11 de mayo de 2017

Me quedo con el paquete!

¡Me quedo con el paquete!
Salimos a la calle a preguntar qué prefieren ver los cubanos en sus
pantallas de televisión
Jueves, mayo 11, 2017 | Ana León y Augusto César San Martín

LA HABANA, Cuba.- En Cuba existen dos fenómenos masivos por voluntad
popular: la bolita (o lotería) y el denominado Paquete Semanal. Este
último se ha convertido, a pesar de la censura, en la alternativa para
no ver televisión cubana, cuya programación ha sido especialmente
diseñada para matar de aburrimiento a la población.

En cualquier país del mundo, donde hay tantas cadenas televisivas
compitiendo por el interés de los espectadores, es prioritario efectuar
estudios de consumo y conocer cuáles son sus preferencias en materia
audiovisual. La producción, por ende, no se detiene. Cada año aparecen
nuevas películas, documentales, series, musicales y animados. Cada
persona escoge lo que quiere ver y sabe en qué cadena televisiva puede
encontrarlo.

No es novedad que Cuba se halla muy lejos de esas posibilidades, en
primer lugar por la falta de recursos. Sin embargo, un fenómeno resulta
paradójico, y es que durante los años noventa, cuando Cuba era más pobre
que nunca, había solo dos canales y la misma dosis de propaganda
política, se hacían mejores programas.

Los que entonces eran niños hoy recuerdan el atesorado espacio de las
Aventuras, donde disfrutaron de Los pequeños campeones, Dos hermanos,
Blanco y negro no, Shiralad o Los papaloteros. Otro tanto ocurría con
las telenovelas. Aunque Brasil ha mantenido históricamente la
preeminencia dentro de ese género, los insulares no olvidan Tierra
Brava, El eco de las piedras, o Las huérfanas de la Obrapía. No había un
centavo durante los años del Período Especial, pero sí voluntad,
creatividad y deseos de hacer televisión.

Actualmente, a la proverbial miseria del ICRT habría que sumar su
exacerbada pasión por la censura, la omnipresencia de Fidel Castro en
cada resquicio de la programación y la psicótica repetición de los
mismos programas. Es imposible encender la tele y no ver o escuchar al
difunto, como si aún continuara entre nosotros. Aparece una decena de
veces al día, como mínimo, provocando en las personas una sensación de
que el tiempo se ha detenido, o un estado psicológico de regresión que
conspira contra toda tentativa de avanzar. La enfermiza tendencia ahora
mismo constituye, gracias al efecto boomerang, una molesta interrupción
que genera indiferencia y conduce a buscar mejores opciones para el
esparcimiento de la mente y el espíritu.

A pesar de la censura que prohibió incluir en su selección cualquier
espacio de carácter informativo, el Paquete Semanal es la alternativa de
los cubanos para exorcizar la presencia malsana antes mencionada, y huir
de la mediocridad enquistada en los ocho canales que hoy tiene la
televisión nacional, incluyendo las emisiones digitales. Toda vez que
las noticias no son de particular interés para los cubanos, el Paquete
resulta perfecto porque la mayor parte de su contenido es de actualidad.

Es probable que quienes dictan la cartelera desde el ICRT sepan que casi
todo el mundo busca sus opciones en otra parte. Además, parecen haber
confundido el envejecimiento poblacional con senilidad prematura, y tal
vez consideran que los adultos mayores no son capaces de recordar lo que
vieron el mes pasado. De ahí la constante repetición de los mismos
materiales, sin asomo de interés por preguntar a la gente qué quisiera
ver en los canales nacionales.

Mientras la televisión del patio perpetúa programas como De la Gran
Escena (tan grande que caben María Callas y Justin Bieber), Contra el
olvido o De cualquier parte, el Paquete ofrece una variedad considerable
de conciertos, vídeo clips y concursos musicales.

Es tan delirante la cartelera cubana, que ahora mismo se está repitiendo
la serie Expedientes X, mientras los doramas y producciones al estilo de
The Walking Dead, Vikings o Game of Thrones son perseguidas tanto en el
Paquete como en los negocios particulares de venta de audiovisuales. El
Estado debe obtener ganancias con tal desatino, porque no es lógico que,
conociendo la calidad de la competencia, se vea tan poco esfuerzo por
parte del ICRT a la hora de televisar algo que valga la pena.

No se puede entender que el canal Multivisión ponga tres veces al año el
filme soviético Piratas del Siglo XX, habiendo tantas buenas películas
que no se han visto en Cuba y que podrían pasar sin complicaciones el
radar de la censura. Incluso, si la política fuera repetir, podrían ser
más selectivos.

No en balde una elevadísima cantidad de criollos compra el Paquete o
paga clandestinamente la "antena". Una selección variada y atractiva es
lo mínimo que merece la gente, y les parece justo desembolsar 2 CUC por
una programación donde todo es "más moderno y más bonito".

El gran problema es la desinformación derivada de estos nuevos caminos
para evadir la fealdad circundante. A través del Paquete y el cable, los
cubanos tienen acceso total a realidades manipuladas que los tienta a
perder de vista su propio contexto y mirarlo de forma crítica. Una
enajenación en la que es fácil caer, y la desconexión intelectual que
ello genera sigue propiciando una situación ventajosa para el Gobierno
cubano.

Video:
https://youtu.be/bjTnoHnIZiE

Source: ¡Me quedo con el paquete! CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/quedo-con-el-paquete/

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