Friday, May 27, 2011 | Por Gladys Linares
LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) – Los seres humanos necesitamos,
de vez en cuando, pasar al menos una semanita de vacaciones en un hotel
para dejar atrás el estrés. En Cuba, la inmensa mayoría sabe que ni
siquiera puede soñar con eso. Incluso ahora, que a los de patio se les
permite reservar en un hotel, no hay muchos que puedan hacerlo. Pero
como un fin de semana alejado de los problemas cotidianos sigue siendo
una necesidad, el gobierno le hace propaganda al campismo, Tomás,
después de un año de duro trabajo como arquitecto, decidió llevar a su
familia de vacaciones.
Cuando Tomás llegó a su casa y le dijo a su esposa que había reservado
para irse de vacaciones, le costó trabajo convencerla, porque para ella
el campismo no es más que una cochambre que no sustituye un hotel ni
sirve para relajar. Pero Tomás la convenció cuando le dijo: "Ahora es
distinto. ¿Tú no ves la televisión? El campismo popular cumple treinta
años y han mejorado sus instalaciones". La esposa no creía mucho en la
televisión, pero para complacerlo, accedió.
Fueron a un campamento en el litoral norte. Apenas llegaron, Tomás se
dio cuenta de su error: no había luz ni agua, sólo la promesa de que en
ese momento se estaba reparando la turbina. En la cabaña no había
bombillos. La piscina estaba seca y rota. Las habitaciones no tenían
ventiladores. Para bañarse ese día tuvieron que cargar agua, y los
mosquitos no los dejaban vivir. La comida, aunque no era terrible,
tampoco era la mejor. Además, para los niños no había opciones de
recreación. Se comentaba que iba a venir un animador de la televisión
para alegrar el ambiente, pero del comentario no pasó. Y lo peor fue
que, a pesar de que Tomás reclamó, no le hicieron rebaja.
El hombre pensó pasar unos días felices, con su familia y en contacto
con la naturaleza, pero el continuo reggaetón a todo volumen y el coro
de los mosquitos machacando los oídos, hicieron que su esposa tomara una
drástica decisión:
-Si quieres te quedas con tu campismo, pero yo me voy con los niños
ahora mismo.
Iba a coger el maletín, pero Tomás se adelantó, lo cargó él y se fueron
con la música a otra parte. Tomás dice ahora que no quiere saber nada de
la cochambre popular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario