La libertad como criterio de justificación social
Las sociedades se justifican en base a sí realmente promueven el diálogo
o no
José Gabriel Barrenechea, Santa Clara | 02/03/2017 8:36 am
Para ser más libres con respecto a la Naturaleza nos organizamos en
sociedades. Es evidente que al cooperar tenemos más posibilidades de
sobrevivir que en el aislamiento. Por ejemplo, solo integrados en
sociedades podemos hacer ciencia, esa utilísima herramienta en nuestro
empeño liberador de la Naturaleza. Una actividad que como demuestra Karl
Popper en el capítulo 23 de La sociedad abierta y sus Enemigos, mediante
la utilización de Robinson Crusoe en un inolvidable experimento mental,
no puede nunca ser absolutamente individual.
Mas el integrarnos en sociedades establece inmediatamente en torno
nuestro otra fuente inesperada de no-libertad: La propia sociedad, con
todo el enorme marco de restricciones en que se ve cada vez más imbuido
el Individuo dentro de ella, en la misma medida en que esta se
complejiza exponencialmente.
En este sentido, todo parecería indicar que lo que ganamos en libertad
con respecto a la naturaleza siempre terminamos por perderlo con
respecto a la sociedad. Mas no es así. Al menos en el caso de las
sociedades que realmente se justifican, no ocurre el trasvase de
nuestras cadenas iniciales de la naturaleza a la sociedad.
La razón de nuestro mayor control sobre la naturaleza, y creciente
independencia con respecto a ella, nace del hecho de que los hombres
hayamos establecido un diálogo. En el cual no es que solamente
confrontemos nuestras experiencias y pongamos a cuestionamiento público
nuestras ideas, sino que de entrada ese diálogo es condición
imprescindible para la existencia de ellas. Porque las ideas no pueden
existir fuera de la comunidad de individuos que dialogan, en el absoluto
aislamiento de una mente encerrada por completo en sí misma.
Si alguien quiere encontrar una explicación de porqué todos los dioses
se apresuran en crear seres a su imagen y semejanza, no lo dude, la
hallará en esa condición imprescindible para el que piensa, de tener con
quien establecer un diálogo. Porque solo en él, sea como participante
activo o como simple espectador, el que piensa y es consciente de ello
puede existir.
Las sociedades por tanto se justifican en base a sí realmente promueven
el diálogo o no. Mas como un diálogo solo puede mantenerse si quienes
dialogan conservan y multiplican su independencia de criterio unos de
otros, la sociedad como diálogo en último término solo puede
establecerse cuando los hombres somos libres.
La sociedad como diálogo, en consecuencia, solo ganará en poder de
liberar a los hombres de las cadenas naturales en la medida en que sea
capaz de permitir cada vez mayor libertad dentro de sí misma. Mientras a
su vez solo limita aquello cuya restricción hace ganar en eficiencia el
diálogo, mediante el recurso de constreñir aquello de libertad de cada
cual que a su vez limite la capacidad de los otros de ser libres.
Esto nos conduce a una conclusión de importancia trascendental a nuestra
posibilidad de hacer juicios: el grado en que aumenta nuestra libertad
es en esencia el mejor modo de medir si se justifica o no una sociedad
determinada.
Apliquemos lo anterior a nuestras sociedades, y sobre todo a las que
algunos pretenden vendernos como el Non Plus Ultra de la convivencia social.
Source: La libertad como criterio de justificación social - Artículos -
Opinión - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/la-libertad-como-criterio-de-justificacion-social-328773
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