2009-09-25.
José Alberto Álvarez Bravo, Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- En el reino de la contradicción han
convertido a Cuba quienes la tratan como a su propiedad privada. Quien
no retrate nuestra realidad con el lente del italiano Giuliano Montaldo,
encontrará de seguro incontables ejemplos, de los que me atreveré a
mencionar sólo algunos.
Es contradictorio el apoyo popular que la dinastía Castro alega tener,
con el masivo afán de ese mismo pueblo por abandonar la isla hacia
cualquier destino.
Es contradictorio que quienes dicen representar al pueblo humilde, vivan
en la más escandalosa opulencia.
Es contradictorio que quienes se autotitulan campeones en la observancia
de los derechos humanos, –con un escaño en el indigno Consejo de
Derechos Humanos de la ONU- mantengan en prisión a centenares de cubanos
por delitos de opinión, pisoteen todo el articulado de los Pactos
Internacionales hipócritamente firmados, llegando al colmo de no
difundir su contenido al pueblo de la isla.
Es contradictorio que mientras el autoelegido "presidente" de la
República refiere públicamente la crónica carestía de alimentos, ordene
la condena de un enfermo de alcoholismo por mencionar ante una cámara
privada este mismo flagelo.
Mencionar todas las contradicciones flagrantes en este su indiscutido
santuario, no es la intención de este texto, que sólo intentará exponer
lo que considero la más reciente y colosal de las contradicciones
vigentes en la patria de Martí.
La televisión del régimen acaba de difundir un material sobre el
controvertido Concierto por la Paz, concebido por iniciativa del
colombiano Juanes. En este material intervienen compatriotas del exilio
intransigente de un lado, y voceros oficialistas del otro.
Conocidos portavoces de la gerontocracia criolla –Amaury Pérez, Silvio
Rodríguez, Juan Formel, etc.- no han sorprendido a nadie con sus
predecibles mensajes de acatamiento, pero sí es justo reconocer la
mesura de sus intervenciones.
La personificación de la contradicción estuvo a cargo del Señor Abel
noséqué, Presidente del estatal Instituto de la Música.
A este funcionario, que vive de los dineros que el estado le paga por
regentar una institución policiaco-cultural, -cuya función esencial es
marginar a todo músico renuente a andar la vergonzante senda de la
apología al sistema-, le ha tocado en el reparto incluir el infaltable
bocadillo de "mercenarios asalariados", en alusión a los "grupúsculos"
de cubanos que andamos sobrados del suficiente valor -que él no conoce-
para decir a pecho descubierto lo que otros esconden en lo más recóndito
de sus miedos.
El Señor "noséqué" ha prestado su voz a los intereses creados para
proferir su biliosa diatriba, sin tener en cuenta que cada mes él mismo
firma una nómina y recibe una paga, lo que no puede decir de la inmensa
mayoría de los disidentes cubanos.
Según el Gran Diccionario de la Lengua Española, el término mercenario,
en su segunda acepción, significa "el que recibe una paga por su
trabajo" (infame, en el caso de este señor). Olvida además mencionar el
dinero enviado por Jose Figueres a Fidel Castro, en la época en que éste
recibía de los poderosos de turno el descalificativo de revoltoso.
Identificado el vocero, tratemos de definir la contradicción de marras.
Mientras el régimen organiza este concierto en el que apenas tiene algo
que ganar, -presuntamente concebido para tender puentes entre los
hombres con ideologías contrapuestas-, a este insignificante señor le ha
tocado el trabajo sucio: mantener levantados los puentes entre los
cubanos al interior de Cuba.
Confiemos en que a todos los nefastos noséqué les vaya quedando poco
tiempo de vida útil, y que muy pronto sean sólo un desagradable recuerdo
de la era más tenebrosa y prolongada que nos ha tocado vivir.
Cuando esto suceda, los cubanos tenderemos los puentes de la
reconciliación, por los que deberán transitar hasta los más acérrimos
defensores del actual régimen. Durante esta corta travesía, deberemos
administrarnos algún fármaco contra la buena memoria, como única vía
para enterrar, definitivamente, la cosecha de odio e intolerancia de
medio siglo de dictadura totalitaria.
No faltará nuestro abrazo. Y nuestro voluntario olvido de las mutuas
ofensas.
MERCENARIOS ASALARIADOS - Misceláneas de Cuba (25 September 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=23084
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