EL NO PAN DE CADA DÍA
Asunto que desde hace tiempo, tanto la prensa oficialista como la opositora lo sacan en sus respectivas páginas web. Por supuesto, cada una según sus puntos de vistas, pero que a veces coinciden. (¡Qué casualidad!)
Ambas, coinciden que el pan que se vende a la población, dista mucho de tener la calidad requerida, según los parámetros establecidos por el Ministerio de la Industria Alimenticia.
El último informe procedió de inspecciones realizadas a diversas panaderías de la capital. Y en esas hubo de todo como en botica. Administradores *desconocedores de las reglas higiénicas que deben mantenerse en ciertos centros de elaboración*; almacenamiento de tártaras receptoras de pan situadas en el suelo; pesos por debajo de lo establecido; poca higiene en sentido general en dichos lugares; jefes de turnos ausentes en sus horarios correspondientes, etc. etc., etc., que se haría demasiado extenso este comentario.
Pero bueno, nada de estos males son nuevos. Desde tiempos inmemoriales se conocen, pero hasta estos momentos *el cuartico está igualito*, pese a las críticas que a veces vemos. Además, que el artículo aparecido en el diario Granma mayo 26, no comunican las acciones tomadas frente a estos desvaríos presentados en muchas panaderías (¿será que alguno de los violadores tiene algún parentesco con uno o una de los inspectores, y no le pasaron la cuenta?, ¿o que para callarlo fue premiado con una libra de manteca, o cuatro de harina para hacer en su hogar croquetas o frituras?)
Pero más cerca del lugar donde vive este comentarista, aquí en la ciudad de Matanzas, tenemos noticias de otros asuntos que inciden negativamente en la confección del pan, según nos han denunciado algunos vecinos de ese lugar, que, en la panadería situada en el reparto Camilo Cienfüegos, es de sobra conocido que el pan (¿pan?) que elaboran, parte de la manteca, libras de harinas – y no se crea que dos, que además no está a la venta pública-, la venden a los panaderos particulares para confeccionar galletas y palitroques, que después venden a la población sin problema ninguno.
Resultado de esta violación es que el pan llamado de la cuota, carece de sabor, más seco que si procediera del mismísimo desierto del Sahara, huérfano de una gotica de aceite o manteca, y para colmo, sin sal, al parecer, *conscientes sus trabajadores de que en esa forma ayudan a los hipertensos*, con el resultado de que en la mayoría de las ocasiones, uno no sabe bien si lo que ingiere es pan o un mendrugo de procedencia desconocida, con parentesco de los E.T.
Mientras, para los que portan el maléfico CUC, pueden adquirir el otro. Ese sí. Ese es PAN sin discusión alguna. Lo mismo del tipo polaco, cubano, cuadrado, en barras, etc. Es decir, el que prefiera. Pero por supuesto, ¡no faltaba más!, con el CUC por delante. Y además con el rótulo de *Donateli* en sus bolsas transparentes e higiénicas, que con sólo verlos, el apetito hace de las suyas en nuestros estómagos, siempre faltos de alimentos a cualquier hora no sólo de día, sino hasta de madrugadas, cuando los intestinos nos despiertan por encontrarse vacíos.
Esa cuadratura desacuadraturada se observa en mi país, donde nuestros selectos dirigentes se vanaglorian de que la igualdad es la constante número uno para la ciudadanía. Sin embargo, para el que sólo maneja la llamada y cada día más desprestigiada Moneda Nacional con que le pagan a nuestros trabajadores hay un pan; y para el que puede, el otro por supuesto, más exquisito, más fino, con regio parentesco para que posea la otra moneda.
Si esto no es una segregación panadera, que alguien más avezado en el asunto me ayude a adjudicarle otro calificativo más explícito. Mientras, nuestro pan, el de la cuota, el pobre, famélico, falto de proteínas y minerales, producto de la corrupción existente en muchas panaderías del país (¡ojo, no me atrevo a decir todas!), seguiremos adictos a él a conciencia, o mejor dicho, a la necesidad.
Así sucede. Así continúa sucediendo. Vamos a ver hasta cuándo.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=32454
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