de un vaso de leche para todos los
cubanos, ¿cómo va a poder eliminar la corrupción?".
Hace unos 6 años, en noviembre de 2005, en un discurso en la Universidad
de La Habana, su hermano Fidel, hizo un patético llamado a sus
seguidores a poner contención a la corrupción, también con el argumento
de que ese tipo de delito podía dar al traste con la llamada revolución.
Pero la situación, en vez de mejorar, empeoró.
La verdad es que en el país casi nadie concibe que con medidas punitivas
la corrupción pueda ser extirpada. Tal vez ni el propio Raúl Castro
piense seriamente en esa posibilidad. Los corruptos parecen ser
demasiados y están en todas partes. Si se lo proponen, ante la urgencia
de sobrevivir, podrían ser ellos los que acabaran con el General.
También su ataque verbal a la corrupción puede ser una jugada de engaño,
un nuevo ardid para desviar la atención de la crónica inoperancia del
régimen, y para presentar en teoría un nuevo chivo expiatorio.
Salvo alguno que otro caso que sea necesario dejar fuera del juego, por
intereses muy específicos, antes de la Conferencia Nacional del Partido
Comunista, anunciada para el próximo 28 de enero, lo previsible es que
la corrupción y los corruptos continúen campeando a sus anchas en Cuba,
como ha sido desde hace medio siglo.
http://www.cubanet.org/articulos/la-corrupcion-imperturbable/
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