Zonas congeladas
By RAUL RIVERO
Madrid -- Algunos medios de la prensa de Europa y, en menos medida, los
de América Latina, reservan en estos tiempos algunos espacios para una
Cuba etérea, inmaterial, sin perfiles definidos que trata de exportar el
gobierno. Pero el país real, el de las grandes franjas de penurias, el
de la oposición pacífica, el los presos políticos y la gestión diaria y
callada por la libertad, tiene muy poca tinta negra y casi ninguna
cabecera en las pantallas grises.
Lo que provoca la curiosidad y el interés son los viajes y las
declaraciones de los funcionarios: Ricardo Alarcón, a China con una
fotocopiadora; un funcionario de la Unión Europea a La Habana, con una
libreta de notas para llenar espacios en blanco, y unos sonidos
guturales de Evo Morales que se han traducido por expertos de La Paz
como un alegato por la salud de Fidel Castro y un elogio del triunfal
proceso cubano.
Han salido de pronto expertos en transiciones, como el secretario
Iberoamericano, Enrique Iglesias, con el anuncio de que los cambios son
enormes y que las deportaciones de presos a España son parte de un gesto
muy positivo.
Esas andanzas con reflejos y comentarios añadidos, sacan de la
actualidad a los once prisioneros de la llamada Primavera Negra del 2003
que siguen en sus celdas, en peligro y asediados porque se han negado a
salir de su país. Lo nombres de esos cubanos --Oscar Elías Biscet, Angel
Moya, Guido Sigler, Héctor Maceda, Félix Navarro Pedro Argüelles, José
Daniel Ferrer, Librado Linares, Eduardo Fleitas, Iván Hernández Carrillo
y Diosdado González Marrero-- se quedan en los sitios del exilio, en la
memoria de sus amigos y compañeros, en las resonancias de sus casas
vacías y en el fragor de la acción de las Damas de Blanco.
Son otros temas los que se buscan. Inversiones extranjeras, comercio,
aperturas, créditos, la promesa del paraíso para los cuentapropistas,
los restaurantes particulares con veinte sillas y la esperanza de que se
pueda alquilar --sin temor-- el DeSoto del abuelo para llevar a un
extranjero hasta una playa o a una cueva.
Nada para los que ponen letreros antigubernamentales en las calles. Ni
para los operativos policiales (en Regla y Guanabacoa esta semana) para
destruir antenas parabólicas de la televisión, ocupar ordenadores y
arrasar con las conexiones de Internet.
Ni una línea sobre las decenas de reclusos comunes que duermen en el
piso en la prisión de Ariza, en Cienfuegos, o para las pintadas
insultantes en la casa de la economista disidente y ex presa política
Marta Beatriz Roque Cabello. No hay un recuadro para quienes siguen en
su lucha pacífica.
speculaciones y abrazos contaminadores entre personajes de diversos
rumbos y variada penumbra para dar la impresión de que algo se mueve en
las alturas. Eso sí, hacia los lugares donde falta el aire, el anuncio
de que alguna vez se enviará un poco de oxígeno para los que siempre han
estado allí. Y para los nuevos que llegan poco a poco.
http://www.elnuevoherald.com/2010/11/28/844934/raul-rivero-zonas-congeladas.html
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