2 de diciembre de 2011

El alcoholismo en Cuba: una estrategia dictatorial para evitar posibles estallidos sociales

El alcoholismo en Cuba: una estrategia dictatorial para evitar posibles
estallidos sociales
[02-12-2011]
Yusmila Reyna Ferrera
Directora de APLOPRESS, corresponsal de Misceláneas de Cuba

(www.miscelaneasdecuba.net).- Las necesidades que emergen en el
desarrollo de los procesos sociales se van configurando de acuerdo a las
problemáticas, tendencias y contradicciones que se originan en la trama
de las relaciones económicas, políticas, sociales y culturales en los
diferentes contextos. Esta dinámica influye en las transformaciones de
la sociedad a nivel global.

Una de las problemáticas más impactantes es el uso de drogas legales e
ilegales, ya que provoca diariamente la pérdida de vidas y de valores en
todas las regiones del mundo. Siendo generadora, además de
contradicciones en el ámbito social, institucional, interpersonal y
personal.

Los países a nivel internacional reconocen y han tomado conciencia de
este flagelo de la Humanidad y se unen en la lucha y cooperación contra
el tráfico y la prevención del uso indebido de las drogas, así como la
violencia generada por las mismas. La Organización de Naciones Unidas
lidera estos propósitos a través de las políticas a seguir por todos
sus miembros.

En la mayoría de los gobiernos constituye una prioridad estatal la
existencia de programas y planes antidrogas, que se concretan en
estrategias a nivel comunitario, escolar y familiar esencialmente.

En Cuba el trabajo preventivo se estructura a partir del Plan Maestro
de la República y de la Comisión Nacional de Drogas, que se concreta
mediante un programa nacional integral de prevención, con cinco
estrategias donde se incluyen diferentes ministerios estatales y la
rectoría del Ministerio del Interior (Programa Nacional Integral de
prevención del uso indebido de drogas, 1999).

Sé es parte de varios instrumentos de lucha contra las drogas como son:
la Convención Única de Estupefacientes de 1961, La Convención de
Naciones Unidas Contra el tráfico Ilícito de Estupefacientes y
Sustancias Psicotrópicas de 1988 y del Convenio de Sustancias
Psicotrópicas de 1971.

Por otro lado, se establecen relaciones con varios organismos
internacionales: Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas
desde 1986, Mecanismo de Cooperación, Comisión de Estupefacientes de las
Naciones Unidas desde 1986, Mecanismo de Cooperación y Coordinación de
Naciones Unidas sobre Drogas para el Caribe. Mecanismo de Cooperación
sobre Drogas entre la Unión Europea, América Latina y el Caribe,
Organismo encargado del Enfrentamiento al Tráfico Ilícito de Drogas en
América.

A la par en el país se le da tratamiento a las personas vulnerables o
que ya han tenido contacto con las drogas mediante la Comisión de
Prevención y Atención Social, Grupo de Ayuda de Alcohólicos Anónimos,
Línea Confidencial Antidrogas, Centro Comunitario de la Salud Mental, etc.
Dentro de los objetivos nacionales se encuentran potenciar la
participación activa y cohesionada de todos los sectores, priorizar el
trabajo comunitario, estimular en la población joven la formación de
valores de la sociedad cubana, evitar que el uso indebido constituya un
fenómeno social en la Isla.

A pesar de que como se observa, en Cuba la lucha contra las drogas posee
una estructura muy detallada y verticalizada desde los ministerios hasta
las comunidades y con objetivos muy loables, además de su integración a
diferentes instrumentos y organizaciones internacionales.

Todo ese aparataje estructural es solo eso, pues en la práctica no
funciona totalmente, y no porque no existan medios y capacidades humanas
para lograrlo sino porque es solo una apariencia, ya que la voluntad
gubernamental va dirigida a que precisamente no funcione, en el caso
específico del alcohol. Por ello planteamos, si ya el alcoholismo no
constituye un problema social en el país? y en qué medida se han
cumplido, entonces los objetivos trazados? Si el propio gobierno
estimula en lo referente a esta droga legal su consumo a través de la
venta sistemática y de la pobreza extrema en que mantiene al pueblo cubano.

Se considera que la dictadura, estando consciente de los efectos
enajenantes, anesteciantes, inhabilitadores del sistema nervioso central
de esta droga los aprovecha para desviar la atención de los individuos
consumidores en relación a los graves problemas sociales, económicos,
políticos que lo rodean y le afectan, sacando o teniendo fuera del juego
a un número considerable de cubanos, que potencialmente podrían
protestar o/y luchar por mejorar el estado mísero en que viven. Además,
ha limitado su capacidad de discernir, respecto a cuáles son las
causales y los causantes de estos males.

Por otro lado, la oferta constante de bebidas alcohólicas le permite al
gobierno dar la impresión de tranquilidad ciudadana, alegría del pueblo,
sensación de apoyo a la política establecida y por ende de sus
¨conquistas¨ y celebraciones, y de que existen motivos en el país para
festejar constantemente.

El aparato de poder teniendo en cuenta que el sector juvenil resulta por
excelencia rebelde, le facilita el acceso de bebidas en diferentes
lugares, no siendo estricto en las regulaciones respecto a su venta,
incluso a los que no han alcanzado la mayoría de edad. Todo con el
objetivo de entretenerlos, no dándole la oportunidad o al menos
disminuyendo la posibilidad de que en las grandes aglomeraciones o
reuniones de amigos inciten o sean incitados a la desobediencia civil.

A la par de esta disponibilidad de bebidas en cualquier parte y a lo
largo de todo el país existe una tendencia de gran porciento de la
población trabajadora o no, al consumo por el consumo, mediado por otros
factores, pero igualmente derivados del mal gobierno, entre los que se
encuentran la desesperanza, la hostinación, las pocas ofertas o/y
acceso a las ofertas culturales de muy desigual presencia por
provincias, municipios y poblados.
La indefensión expresada en el ¿qué vamos hacer? o en el que ¨no hay
otra cosa¨, el pesimismo y como factor de resumen, la pobreza.
Todo lo anteriormente planteado se corrobora por el incremento del
número de alcohólicos en Cuba en la última década según datos
estadísticos e investigaciones del país. Además de que se observa
marcadamente una mayor cantidad de alcohólicos crónicos en las calles.
Un consumo excesivo de todos los grupos etáreos, aunque los jóvenes se
destaquen.

Se ha elevado igualmente el número de ingresos de alcohólicos a los
hospitales psiquiátricos y clínicas desintoxicantes. En una derivación
gradual a nivel de país se suceden fiestas populares sistemáticas o casi
a diario. Abundan los puntos de venta de alcohol y tabaco, incluso en
coopelias, cafeterías, etc.

Existe un clima tendente al uso indiscriminado de drogas en la
población. Las relaciones sociales y culturales están mediadas
esencialmente por el consumo. Los espacios existentes para la recreación
sana están subutilizados. Existe una carencia de alternativas viables
desde la política gubernamental e institucional para la solución de esta
problemática. A nivel provincial y municipal las estrategias, planes o/y
proyectos se encuentran atomizados y verticalizados, lo que ha
ocasionado su poca contextualización y sistematización.

Por otro lado, se manifiesta una actuación donde prevalece la alta
desvalorización de la sociedad cubana, en centros escolares, en las
comunidades, constatado a través del índice elevado de violencia, que en
territorios como Songo - La Maya, municipio Santiago, llegan a ser
alarmantes (aspectos que por su puesto no se da a la publicidad),
también abunda la prostitución, la falta de educación formal, etc.
elementos que darían pie a otro análisis.

Los jóvenes presentan un comportamiento social con tendencia al consumo
preferentemente de alcohol y tabaco. Muestran insatisfacción en cuanto a
la atención familiar en algunos casos y estatal, a sus necesidades
económicas, sociales y personales, por tanto en vez de alejarse de las
drogas, estimulan el consumo propio y de sus colegas.

En resumen, son muchas las consecuencias negativas, y que se conocen que
provocan el consumo para la vida del hombre en sociedad a largo, mediano
o corto plazo: pérdida de la salud mental, y general, aislamiento,
violencia, etc. además de las contradicciones sociales entre la que se
encuentran, la existencia de programas y campañas de prevención y la
venta ya dicha de bebidas alcohólicas y tabacos, a nivel personal entre
el hacer y el desear, a nivel interpersonal y familiar, los conflictos
sociales reales o irreales.

¿Las posibles soluciones?

En tanto a nivel gubernamental no se traze una política verdaderamente
preventiva, basada en estrategias que se contextualicen en su gestión a
partir de la integración de lo personal con lo social, brindando así la
posibilidad a los individuos de ser no solo objeto de dichas estrategias
sino sujetos de su transformación.

Estrategias que faciliten al individuo aprendizaje, para conducirse
positivamente ante las dificultades económicas, sociales y culturales
que atraviesa el país. Que significa enfrentarlos de una manera diferente.
Esa política deberá tener como antesala una nueva política, valga la
redundancia del partido en el poder, que propicie la dinámica o
erradicación de todas las causales que provoca el consumo, incluyendo
por supuesto la intencionalidad del gobierno actual de propiciar el
alcoholismo en la población. Está demás precisar que si no se logra Un
Cambio en el país no se pasará de propuestas como estas

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=34497

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