EL UNIVERSAL
jueves 31 de marzo de 2011 11:40 AM
La Habana.- Cuatro décadas después de que su música fuera marginada en
los medios de Cuba, los Beatles encontraron su The Cavern Club en La
Habana: Submarino amarillo, un lugar para llenar el corazón de fans y
nostálgicos del más famoso grupo de rock de la historia.
La taberna, que hace honor al clásico Yellow submarine, está ubicada en
el sótano de un edificio en el céntrico barrio del Vedado, a 25 metros
de la estatua de John Lennon develada en 2000 por el líder comunista
Fidel Castro y convertida en lugar de tributo al ex beatle, asesinado en
1980.
Según su gerente, Yosmany Groeiro, el club abrió sus puertas "como un
centro especializado en la música de los Beatles" y el rock y el pop de
los años 60, como parte de una estrategia del Ministerio de Cultura de
diversificar su propuesta cultural, con precios asequibles a los cubanos.
"Es un lugar para todo el que quiera venir a abrir su nostalgia. La
Habana necesitaba hace muchos años un lugar como éste", porque "los
amantes de los Beatles no tenían a dónde ir", comentó a la AFP Ernesto
Juan Castellanos, de 48 años y uno de los directores artísticos del
flamante centro nocturno.
A la derecha de la entrada al recinto, recibe a los visitantes una
enorme foto de Lennon, Paul MacCartney, Ringo Starr y George Harrison,
que junto con algunas de sus antológicas canciones estampadas por
doquier en las paredes, hacen del club una suerte de santuario.
Caricaturas del Cuarteto de Liverpool, ilustraciones de sus temas, entre
ellos Strawberry Fields Forever, y una barra decorada con las portadas
de sus 18 discos originales completan el diseño del centro que, a
diferencia de otros de la capital, no tiene pista de baile porque busca
un ambiente más íntimo.
"El lugar más bello y acogedor de la ciudad, nuestra caverna. Los
'beatlemaníacos' estamos supercontentos", destacó Ana Laura, una
socióloga cincuentona que no paraba de canturrear en inglés las
canciones que sonaban en el club.
Para Arnaldo Rodríguez, director de la agrupación salsera El Talismán,
una de las más populares de Cuba, se trata de una "iniciativa fabulosa"
porque "los Beatles son patrimonio del mundo. Todo lo que hacemos está
muy influido por la música que ellos hicieron".
El Submarino amarillo es como "un hijo" pero sobre todo un centro
cultural estatal para "promocionar su legado de paz, amor y amistad",
dice Castellanos, autor de cuatro libros sobre el grupo.
Es también un estudioso de la época de "incomprensión" que sufrió la
música del cuarteto en Cuba entre los 60 y 70 cuando algunos
funcionarios los identificaron como "problemas ideológicos".
"Tenemos ideado hacer encuentros teóricos", comentó el director, quien
entre 1996 y 1999 organizó en La Habana coloquios del grupo, que no pudo
continuar por "falta de apoyo" oficial, aunque ya la música se pasaba
libremente por la radio y la televisión locales.
El público que está llegando al club, abierto de martes a domingo desde
la tarde y hasta la madrugada, rebasa cada día la capacidad -de 104
personas-, lo que muestra, según Castellanos, que los Beatles "no
pertenecen a una generación, sino a todas".
Además de estar prohibido fumar y el reggaeton -ritmo que ha invadido
los centros nocturnos de Cuba-, una tercera regla de oro rige en el
Submarino amarillo: las agrupaciones musicales invitadas deben tocar un
50% de música de los Beatles.
"Aquí pasaron de ser prohibidos a ser obligatorios", dice resuelto
Castellanos.
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