1 de noviembre de 2010

Los pilotos, los campesinos y el marabú

Cuba: los pilotos, los campesinos y el marabú
Luis Tornés Aguililla

BRUSELAS, Bélgica, noviembre, www.cubanet.org -A decir verdad, no sé si
los especialistas al servicio de Raúl Castro, en su prisa desatinada por
eliminar el marabú pero sin tener que pasar por una agricultura de
campesinos libres, se atrevan a utilizar el herbicida « Potrerón 212 » u
otros productos semejantes, envenenando por ese medio los campos de
Cuba, invadidos ya por la plaga vegetal que es el marabú.

No obstante, por si otra vez el gobierno cubano tuviese la intención de
sobrepasar límites, gracias a ese atrevimiento del que siempre hace gala
ante un pueblo indefenso, pongo en conocimiento público que el herbicida
« Potrerón 212 » es una mezcla de Picloram y de un compuesto conocido
como 2,4-D.

Justamente, una mezcla de estos dos compuestos, conocida como « Agente
Blanco » (Agent White) fue usada en Vietnam por los americanos como
defoliante, con las consecuencias que el mundo entero ya sabe y, si bien
los problemas de toxicidad parecen estar más asociados a los
contaminantes de ambos compuestos, el Picloram es de toxicidad moderada
mientras que el 2,4-D (2,4-acido diclorofenoxiacético) puede causar
problemas reproductivos en el hombre por la malformación o muerte de la
esperma.

Dos de los contaminantes del Picloram, que es bastante resistente en el
medio ambiente y puede durar en el suelo hasta 3 años, son el
hexaclorobenceno (HCB) y las Nitrosoaminas. Ambos son considerados como
cancerígenos. El HCB tiene una toxicidad aguda baja y puede, entre otros
efectos, causar dificultades reproductivas y no sólo es tóxico sino
también persistente. Su exposición oral, da lugar a enfermedades del
hígado, lesiones cutáneas con decoloración, ulceración, efecto sobre los
huesos y hasta pérdida del cabello. Puede además, causar problemas en
los embriones y defectos de formación porque se acumula en los fetos y
se transmite por la leche materna.

Las impurezas principales del 2,4-D son las dioxinas que son
consideradas como cancerígenas, poco biodegradables y muy estables por
vía química por lo que su presencia en el Medio es bastante larga. Las
dioxinas se han vinculado, además de sus efectos cancerígenos, a la
aparición en la mujer de la endometriosis que causa dolores pélvicos y
menstruales así como infertilidad. Su olor característico ( 2,4-D ) se
debe a que se descompone en 2,4 diclorofenol, que es también un
perturbador del sistema endocrino y un posible cancerígeno.

El fabricante del « Potrerón 212 » lo describe como moderadamente tóxico
pero a condición de que éste no sea empleado « a la cubana » teniendo
en cuenta su largo período de vida y su capacidad de penetrar con
facilidad en el manto freático con la consiguiente contaminación del
agua que la gente y los animales beben.

El método recomendado para fumigar el « Potrerón 212 » es con equipos
mecánicos ( tractores o fumigadores motorizados ) tomando serias
medidas de protección pero en ningún momento se habla de aplicar ese
herbicida con aviones porque los riesgos de contaminación son
sencillamente enormes y se ha de notar que el almacenamiento durante
largos períodos a las altas temperaturas de Cuba pudiera propiciar la
descomposición química del « Potrerón 212 » y, de ese modo, contribuir
a una mayor concentración de contaminantes.

El « Potrerón 212 » tiene una concentración de casi el doble de Picloram
con respecto al Agent White por lo que cualquier tipo de descomposición
durante la producción o después de ella debe lógicamente producir una
mayor concentración de contaminantes con respecto a los que pudieran
estar presentes en el Agent White.

En Cuba, los campesinos, los pilotos y la población rural en general
podrían estar ante un reto importante: no permitir que un Estado
liberticida juegue con sus vidas.

Fuente de información: http://www.cdc.gov/niosh/ipcsnfrn/nfrn1246.html
Fuente de información: http://www.proagro.com.hn/start/pdf/potreron.pdf

http://www.cubanet.org/CNews/year2010/Nov2010/01_O_1.html

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