30 de agosto de 2011

PERO, ¿SON LOS BURÓCRATAS LOS CULPABLES DE TODO?

PERO, ¿SON LOS BURÓCRATAS LOS CULPABLES DE TODO?
30-08-2011.
Elías Amor Bravo

(www.miscelaneasdecuba.net).- Ahora resulta que el obstáculo principal
para la "actualización del socialismo", que se contiene en los
denominados "Lineamientos de la política económica y Social", se
encuentra en lo que un artículo publicado en Granma por Félix López
denomina, sin duda con todo tipo de connotaciones despectivas, "la casta
burocrática".

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De pronto, el castrismo ha identificado quiénes son los responsables de
que el "manual del buen revolucionario" contenido en los "Lineamientos"
simplemente no funcione. O dicho de otro modo por el mismo Raúl Castro
ante la Asamblea Nacional, quiénes se esconden detrás de "la barrera
sicológica formada por la inercia, el inmovilismo, la simulación o doble
moral, la indiferencia e insensibilidad." Los burócratas.

Todo un enunciado político que aventura un futuro poco prometedor para
los que actualmente desempeñan estas funciones en la Isla. Sin embargo,
y al margen del grado de razón que se contiene en este análisis, no
conviene olvidar varios aspectos que el castrismo no parece prestar
atención.

Primero, ¿Quién es el responsable principal de que esos burócratas estén
ahí?

Segundo, ¿Qué aspectos institucionales, políticos y sociales son los que
salvaguardan su poder para frenar los "cambios"?

Tercero, y tal vez lo más relevante, ¿Qué hacer para que ese poder
burocrático desaparezca y deje que las fuerzas de la economía funcionen
realmente?

En mi opinión, las dos primeras cuestiones nos conducen a Fidel y Raúl
Castro, a fechas tan tempranas como 1959 y las decisiones confiscatorias
que supusieron la transformación de la base estructural de la economía
cubana de los primeros 50 años de existencia de la república.

La geopolítica de la economía se vio trastocada, primero con el robo
sistemático de riqueza a amplios sectores de la población, y la
estatalización de toda la propiedad, y más tarde, con la ruptura de
relaciones con la sociedad occidental y la aventura del estalinismo
soviético y el comunismo. De ahí, a la aparición de una estructura
burocrática de poder, sólo había un paso. Y ese paso se dio sin miedo
alguno.

Medio siglo de ataduras institucionales (de normas imposibles de
cumplir, de constituciones contradictorias con sus propios enunciados,
de amplios márgenes de discrecionalidad en la toma de decisiones) en las
que la vida de los cubanos, desde el nacimiento hasta la muerte, se
encuentra sometida a los dictados de un Partido único, un sindicato
único, una libreta de racionamiento, una determina actitud hacia el
máximo dirigente, han creado una sociedad burocrática e incapaz de
impulsar sus propias transformaciones.

La burocracia es el resultado del régimen castrista, su fundamento y
razón de ser. Ahora, en el final de ese largo recorrido, el castrismo
busca desprenderse de ese pesado lastre.

Y lo hace apuntando directamente a la burocracia y su incapacidad para
que "la mentalidad evolucione a la par de la vida; el pataleo de otros
para no entregar las parcelas de poder adquiridas a costa de sacrificar,
molestar e irritar al pueblo, y la certeza de que la burocracia es un
modo de vida al que ya no pueden renunciar".

Durante medio siglo, el régimen se consolidó gracias a ese poder
burocrático que, como una fiel correa de transmisión, hacía que la
sociedad en su conjunto funcionara de acuerdo con las directrices de la
cúpula. Una burocracia nepotista, primada, compensada, y bien retribuida
en especie, que escapaba de las escaseces y miserias de las libretas de
racionamiento y que, gracias a la proximidad al poder, disponía de
bienes y servicios superiores a los de la media de la población, lo que
generó no pocos resentimientos en amplios sectores de la sociedad.

Los cubanos aspiraban, y en mi opinión aun creen que vale la pena, a
integrarse en esa burocracia que el castrismo ataca de forma brutal. Y
cito textualmente al artículo de Granma, "la vida demuestra que al
burócrata, por naturaleza, le extirparon la capacidad de reconocer un
error, aceptar la corrección y asumir el cambio".

Con esta estrategia, no me cabe la menor duda que el régimen está
cavando su propia tumba. La burocracia, cuyo nivel de conocimiento e
información también es superior a la media, no ignora la campaña que en
contra suya ha lanzado Raúl Castro, y empezará a aumentar la
preocupación, el temor a las represalias, y por qué no, la desafección y
la ruptura.

Muchos entonarán un cántico desde la distancia, como el de Pablo
Milanés, sin romper las cadenas que aún les mantienen como esclavos de
un régimen que considera muerto para siempre, y ahí es donde pueden
aparecer los dirigentes de mentalidad más abierta, y capaces de impulsar
los cambios que realmente necesita Cuba para acercarse al mundo
occidental, democrático y libre.

La tercera cuestión es también de fácil solución. Desde luego, si se
pretende que los obstáculos burocráticos pierdan fuerza para frenar los
cambios, la vía elegida en los "lineamientos" no es la más acertada. De
hecho, con esta propuesta el castrismo no hace más que hablar de
"actualización del socialismo" manteniendo un sistema que ha sido
incapaz durante medio siglo de que la economía produzca lo suficiente
para atender las necesidades de toda la población.

La cuestión apunta a las instituciones y su modelo de funcionamiento.
Las que permiten que los agentes, privados y públicos, puedan operar
sobre reglas conocidas y bien definidas en un marco predecible y
estable. Un nuevo Estado de derecho y de libertades constitucionales, en
el que la propiedad privada contribuya realmente al fomento de la
dinámica social, con un sistema judicial independiente y dotado de
recursos para fijar las posiciones en juego.

Un nuevo modelo de asignación de recursos, basado en el funcionamiento
de los precios de mercado, donde las decisiones de los consumidores y
productores orienten el ajuste demanda y oferta en condiciones de libre
competencia. Y por supuesto, un sistema tributario moderno y eficiente
que dote de recursos a la hacienda para mantener los servicios que se
prestan a la población, pero en condiciones de oferta y calidad adecuada.

En tales condiciones, una nueva burocracia aparecerá en Cuba,
posiblemente evolucionada a partir de la que existe en la actualidad,
con una capacidad para emprender, asumir riesgos, servir realmente a los
ciudadanos y mantenerse respetuosos en el cumplimiento de las normas del
Estado de derecho. Una burocracia al servicio de los ciudadanos y de la
sociedad civil, y no a la inversa.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=33446

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