Un modesto aporte
El reconocer que muchas de las leyes se han vuelto obsoletas,
entorpeciendo las reformas, es un indicador muy positivo
Rafael del Pino, EEUU | 29/06/2011
Hace exactamente cuatro años escribí dos artículos publicados en El
Nuevo Herald: "La hora de la negociación" y "Carta abierta a Raúl
Castro". En esos dos trabajos sugerí muchas de las medidas que aparecen
en las reformas emprendidas por Raúl Castro y también en las medidas de
respuesta tomadas por la Administración de Obama aunque en aquel momento
estaba en la Casa Blanca George W. Bush. No creo que lo hayan hecho por
mis sugerencias, sino simplemente porque era la dirección que el sentido
común indicaba y hoy aunque hayan pasado cuatro años, los que deseamos
lo mejor para nuestro pueblo aplaudimos la ruptura del inmovilismo.
Todavía quedan interrogantes en este proceso aunque es alentador
observar que las reformas continúan moviéndose. Raúl acaba de reconocer
ante los periodistas que acompañaban a Lula en su ultima visita a Cuba
que muchas de las leyes que en su momento cumplieron un propósito se
habían vuelto obsoletas entorpeciendo las reformas en curso y que había
dado las instrucciones a su ministra de Justicia María Esther Reus, para
cambiarlas. Si esta afirmación de Raúl es genuina ¿por qué no poner un
modesto grano de arena para alentar a la ministra de Justicia a cumplir
la misión que le indicara su Presidente? ¿Por qué no alentar las
reformas si es en bien del pueblo cubano?
Algunos amigos me han preguntado por qué pierdo el tiempo en sugerir
ideas que sirvan para mejorar la situación económica de los cubanos
cuando pueden ayudar también al Gobierno de la Habana a mejorar su
imagen. Pues sencillamente porque no se trata del Gobierno, se trata del
pueblo de Cuba que sufre una crisis como nunca ha tenido y si los éxitos
de esas reformas conducen a mejorar sus condiciones de vida pues hay que
apoyarlas. En esto coincido plenamente con Engels: "el hombre necesita,
en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder
hacer política". Desear que nada cambie apostando a la explosión social,
además de criminal, es inhumano. Uno puede tener todos los desacuerdos y
desavenencias que quiera con los dirigentes del país, con sus métodos y
estilos de trabajo, con sus políticas económicas que han ocasionado este
desastre, pero todo lo que se haga en bien del pueblo es loable. Cuando
ese pueblo pueda cubrir esas necesidades que mencionó Engels, le
corresponde a ellos en la Isla hacer política y decidir quiénes y bajo
qué sistema social desean vivir.
La mayoría de nosotros que ya tenemos un techo, que comemos y nos
vestimos la forma de hacer política es la de escribir, sugerir y aportar
ideas útiles que contribuyan a un cambio ordenado y pacifico hacia una
sociedad más avanzada en bien de nuestros compatriotas.
No nos llevemos a engaños. La actual dirigencia del país sabe
perfectamente en qué está metida y sabe que se les acaba el tiempo para
corregir el rumbo.
Basta con ser buen observador. Actualmente la tierra que se está dando
en usufructo a campesinos es por un periodo de diez años. ¿Por qué creen
ustedes que el Presidente de la ANAP está presionando y pidiendo que se
haga permanente? Porque Lugo Fonte y su equipo de trabajo saben muy bien
que el desastre de la agricultura, que ha provocado que Cuba deba
importar el 80 % de los alimentos, es consecuencia de las relaciones de
producción que hasta hoy prevalecen en la Isla siendo más arcaicas que
las medievales. Los siervos de la gleba hace 700 u 800 años tenían más
derechos que los campesinos cubanos actuales. Su derecho a la tierra era
permanente, el señor no los podía echar y podían construir la casa de su
propiedad. Además, se les pagaba habitualmente dándoles posesión de
tierras de cuyos frutos vivía.
El reconocimiento de Raúl de que muchas de las leyes que en su momento
cumplieron su propósito se habían vuelto obsoletas entorpeciendo las
reformas lo veo altamente positivo. Así como las instrucciones que dio a
su ministra de Justicia para cambiarlas. Por lo tanto creo que debemos
poner ese granito de arena que pueda no solo contribuir a impulsar las
reformas, sino a que sean también un factor decisivo para una
reconciliación nacional. Pudiendo abarcar sugerencias desde las
incongruencias que actualmente ahogan los derechos civiles y políticos
de los cubanos, hasta los impedimentos burocráticos que de una forma u
otra obstaculizan el avance de las reformas.
Leyes que actualmente irritan, molestan, limitan la creatividad y
capacidad de muchos cubanos para dar lo mejor de sí. A veces en política
como sucede en el dominó "el que esta afuera ve mejor jugada que el que
esta dentro".
Otra condición que nos permite hacer mejores sugerencias sobre las
formas y métodos de dialogar con el vecino del norte es la de estar
viviendo en una sociedad capitalista que nos posibilita conocer las
virtudes y defectos de su sistema político, de conocer las debilidades
de una sociedad donde cada día la plutocracia gana más terreno en la
elección de los servidores públicos de acuerdo a sus cuentas bancarias y
no a su capacidad y devoción por representar a la comunidad que los
elige. Si a nosotros desde fuera de Cuba nos es difícil a veces entender
a cabalidad la dinámica de lo que sucede en la Isla, a nuestros hermanos
insulares les es mucho más difícil entender la dinámica del complejo
sistema que tienen a 90 millas de sus costas.
Quiero tocar un punto que puede servir para resolver incongruencias que
crean irritación entre los cubanos que la sufren y que afectan a la
imagen de Cuba en el mundo entero. Me voy a referir a la ley que
actualmente restringe el derecho de cualquier ciudadano de entrar y
salir libremente del territorio nacional.
Los orígenes de esta ley se fundamentaron en evitar la fuga de cerebros
pero, en especial, para evitar que ciudadanos cubanos a los cuales se
les proporcionaba gratuitamente por el Estado una carrera universitaria
costosísima, se graduaran y después abandonaran el país para asentarse
en otras naciones donde les fueran mejor remunerados sus conocimientos.
A pesar de su lógica, el procedimiento más simplista, más fácil de
utilizar fue el del candado en la reja, en lugar de estudiar y aplicar
métodos que surtieran efectos similares. En muchos países capitalistas,
por ejemplo, las carreras universitarias se financian parcialmente a
bajos intereses en algunos casos y, en otros, para estudiantes
brillantes o con garantías colaterales aprobadas por los bancos el
financiamiento puede ser completo. Esos profesionales están en la
obligación de amortizar la deuda contraída. De no hacerlo, sufrirían las
consecuencias de diferentes mecanismos financieros que les afectaría el
récord crediticio con todas las complicaciones que trae aparejado. La
persona puede entrar y salir de su país cada vez que quiera sin ninguna
limitación como establece la Declaración Universal de Derechos Humanos,
pero sabe que si delinque en su deuda, esto le perseguirá como un
fantasma donde quiera que resida.
El problema de Cuba en este aspecto radica en que la organización actual
de su sistema económico choca con la ausencia de mecanismos que le
permitan sustituir la imposición de la reja y el candado por otros
mecanismos coercitivos que ofrezcan similares resultados. La tarea no es
nada fácil pero tampoco imposible. Lograr vencer este obstáculo tan
engorroso es de suma importancia no solo para poder mejorar la imagen de
Cuba ante el mundo entero sino para abolir algo que viola tan
groseramente los derechos de cualquier ser humano.
Otro procedimiento que también irrita grandemente y que sin lugar a duda
contribuye negativamente a la imagen de Estado explotador es la
alineación del fruto del trabajo en el extranjero que realizan cubanos
de diferentes especialidades en que el Estado cobra las divisas y le
retribuye al trabajador una parte ínfima del resultado de su trabajo.
Práctica incluso denunciada por Carlos Marx hace mas de cien años.
Otro ejemplo de imposiciones absurdas que indudablemente repercutirá en
la inversión extranjera es la del monopolio del Estado en materia de
empleo y salarios de los trabajadores cubanos en empresas extranjeras.
Sin la eliminación de este monopolio el Gobierno cubano tendrá ante sí
un obstáculo muy difícil de vencer, que será esgrimido por los que se
oponen al levantamiento del embargo cada vez que la administración de
turno en la Casa Blanca dé señales de flexibilización.
En próximos escritos podremos continuar citando aspectos de interés que
puedan servir al grupo de trabajo de la Ministra de justicia en el
cumplimiento de la misión asignada. Les deseo buena suerte.
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/un-modesto-aporte-264735
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