2009-12-23.
Pedro Corzo, Editor, Periodista y Escritor
(www.miscelaneasdecuba.net).- Es posible que muchos se pregunten, qué
es un dictador, qué factores definen a un gobernante con un calificativo
que deshonra y por qué hay pueblos que soportan dictaduras cuando otros
nunca las han padecido.
También es razonable indagar por qué un dictador disfruta de apoyo
popular y lo que es más alarmante todavía; por qué causas un mandatario
que accedió al poder violentando la institucionalidad puede conquistar
de nuevo el gobierno con el apoyo electoral de una mayoría ciudadana.
Sin duda son preguntas complejas que probablemente no tengan respuestas
precisas, pero sí es evidente que hay culturas que tienen una fuerte
propensión al gobierno fuerte, el liderazgo indiscutido, a la aceptación
de una autoridad que asuma responsabilidades que aparentemente la
mayoría ciudadana prefiere evadir.
Por supuesto que no todos los dictadores son iguales en propósitos y
métodos y aunque entre ellos hay diferencias existen factores comunes
que les identifican sin que importe la época, cultura, geografía,
educación, ciudadana e ideología, si es que el dictador en cuestión se
considera abanderado de alguna.
Dictador, puede ser quien asume por decisión propia o por delegación una
autoridad ilimitada que no esta sujeta a cuestionamiento. El poder que
detenta no está en discusión ni es sujeto de debate. El dictador es
figura y genio de un propósito de gobierno cualquiera que este sea.
Los dictadores no admiten retos a su autoridad pero no todos responden a
los desafíos con igual brutalidad ni soportan con igual entereza las
presiones de que son objetos por parte de la oposición.
El dictador se identifica más por su carácter que por el hecho de ocupar
un poder político, religioso o económico. El dictador demuestra un
profundo desprecio por la opinión ajena. Ignora el derecho que asiste a
los que les rivalizan. El dictador es intolerante, sectario, y hasta
paternalista en sus abusos.
El dictador gusta del elogio, de la adulación, de la sumisión a su
voluntad. Disfruta de la historia y por lo regular esta convencido que
con sus acciones esta escribiendo los capítulos más gloriosos de la misma.
Para el dictador envilecer a los que le apoyan, a los que se le oponen y
hasta a los indiferentes es un mandato que garantiza su perpetuidad. El
envilecimiento ciudadano es su carta de triunfo y eso lo logra con los
premios y castigos que dispensa al capricho de su voluntad.
Los dictadores son taimados, inescrupulosos, vendedores de promesas y
hacedores de castillos en el ai5re pero muy en particular, desconfiados,
porque para ellos la lealtad es proporcional a los privilegios que otorgan.
Creen en los comentarios sin fundamentos y en ocasiones ellos mismos los
promueven. El dictador es un mentiroso con talento, un hombre que conoce
la gente que gobierna, que sabe de debilidades y grandezas. Cuenta con
un aguzado sentido del que hacer en los momentos de crisis porque conoce
mejor que ningún otro conductor, que su poder se asienta tanto en su
capacidad de evaluar el entorno, como en lo oportuno de sus decisiones y
en las contradicciones de quienes se le oponen.
El dictador no es un cobarde por naturaleza como algunos gustan
calificar. Puede ser un miserable pero su valor personal puede estar por
encima del promedio del de sus conciudadanos. No es atinado confundir en
un dictador la cobardía con su sentido de la prudencia o la perdida de
la motivación para gobernar. Los dictadores son victimarios por
naturaleza, pero eso no implica que sean pusilánimes ni cobardes.
El valor personal de muchos dictadores es incuestionable porque la
mayoría de ellos acceden al gobierno gracias a su disposición a correr
riesgos, por su audacia y temeridad.
Las motivaciones que sostienen e impulsan a los dictadores pueden ser
múltiples y complejas y responden a varios patrones por lo que a pesar
de posibles semejanzas en la forma de dispensar su autoridad y ejercer
el liderazgo, las diferencias entre ellos son fácilmente apreciables por
un observador aplicado.
Hay dictadores sumamente carismáticos, verdaderos seductores de masas e
individuos. Personajes que poseen una capacidad excepcional en
atribuirse los éxitos y distribuir las culpas. Son individuos
agradables, obsequiosos y comprensivos cuando las circunstancias lo
requieren. Con tales habilidades para intimar que su interlocutor puede
llegar a creer que el dictador esta bajo la influencia de su ingenio.
Este tipo de dictador es extremadamente peligroso por que su mesianismo
es contagioso, y su afán de redención afecta la roca más insignificante
de su reino. Ellos pueden dividir la sociedad y llevarlas a puntos de
confrontación tan agudos que la comunidad puede llegar a resentir sus
valores más trascendentes y abarcadores.
Bajo estos líderes los pueblos sufren metamorfosis alienantes. El rebaño
es objeto de la voluntad de su conductor pero se cree sujeto en la
personalidad de este. El individuo se hace infinitesimal ante el ardor
de quien maneja sus miedos, frustraciones, aberraciones y sueños. Estos
líderes son como los agujeros negros del cosmos, tienen tal capacidad de
atracción que consumen todas las luces e individualidades que le rodean.
Dichos líderes pueden estar inspirados por una especie de religiosidad.
Se consideran elegidos e infalibles y cuando tienen el sostén de una
ideología su capacidad de contaminación y destrucción se acrecientan.
Crean una mística en su entorno y tienen la capacidad de generar
sentimientos transcendentes en sus propuestas y hacer creer a sus
seguidores en la constitución de un nuevo mundo y de un hombre
diferente. Estos personajes por lo regular acceden al poder por medio de
un proceso insurreccional, o a través de gestas populares que favorecen
una especie de sacralización laica.
Pero también hay dictadores de naturaleza burocrática y aunque estos
pueden responder a una casta u oligarquía y disfrutar de un poder
omnímodo, rara vez llegan a disfrutar de la simpatía y el apoyo popular.
Estos dictadores son eficientes en controlar la maquinaria del poder y
son tan trabajadores y crueles como requieran las circunstancias.
Detentan el poder por su indiscutible capacidad para intimar y
privilegiar al mismo tiempo.
En ocasiones este tipo de hombre fuerte hereda el mando ya sea por
designación o por vencer en luchas internas por el poder; y no pocas
veces su autoridad es balanceada con la existencia de una contraparte
que es quien en realidad designa a quien ostenta el liderazgo.
Por supuesto que hay dictadores de opereta. Individuos que han llegado
al máximo liderazgo prácticamente sin proponérselo. Estos pueden ser tan
crueles como el más iluminado de los líderes, pero son fácilmente
influenciables, y sus propósitos pueden ser modificados sustancial y
regularmente.
Hay dictadores que a través de las instituciones del estado instauran un
férreo control sobre las actividades públicas. Ellos controlan las
Asambleas Legislativas y los Poderes Judiciales a través de sinecuras, y
violencias de terceros si las condiciones lo demandan.
Este tipo de dictador gusta de elecciones y hasta permite ciertas
libertades de expresión, aunque no cesa de amenazar ese derecho y
conculcarlo cuando lo estima pertinente. Su afán por el poder, a pesar
de que lo renueve con el voto popular, le permite ver su cola de
cercenador de libertades. Algunos ejemplares de estos dictadores tienen
una fuerte propensión a obras materiales faraónicas a través de las
cuales espera n perpetuarse.
También, y es posible que olvidemos alguna especie de estos vertebrados
que causan tanto daño a la humanidad, existe el dictador capaz de
sintetizar todos los atributos antes mencionados, y son los que no solo
hacen historia para sus pueblos si no que como Supernovas aberradas
irradian oscuridad durante siglos en la historia Universal.
REFLEXIONES SOBRE LOS DICTADORES - Misceláneas de Cuba (23 December 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=24891
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